Capítulo 15

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31 de julio

Pone el xbox en pausa y me mira, debo darle una respuesta ahora mismo sobre el viaje de mañana.

—Y entonces...

—Voy a ir a México —juego con mis manos—. ¿Regresaríamos cuando?

—Estaremos tres semanas allá. Tengo un compromiso con el equipo de dar conciertos y asistir como jurado a un programa.

—Estaríamos aquí el veinte de agosto.

—No sé exactamente pero más o menos, sí.

—De acuerdo. Iré.

Doy la vuelta para subir a la habitación y seguir ordenando las cosas pero agarra mi brazo.

—Necesito tu pasaporte —dice de manera obvia y volteo los ojos.

Puedo mostrarle cualquier cosa menos el pasaporte e identificación del estado, salgo como zombie en esas fotos y las considero inéditas.

Ríe hasta más no poder con la foto y me siento tonta. Alguien pasa al mediodía por el mismo y nos dice que debemos estar mañana en el aeropuerto temprano. Ordeno las dos maletas que llevaré cuando él entra para comenzar a arreglar las suyas.

Detallo los vestidos de verano, suéteres y blusas sin saber cuál son las correctas para llevar.

—¿Cuál crees que deba llevar?

—¿Le estás preguntando eso al pedófilo e imbécil?

—Sí, ¿o ves a algún otro por aquí?

—Cualquiera de las tres opciones estaría bien.

—Ok, gracias.

Como no decido, termino llevando las tres opciones y es que así soy yo,  acostumbro meter muchas cosas cuando viajo porque es mejor que sobre y no que falte.

(...)

—Sí, te he dicho que Patricia es hermosa —habla al teléfono y me ruborizo al instante.

Escucho el resto de la conversación donde no vuelve a mencionarme y me acerco cuando corta la llamada.

—Quería saber a qué hora saldremos mañana.

—Me acaban de avisar que debemos estar allá a las nueve.

—Está bien —bostezo—. Buenas noches.

(...)

01 de agosto

—Vamos a perder el vuelo —lo escucho decir a lo lejos y me remuevo incómoda entre las sábanas.

—¿Qué hora es? —pregunto soñolienta.

—Debemos estar allá a las nueve y falta una hora.

—Unos minutos más, por favor.

No intenta despertarme otra vez, por eso me acomodo dispuesta a seguir durmiendo pero cuando escucho la ducha entreabro los ojos.

—Tú lo has buscado —me saca de la cama como si de un saco de papa se tratase y aún escuchando mis gritos de que no lo haga, me deja bajo la fría agua.

Le grito barbaridades a la vez que titirito y no me queda otra opción que desvestirme. Media hora después vamos en el auto que el equipo usa para trasladarse hacia el aeropuerto, voy durmiéndome pero si lo hago pierdo.

Los gritos de las chicas en el aeropuerto me irritan y continúo hacia el interior sin él. Saco algo de mi bolsillo y es el papel que aquella chica me entrego esa noche.

—Ya vamos —se acerca despeinado y algo agitado, va tranquilo ya que alguien rueda sus maletas mientras yo tengo que llevar las mías.

—Olvidé decirte —miro el nombre de la chica—. Hace poquito me encontré con una chica en un café. Me dijo que te apreciaba mucho y que anhelaba que supieras de ella aunque sea por mi. Se llama Miranda, y créeme, para ella eres muy especial —le entrego el papel.

—Gracias por haberlo recordado días después, ella pensará que ignoré su mensaje.

—Disculpa, soy muy mala mensajera.

Abordamos el avión con su equipo y no resulta ser un vuelo comercial sino privado y me siento en el lado de la ventana.

—¿Qué haces? —observo nuestras manos.

Él las había entrelazado y se siente rara la sensación.

—Agarrándole la mano a mi futura esposa.

(...)

Para aparentar ser el novio correcto ante las cámaras mexicanas me ayuda con las maletas una vez que pisamos el aeropuerto de nuestro destino. Su equipo se ve muy unido y divertido, incluso Laura se acerca un par de veces a preguntarme si me siento cómoda ya que es la única que lo sabe todo.

Estoy en el baño arreglando mi cabello cuando una chica entra.

—Patricia —seco mis manos con el vapor del aparato colgado en la pared—. ¿Podríamos tomarnos una foto?

—¿Conmigo? —asiente—, ¿por qué?

—Estás al lado del chico que adoro como platónico y quien me inspira a luchar por mi sueño de ser cantante. Me gustaría una foto contigo. Ya quisiéramos todas nosotras estar en tu lugar, junto a él.

El Arte del Destino (Prince Royce)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora