Te Necesito

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Al llegar a nuestros destino, contemple una enorme mansión blanca con una entrada enrejada color negro, junto a ella una placa dorada la cual tenía el nombre de la familia. Este chico vivía bastante bien, no se comparaba a mi apartamento.

- Así que Yoo YoungJae - dije, leyendo el apellido de la familia, aún estando tras de él.

El no dijo nada, las rejas automáticamente comenzaron a abrirse y el chico acelero para recorrer el enorme jardín antes de llegar a la mansión de tres pisos.

- Quédate aquí, bajare enseguida - ordeno, bajándose de mi motocicleta, dejándome en la gran entrada de su humilde vivienda.

- Quiero entrar contigo - respondí, haciendo un puchero.

- No... - dijo, para comenzar a caminar a la entrada.

- Wow, eres bastante adinerado... - Sin hacerle el más mínimo caso, me baje y lo seguí caminando, viendo a mi alrededor.

- Aishh, ¿no haces caso a lo que digo? - comento de mala gana, sin parar de caminar.

- Oh por cierto... Soy Grace

- No me importa - respondió.

- ¡YoungJae! - dije, imitando el tono de la princesita de la noche pasada.

- Puedes parar con eso - respondió, sonriendo levemente. Abriendo la gran puerta principal dejando a la vista un enorme y elegante salón.

- Entonces... tu también sonríes - comente, admirando su bella sonrisa la cual al instante cambió por un gesto desagradable.

Al entrar me encontré con una salón bastante elegante, tenía tres sillones color miel, los cuales estaban frente a una hermosa chimenea, las paredes adornadas con pinturas de su familia, lo note al ver que en uno de ellos, salían lo que al parecer eran sus padres junto a él. Supuse que era hijo único. En otra pintura sus padres junto a la princesita y los padres de ella. Ni siquiera la conocía y ya la odiaba.

- Espérame, sentada ¡aquí! - volvió a decir, remarcando sus última palabra, apuntando al bello sillón.

- No quiero - dije, de mala gana burlándome. Por lo que el paso sus manos por el cabello con aparente signo de exasperación.

- No entiendo en qué momento decidí traerte hasta aquí. - hablaba con el mismo.

Subió las escaleras mientras yo lo seguía saltando y subiendo con diversión tras de él. Al recorrer los pasillos y las miles de puertas logramos llegar por fin su habitación.

- Espérame, aquí afuera. Por favor... - dijo cansado, entrando y dejando la puerta junta.

- ¿Por qué la amargura? - me pregunte, al ver que cerraba la puerta en mi rostro.

Pasaron algunos minutos y el aún no salía, por lo que cuidadosamente pateé la puerta sin hacer mayor sonido, abriendo esta lentamente.

¡Oh mi dios! El chico estaba cambiándose ropa, a pesar de que sus pantalones estaban en su lugar, su torso al descubierto dejo ver lo trabajado que estaba.

- Estas bien dotado, cariño... - Dije divertida, devorándolo con la mirada, desde la puerta.

- ¿YoungJae? ¿Estás en casa hijo? - escuche desde las escaleras una voz que se acercaba.

Sin previo aviso, el chico tomo mi brazo y me introdujo a su habitación cerrando la puerta con pestillo, yo solo disfrutaba el paisaje, sus fuertes brazos y su torso desnudo frente a mí.

- No hables - pidió en un susurro, dejándome acorralada entre la puerta y el, tan cerca que mi rostro que noté su cálido aliento.

- Estoy cambiándome... - respondió, para que la mujer tras la puerta escuchara. Su habitación era enorme, paredes color blancas con un suelo gris, cortinas azules adornaban y combinaban a la perfección, una cama doble con un elegante cobertor negro acolchado.

You're My RomeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora