Desnudarlo con la mirada no se comparaba a lo que mi mente estaba pensando en estos momentos. La presión que ejercían sus labios contra los míos me hacía desearlo con más ganas que nunca, era lo único que tenía en mente, sólo él.
- Esta vez no podrás escaparate de mi... - fue lo último que escuche susurrar antes que el tomara el control de toda situación.
Me tomo de las caderas subiéndome a sus brazos y con la mayor facilidad me llevo por los pasillos hasta su habitación. Esta vez no habría interrupciones, esta vez podríamos llegar hasta donde la oscuridad de la noche nos llevara. Una vez ahí en esa cama que pedía a gritos que nos uniéramos, podría expresar sin palabras lo que verdaderamente estaba sintiendo por él.
- YoungJae... - logre decir, despegándome apenas unos centímetros de sus labios. Su respiración a milímetros de mi rostro me quemaba de una forma inexplicable, era algo maravilloso, nunca sentido antes.
- No digas nada... - susurro, acariciando con sus dedos una de mis mejillas, uniendo nuestras frentes.
Y es lo que hice, no dije nada.
Con delicadeza tomo mi rostro, juntando nuestros labios una y otra vez, besándome desesperada y apasionadamente. Me deje llevar, entrelazando nuestras lenguas, irrumpiendo cada rincón de mi boca, sus labios tan suaves, tan dulces, tan perfectamente irresistibles eran una adicción, podría besarlos eternamente. Deshaciéndonos de cada prenda que vestíamos, sentí como temblaba de las ansias, sabía el efecto que causaba en el pero aun así cada segundo me impresionaba más. Entrelace cada uno de sus finos cabellos sobre mis dedos, mientras que sus labios rondaban por mi piel desnuda, el calor de nuestros cuerpos aumentaba en cada caricia. Sus manos inspeccionaban cada lugar de mi cuerpo, me estremecí ante su tacto. Quería más de él, quería todo de él, sentirlo como jamás lo había sentido, quería tenerlo para mí, de una manera especial, quería hacerle el amor y quedarme a su lado durante el resto de la eternidad.
Mis brazos lo atrajeron más a mí, apretándolo contra mi cuerpo, asegurándome que esto no era un sueño y que estaba a mi lado, que no se iría. Un suspiro acalorado se coló entre sus labios y sentí como mi piel se erizaba al escucharlo. Me separe un instante para observarlo, su mirada fundida en el deseo, sus labios apeteciblemente rojos, no podía creer que mis ojos tuvieran el privilegio de admirar tanta belleza.
Esta vez surgió un beso lleno de pasión, lleno de deseo. Sus manos revoloteando a mis costados, subiendo y bajando, explorando cada rincón de piel. Las yemas de sus dedos delinearon mi espalda con suavidad. Sus labios descendiendo poco a poco, torturándome con tal fogosidad, bajando lentamente hasta mi clavícula, guiándose por un rastro de besos, que bajaban con la intención de llegar a mis pechos desnudos. Gemí de placer al sentir sus labios, era una maravillosa tortura sentir su boca por cada milímetro de piel expuesta, mientras sus manos me apretaban y acariciaban al unísono.
Para su sorpresa y en un movimiento rápido me puse sobre él, en ese instante sentí que el corazón podría salirse de su lugar, los latidos eran cada vez más potentes. Sus manos quemaban en mi piel, el placer que me hacía sentir era inexplicable, y podría añorarlo por siempre, lo necesitaba dentro de mí, necesitaba unirme junto a él.
Me beso, lo bese, me acaricio, lo acaricie, me probo con sus labios y es lo que hice, y en ese preciso instante se removió hasta quedar sobre mí, fue la primera vez en mi vida que me sentía completa, perfecta... Ahora éramos uno solo.
Mi respiración se tornó dificultosa, agitada. Pronto sentí que la fuerza incontenible de su cuerpo sobre el mío y los movimientos que causaba sobre mi...
Fue en ese momento, en ese pequeño instante donde descubrí que esto iba más allá de un juego, no iba a admitirlo, nunca se lo diría, pero mi inconsciente sabía que desafortunadamente me había enamorado... Tenía claro que esto sería imposible.
* * *
Abrí los ojos lentamente ya que la luz que se colaba por la ventana de la habitación pegaba directamente sobre mi rostro, era tan resplandeciente, me parecía que la vida era distinta, todo parecía más reluciente y perfecto. Mire hacia mi lado y ahí estaba el, desnudo entre las sabanas con su rostro sereno y reluciente, recordé lo que habíamos vivido la noche pasada y no pude evitar sonreír como idiota, en silencio me moví hacia su lado para quedar más cerca de él y besar suavemente su hombro.
- Buenos días... - susurro, adormilado sin abrir los ojos y pasando por debajo de las sabanas uno de sus brazos para acariciar mi espalda desnuda.
- Te he despertado, lo siento... - susurre a su lado, apoyando mis labios en su hombro.
- Desde cuando dices lo siento por algo - comento sonriendo, abriendo los ojos lentamente.
- Idiota.
- Este idiota te encanta.
- Lo detesto - susurre, dándole un pequeño beso en los labios. - ¿Tienes hambre?
- Sí, pero me temo que no es de comida - respondió lanzándome una mirada picara, recorriendo con su manos mi cadera.
- Sabes que tenemos todo el día para zacear tu hambre ¿no? - susurre, besándolo por última vez, antes de salir de la cama y tomar su camisa del suelo para vestirme.
- Tráeme un vaso de agua, esclava - Dijo, sonriendo al verme salir de la habitación.
- Luego veremos quién es esclavo de quien.
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You're My Romeo
FanfictionCuando el amor se encarama en las ramas del destino no hay quién lo detenga... El se llama YoungJae de la aclamada familia Yoo, quienes son dueños de la gran empresa nacional Founs Study. Ella se llama Grace y es una Walker, hija del nuevo empresari...