Capítulo VII: Nervios

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Era su primera experiencia en un avión, o "transporte aéreo muggle" como su padre le decía. El viaje duraría cinco horas estándar, según tenían entendido. Hermione se había encargado de todo, tanto la compra de boletos como el alquiler de un hotel vía Internet. Su novio no había entendido muy bien todo, pero confiaba tanto en ella que ni le importaba.

- Sabes que podríamos haber pedido un traslador, ¿cierto? Kingsley es nuestro amigo, no habría tenido problemas... - dijo ella mientras le acariciaba la mano, ambos en sus asientos continuos

- El problema no era crear un traslador, Hermione. Ya te lo dije, las relaciones con el Ministerio de Magia Australiano no son las mejores. Si llegamos como turistas, nos ahorraremos de cualquier problema. ¿Por qué lo dices?

- Porque tendrás que aguantar otro viaje todavía... el de vuelta.

- Por ti, soportaría lo que sea... Enserio, Hermione. No tienes nada de qué preocuparte - esbozó Ron mientras besaba su mano para tranquilizarla

Ella lo besó. Sabía sacarle una sonrisa, ahogar sus preocupaciones, todo en una frase. Era algo que sólo él podía hacer. Sólo Ron tenía ese poder sobre ella.


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La habitación era acogedora, había que aceptarlo. Una cama matrimonial, un simple baño. Sabían que no necesitaban más. Tenían suficiente dinero para comer sin depender de las habilidades de cocina de ninguno. Hermione había elegido muy bien. Se encontraba desempacando mientras su novio la mimaba y la ayudaba esporádicamente. No porque no quisiera hacer las cosas más rápido, sino porque estaba anonadado con la belleza del hotel.

- Ahora que Thomy le regaló ese léfono a mi familia, supongo que podemos llamarlos, ¿no? Aún así, no se cómo funciona.

- Yo me encargo... ¿Podrías seguir desempacando de por mientras? - respondió ella dulcemente mientras se levantaba de la cama, no sin antes plantarle un casto beso en los labios

Sonrojado, siguió haciendo el trabajo que la castaña estaba desempeñando. Todavía no habían iniciado la búsqueda, apenas se estaban instalando. Ron esperaba que su novia estuviese irritable, molesta; para su sorpresa, había estado tranquila en todo momento.

- Hola, Señor Weasley... Si, soy Hermione... Bien, ya llegamos - la castaña respondía a las cordiales preguntas de su suegro mientras el pelirrojo la miraba con ternura - Si, el hotel es genial... Mañana, mañana empezaremos con todo lo referente a mis padres. Ellos saben que son dentistas, así que debieron abrir una oficina aquí... Claro, ahí le paso. Gracias, Señor... Arthur - Ron se acercó a ella y cogió el aparato. Se dio cuenta de que su padre le había pedido que lo llamara por su nombre, prácticamente eran familia

- Papá... Si, está bien... La comida es buena, si... No lo sé, papá, todavía no los encontramos. No sabemos cuando volveremos... Si, Thomas se encargará de todo si no llegamos a tiempo para el inicio de las clases... Si papá, la cuidaré, sabes que siempre lo hice... Bien adiós, manda saludos a todos - Finalmente, Ron colgó

Ambos volvieron a la cama y continuaron desempacando. No sabían cuánto tiempo se quedarían, pero se tenían el uno al otro. Y eso era más que suficiente.

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- Esta es la última clínica odontológica del país, Hermione. Si no están aquí... esto nos tomará más tiempo... porque piensa, podrían haberse dedicado a otra cosa - Ron no pretendía tirar las esperanzas abajo. Él se quedaría todo lo que fuera necesario. No se iría del país sin los padres de su novia.

[Romione] Cuando me miras a los ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora