Capítulo XXI: Entre la vida y la muerte

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Veinte horas habían transcurrido desde la noticia del doctor. Todo parecía hundirse en un océano de tristeza y depresión. Meli sabía que el tiempo se agotaba. Sin ningún tipo de mejoría, Thomas yacía en la camilla en estado de coma. Era la situación más difícil a la que su novia se había enfrentado.

- ¿Puedes... puedes oírme?... - Le preguntó, aunque sin respuesta - No puede terminar todo así, mi amor... ¿Por qué tenías que ser tan generoso y valiente como siempre? - Prosiguió, sintiéndose furiosa. Era el dolor el que hablaba - ¿No podías quedarte a descansar y dejar que Harry o Ron se encargasen? Claro que no... tenías que ir y poner tu vida en riesgo, teniendo un corazón condenadamente enfermo, para salvar a las personas que amas - Soltaba un sollozo - ¡ERES UN IDIOTA! ¿Por qué demonios lo hiciste? ¿Por qué debías comportarte como el amor de persona que eres? - Sabía que lo que decía no tenía ningún sentido, pero ya de por sí la situación la estaba superando - Juro... te juro que si mueres... Thomas, si te mueres... nunca te lo perdonaré... - Dijo con ira - Si mueres por intentar salvarme... te odiaré por el resto de mi vida - Soltó, para luego caer sobre su pecho, hecha un mar de lágrimas.

Hermione suspiró profundamente al escucharla. Negó con la cabeza, era una pesadilla. Ron, en una silla de ruedas junto a ella, tomó de su mano y la acarició. Había perdido a un hermano tiempo atrás, y ahora estaba a punto de perder a uno de sus mejores amigos. Había sobrevivido por los pelos, y en parte todo era gracias al sacrificio de Thomas. De otra forma, todos hubieran muerto muchísimo antes.

Los minutos pasaban. Algún que otro llanto se escuchaba por los pasillos de San Mungo. Meli estaba devastada. Una hora era todo lo que quedaba. Y allí estaba, recostada sobre su pecho, esperando un milagro. Pero no sabía qué esperar. Había escuchado hablar a Hermione sobre la intensidad de la maldición que se le aplicó. El cómo había sobrevivido era algo que no podían explicar. Todo dependía de su fuerza de voluntad. 

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Caminaba por un pasillo, un túnel. Las luces estaban apagadas. Oscuridad, sombras. Sigue su camino. No encuentra la luz, por lo que avanza. No sabe si va en la dirección correcta, se le pasa por la cabeza voltear. No lo hace, persiste con sus pasos. Thomas no piensa con claridad, no sabe qué sucede, ni cómo ha llegado ahí. Grita el nombre de su novia. Nada. Por el contrario, siente como una fuerza que lo motiva a caminar hacia delante. Y se hace presente. Una luz. Se encuentra al final de lo que parece ser un túnel, el mismo en el que se encuentra. Sin más, avanza.

- ¡NOOO! ¡No vayas hacia la luz, Thomy! - Es la voz que se escucha... su voz... la de Meli.

Titubea. Se comunica con ella, o al menos eso pretende. La oye algo lejana. Frunce el ceño, no entiende nada. Por primera vez en su vida, se siente desorientado. No tiene su varita, incluso parece que está desnudo. Avanza, pero ya no con la misma voluntad. Hay algo que lo sigue empujando, pero ahora existe algo que busca retenerlo.

- Vuelve a mi vida - Dice la voz

Está a unos pocos pasos, y se detiene. Parece que una parte de su voluntad le ha ganado el duelo a la otra. Comienza a caminar, pero en sentido contrario, sin dejar de ver la luz. Camina hacia atrás, empezando a marearse. No le importa, no se detiene. La voz de Meli le ha convencido de que avanzar hacia la luz es una mala idea. Da unos últimos pasos, la luz ya casi no se distingue. Y, finalmente, se desmaya. Cierra los ojos paulatinamente, a la vez que escucha las palabras incesantes de su novia, repitiendo una y otra vez su nombre.

Se despierta. Su mirada se centra en el techo de la sala. Parece que hay una luz tenue que cuelga del mismo. Está en un hospital. Siente una presión sobre su pecho, no está solo. Alza un poco la cabeza y la ve. La dueña de la voz que había estado escuchando. Había llorado, ya que sentía húmeda la camisa de enfermería que le habían puesto. Al parecer, se había quedado dormida sobre él. Hacía fuerza para recordar lo que había pasado.

[Romione] Cuando me miras a los ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora