Capítulo XVIII: El velo del mal

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El frío clima de Noviembre llegó y penetró en el castillo. El mismo, diezmado por la guerra, regalaba una imagen de soledad y misterio. Era como ver un pecio en el fondo del océano. Una verdadera obra de arte para algunos, una tortura para otros. Una lección, quizás, para todos. Ese tipo de eventos deja marcas que no son fáciles de borrar. 

Tanto Harry como Hermione estaban preocupados por los sucesos recientes. Thomas seguía en la enfermería, pero sentían que su condición se deterioraba con el paso de los días. No parecía mejorar. Ron, por su parte, estaba emocionalmente inestable. Por momentos se bloqueaba y se dirigía a un lugar oscuro y lejano en su mente para meditar. Pensaba, discernía, reflexionaba, pero no lo expresaba. Simplemente era como si se ausentase de la realidad por unos momentos para después volver. No era algo tan disparatado, pero inquietaba a su novia.

Debido a las intensas lluvias, Ron había decidido cancelar las prácticas del día. Era algo atípico en él, pero nadie dijo nada. Ninguno estaba seguro de cuál era la forma de tratar con el pelirrojo a raíz de lo que le había sucedido. Sentir lástima por él sólo lograría enfadarlo. Ser indiferente podría generar una sensación de soledad innecesaria. Los extremos siempre son malos.

- Nos está alejando a todos... incluso a ti, Hermione - Observó Harry, parado junto a la cama de Thomas en el ala de la enfermería. Hermione, Ginny y Meli también se encontraban presentes

- Esto no me gusta nada - Agregó Thomas, reflexionando en voz alta - Necesito saber qué demonios está ocurriendo.

- Es algo... algo relacionado con el séptimo piso - Sugirió Hermione - Algo sucedió allí que lo tiene alterado. Se pasa todas las tardes recorriéndolo, por el amor de Merlín.

- Con Thomas escuchamos voces... y hacía mucho calor... es todo lo que recuerdo - Afirmó Harry Potter

La respuesta parecía estar frente a sus ojos, y al mismo tiempo parecía estar muy lejos. Algo no encajaba. Faltaban piezas por juntar.

- Deberíamos ir allí... - Afirmó Ginny - Ver qué encontramos...

- No pienso permitir que pises ese pasillo - Esbozó Harry, muy serio.

- Y espero que no se te esté ocurriendo lo mismo a ti... - Dijo Thomas, observando a su novia. Ella simplemente sonrió culpable.

Estaban solos en la sala común, todo parecía en calma. Sin embargo, la llegada de dos personas los terminaron por alarmar. Viktor Krum y Sephirad se adentraron, observando al grupo deliberadamente. Un silencio sepulcral se hizo presente. Siguieron avanzando rumbo a los dormitorios, sin mediar palabra con ellos.

- Hay algo que no me gusta - Murmuró Thomas, mirando hacia la escalera de caracol.

- Ya te dije que son inofensivos... al menos aquí - Respondió la castaña, negando con la cabeza; pareció dudar con el final de su comentario.

Nuevamente, no logró convencerlo. Thomas era conocido por ser muy desconfiado. De alguna forma, eso lo había mantenido vivo hasta la fecha, pero no siempre era algo que le beneficiase. Por el contrario, esta cualidad a menudo lograba alejar a muchas amistades en potencia. Claro que sus verdaderos amigos ya lo conocían.

- ¿Y quién es Sephirad, de cualquier modo? - Esbozó de la nada - No recuerdo haberlo visto en el Torneo de los Tres Magos hace algunos años.

Nadie respondió. ¿Cómo responder a una pregunta cuya respuesta se desconoce? Al parecer, ninguno de los presentes en esa conversación podía contestar. Nuevamente, un dolor en el pecho de Thomas se hizo presente. De alguna forma, eso logró que la incógnita permaneciera.

[Romione] Cuando me miras a los ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora