Capítulo 55

242 17 0
                                    

12 de noviembre

Hace casi un mes que Royce regresó a su casa y yo aún sigo en New York. Después de pensar muy bien las cosas reconozco que actué mal al no darle la oportunidad luego de saber que él no tuvo nada que ver con ella, y que mi orgullo pudo más.

Shanelli ya sabe que será tía y a diario viene a casa de mis padres para tratar de convencerme que debo hablar con Royce. Además, junto a su madre y la mía salimos con frecuencia y no desaprovechan la oportunidad de comprar muchas cosas aun cuando ni sabemos el sexo.

—¿Has escuchado ese titular? —Sam entra a la sala cargando dos vasos con jugo de naranja y los deja sobre la mesa—. Tu espo, digo, Royce está de gira y sus conciertos han sido todo un éxito.

—Lo he escuchado pero no quiero saber más —hablo y seguido apago el televisor.

—Eres tan terca —voltea los ojos y se sienta a mi lado—, que tanta terquedad está lastimándote, sumándole tus insoportables cambios de humor por el embarazo. ¡Dios! me recuerda cuando tenías dieciséis y eras insoportable.

—Ya calla —le lanzo un cojín.

Su móvil vibra sobre la mesa y sonríe al ver la pantalla. Desde hace unas semanas no suelta ese móvil, a mi parecer está hablando con algún chico.

—Estás saliendo con alguien —me mira agrandando sus ojos y tartamudea—. Te conozco muy bien, Sam.

—¡Pues ya! —ríe—. Si estoy, bueno no saliendo pero sí hablamos y hemos tenido varias citas...

—¿Cómo se llama?

—Gus —se sonroja al mencionarlo y río para fastidiarla—. Se llama Gustavo. ¿Pero sabes? me da miedo. Mi relación anterior no funcionó y temo que todo vuelva a ser igual.

—Sam, no funcionó porque no era para ti y eso no quiere decir que Gus vaya a lastimarte igual —deja el móvil a un lado—. Has hablado de eso con la psicóloga y has avanzado mucho, no retrocedas por favor ¿si?

—No retrocederé —sonríe—. Me gusta mucho, mucho ¡muchísimo! y sé que es muy diferente pero... no quiero ser yo la que arruine todo si acepto andar con él como pareja.

—No lo arruinarás.

—¡Está llamándome! —chilla y se pone de pie—. Bajo cuando acabe de hablar.

Río al verla correr hacia su habitación y bebo el zumo.

—Hemos llegado —escucho decir a mi padre cuando ha entrado a casa junto a mi madre.

—¿Cómo les fue? —termino mi zumo y comienzo el de Sam, lo dejó por estar hablando con el tal Gustavo.

—Bien cariño. El doctor encontró perfecto a tu padre, le redujo la dosis de medicamentos y podrá volver a las oficinas —explica a la vez que saca unas cosas de su cartera—. Y no sólo eso, ahora la familia Smith será socia en una fundación beneficiaria a niños con cáncer.

—¿En serio? —sonrío—. Es muy lindo saber que formaremos parte de un proyecto así.

—Muéstrale lo que hemos comprado para el o la bebé.

Mi madre se acerca con algunos bierones, baberos, rasca encías y chupones.

—Están muy lindo.

—Tu padre fue el de la idea.

(...)

Estoy por quedarme dormida en el sofá cuando suena mi móvil notificando una llamada entrante de Shanelli. El enojo de saber que han arruinado mi siesta del mediodía dura sólo unos segundos y seguido contesto.

El Arte del Destino (Prince Royce)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora