Capítulo 36

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Me doy una larga ducha después de explicarle el porqué decidí no estar más en casa de Royce y una vez que me visto, ocupo el sofá. Son casi las cinco de la mañana, no tengo sueño y Samantha se encuentra en la cocina preparando unos sandwiches.

—Te hice dos —dice rato después y me entrega los mismos.

—Gracias.

—¿Estás segura de todo esto? —se sienta a un lado—. Dijiste que lo querías y no sólo eso, esperas un hijo de él.

—Sí Samantha, pero cuando leí ese mensaje confirmé que esto siempre será una farsa por más que me esfuerce en ser la prometida feliz.

—Si tú lo dices —encoge los hombros.

¿Qué clase de chico engaña a su prometida mientras están de viajes, sabiendo que en ese mismo viaje se acostó con ella? Sólo él. ¿Y qué clase de esposa abandona a su esposo el mismo día de su boda? Yo.

Algunas lágrimas recorren mis mejillas al recordar lo idiota que soy, pero debo olvidar eso y ser fuerte, ya que alguien más crece dentro de mí.

16 de septiembre

—Nos vemos más tarde —Sam da un beso en mi mejilla, recoge sus cosas y antes de salir me mira—. Dime suerte para este examen, por favor. De esto depende entrar en la universidad y...

—¡Suerte!

Acabamos de llegar del médico, la pancita apenas se nota pero me tenían preocupada los mareos y náuseas que he presentado desde que vine a mi apartamento. El doctor nos dijo que es algo normal, cosa que me deja más tranquila.

¿Qué será de Royce? hace casi un mes de haber dado el sí en el altar y desde ese día no lo he visto. Por mi mente ha pasado la idea de pedir una separación definitiva entre nosotros, pero Smith no va a aceptar hasta haberse cumplido el tercer mes. Apenas ha pasado el primero y lo que más deseo es que estos dos pasen rápido. Aún no les he dicho a mis padres sobre el embarazo, ni tampoco quiero hacerlo hasta más adelante. He buscado trabajo ya que quiero independizarme, y no seguir siendo la nena o el títere de Smith pero por mi estado me han rechazado en las entrevistas. He estado asistiendo a un curso de teen mom donde he conocido a varias chicas con casos muy similares al mío, a diferencia que con ellas no hay boda falsa de por medio.

El móvil suena y antes de contestar alguien toca a la puerta.

—¿Qué has olvidado Sam...? —callo al verlo, serio y de brazos cruzados.

—¿Puedo pasar? —niego—. Bien.

—¿Qué haces aquí? ¡Vete! —alzo la voz.

—No me voy a ir hasta que me expliques porqué te fuiste el mismo día de la boda.

—Boda que se hizo por el trato de mi padre.

—Pero con los días aceptaste que sentías algo por mi, ¿o ahora lo vas a negar? ¡Sólo necesito una explicación!

—Antes de dártela quiero decirte que he pensado y tomado una decisión.

—¿Qué decisión?

—Cancelar todo —carraspeo—. Cerrar el trato, separarnos antes de los tres meses. Es ilógico que me haya casado contigo por una decisión que tomó mi padre por el maldito dinero, y además...

—¿Además, qué?

—Que no fue por amor. Ahora si me permites Royce, debo asistir al curso.

—¿Qué curso?

—No te importa —recojo las cosas necesarias, las guardo en la cartera y salgo tropezando su hombro—. ¿Te vas a quedar para ordenar el apartamento o te irás?

Cierro la puerta una vez que nos dirigimos a las escaleras donde acelero el paso para llegar antes que él. Salgo del edificio, miro hacia atrás y viene apenas bajando el primer piso, cosa que me hace gruñir ¿por qué no puede alcanzarme?

Una camioneta de color negra se estaciona al frente del edificio, un poco más adelante que donde Royce estacionó su auto. El conductor baja la ventana y una sensación de escalofríos recorre mi cuerpo al ver su cara.

—¡Patricia! por favor necesito una explicación.

—Ya, Royce —dejo de mirar ese auto y el rostro del chico—. Nos vemos luego, adiós.

Cruzo la calle dirección a la parada de autobuses pero escucho como la puerta trasera de ese auto se abre y me pasmo. Doy lentamente la vuelta, Royce está subiendo a su auto ajeno a la situación.

Un hombre me abraza por la espalda y me sujeta fuertemente. Pataleo e intento zafarme pero él tiene el triple de fuerza que yo. Cuando quiero gritar me cubre la boca con un trapo sucio; momento después mis brazos y pies se debilitan. El sueño me invade, lo único que siento es como me carga para llevarme al auto y también escucho los gritos de Royce.

El Arte del Destino (Prince Royce)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora