You're My Romeo

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Washington D.C, Estados Unidos - Febrero 2013

- ¿Es una broma? - Pregunte molesta. - ¿Acaso crees que me iré a vivir con esa plaga de chinos? - Con exasperación me levanté del enorme sofá color negro que adornaba la sala principal de nuestro apartamento.

- Son coreanos, Grace. - Respondió, tratando de no perder la compostura.

- Me da igual lo que sean, ¿has visto las calles acaso? está repleto de ellos, por todos lados.

- ¿Te das cuenta de que lo que dices no tiene sentido?

- Estás loco si piensas que me largare a la China, Edwards.

- Corea. - Interrumpió, corrigiéndome. - Y no me llames Edwards, te lo he dicho un millón de veces - Dijo, tomando de la cristalina mesa las llaves de su Lamborghini.

- ¡Papá, sea Corea, China o a la vuelta de la esquina, no me arrastrarás a ningún lugar! - reproche, perdiendo los estribos. - ¿Porque no montas tu nueva empresita en algún otro estado del país? - pregunte, burlándome.

- Mis decisiones no tienen por qué ser aprobadas por los demás, quieras o no tendrás que mudarte. - Finalizo duramente.

- Tengo veintiún años, ¡mis decisiones no tienen por qué ser aprobadas por ti! - Sentía como mis cabeza hachaba humos por la frustración - Ya veo, por esto insististe con el cursito de Hangul, no puedo creerlo...

- ¿Y qué pretendes hacer aquí sola? No sabes hacer nada, no tienes una carrera, ni un trabajo. Te la pasas todo el día afuera con tus amigos y por las noches en fiesta - Me respondió indignado - Es mi última palabra, Grace. - dijo, dirigiéndose a la puerta de salida.

- ¡También es la mía! - Alce la voz con obvios signos de indignación cruzando los brazos, viendo como se iba dejándome como siempre sola.

Seúl, Corea del Sur - Marzo 2013

Sé que había dicho que era mi última palabra, pero ¿cómo podía quedarme en Estados Unidos? ni siquiera tengo donde caer muerta, literalmente. Ni un solo centavo, tampoco trabajo, absolutamente nada. Ahora que lo pienso soy bastante inútil, lo sé.

La nueva empresa de Edwards estaba ubicada en Av. Euljiro 1-Ga #503, Seúl, Corea del Sur. "Jewils Company" dedicada a la creación de artículos electrónicos de alta cálida. Ciento cinco edificios alrededor del mundo, cincuenta y cinco países disfrutaban lo mejor de la tecnología. Y yo, Grace Walker teniendo que vivir al otro lado del mundo porque a mi querido padre se le había ocurrido competir con los Chinos. ¡Estupendo! Como te odio Edwards Walker.

- ¿Cómo te va en Chinalandia? - Pregunto Allis, al otro lado del teléfono.

- Fenomenal - Conteste, ironizando cada palabra mientras caminaba por los pasillos del nuevo apartamento que Edwards había comprado. Hogar dulce hogar.

- ¿Has visto a Jackie Chan? - su voz se notaba algo emocionada.

- No seas estúpida Allis, estoy en Corea del Sur no en China - Respondí, con desagrado apretando el botón del ascensor. - ¿Tú has visto a Britney Spears?

- No, pero espero algún día verla, le daría mis saludos de tu parte.

- Que graciosa - Comente, burlándome, - Hablemos luego, subiré al ascensor, ya sabes la interferencia y esas cosas.

- Ok, hablamos luego, te quiero Heidi - dijo, antes de colgar.

- Heidi es japonesa no coreana - Respondí, mirando el teléfono con desagrado ya que Allis había colgado. Era una de mis pocas amigas, sinceramente la única. Nos habíamos conocido en secundaria, en detención para ser exacta. Dejarla al mudarme fue lo único que realmente lamente.

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