Capítulo 56

266 18 1
                                    

Cuando intento huir de la habitación estúpidamente tropiezo con un par de zapatos, pero Shanelli es lo suficiente rápida y me sostiene.

—Él me lo pidió —lleva ambas manos a su cintura y bufa—. Él quiere verte, y me pidió que te trajera hasta acá. Lo siento, sé que no quieres verlo.

—Tienes razón —suspiro—. Es tu hermano, lo sé. Estarás siempre de su lado y harás lo que te pida para verlo feliz pero, pero sabes que no estoy preparada para verlo. No después que actué con orgullo hace un mes.

—Entiendo. Si no quieres verlo, es mejor que volvamos ya.

—Puedo volver sola.

—Me matará si se entera que te dejé ir sola a esta hora. ¿Vamos?

Camino lo más rápido que puedo entre los pasillos por temor a que haya acabado su presentación y lo encuentre. Quiero verlo, de hecho es lo que deseo pero si lo hago será el momento de decirle la verdad y es para eso que no estoy lista. Shanelli lo sabe y no entiendo porqué que se prestó para algo así.

Subimos al auto donde después de escribir algo en su móvil arranca perdiéndose entre las calles de New York.

—¿Estás molesta?

—No, no lo estoy —juego nerviosa con mis manos.

—Se me ocurrirá alguna excusa para decirle. No te preocupe porque no sabrá que llegaste a pisar su camerino.

Asiento restándole importancia y me dedico a mirar a través de la ventana.

Una vez que me deja en casa, me despido y bajo del auto prometiéndole verla pronto. Al entrar, encuentro a un señor al cual no había visto anteriormente, está sentado conversando con mi padre y éste al verme sonríe.

—Hola cariño.

—Buenas noches —miro al señor—. Hola papá.

—Te preguntarás porque tenemos visita tan tarde, pero despreocúpate que es un amigo —ríe—. ¿Vienes conmigo un momento?

Camino tras él hasta llegar al despacho, ocupa su sillón y hago lo mismo a un lado. Algo se trae y no puedo contenerme a saber qué es.

—Cuando estaba hospitalizado Royce conversó conmigo.

—Aja.

—Me contó lo mucho que te adora...

—Otra vez comienzas con los rodeos.

—Y me dijo también lo que sucedió con una chica, que se mal interpretó todo.

—¿Te pidió que hablaras conmigo? debí suponerlo.

—No hija... —suspira—. ¿Por qué el piensa que ese bebé no es suyo? ¿Le hiciste creer eso? —guardo silencio y asiente una vez que lo toma como un —. Él no fue a pedirme que hablara contigo para volver con él, lo contrario, me pidió que adelantara la separación a casi tres meses desde que...

—¿Quiere el divorcio? —trago fuerte para pasar el nudo que se ha formado en la garganta. Él quiere separarse; Sam tenía razón, yo misma lo alejé.

—Así es. El señor que está afuera es tu abogado, ha traído todo y mañana acabaremos con esta farsa.

13 de noviembre

Me fue imposible conciliar el sueño durante toda la noche. Ya hoy daremos por finalizado algo que comenzó como un simple trato, y no, no estoy preparada. ¿Qué haré después? Si creo que tengo tantas cosas que decirle, más momentos que compartir...

—Ya llegó el abogado, Patti —mi hermana habla desde la puerta y la miro de reojo—. Ya no te sientas mal ¿si? recuerda que tu bebé recibe todas tus emociones.

Recuerdo el viaje a México, las escenas de celos que alguna vez le hice, los insultos, las bromas y las cosa que inventé para hacerle pasar un mal rato.

—Hey —chasquea sus dedos frente a mi—. Estás perdida.

—Siento, siento que lo adoro mucho y que no hemos estado juntos lo suficiente.

—Si quieres pasar más tiempo con él, ya sabes qué hacer —se encoge de hombros—. Ya bajemos.

Cuando voy por el último escalón siento mis piernas flaquear al verlo. Luce tan guapo, mucho más que cuando mi padre anunció todo esto hace meses en esta misma sala.

—Buenas...

—Buenas tardes —se adelanta Sam y me da un leve codazo para que continúe bajando.

—El abogado viene con Rojas, y el señor acá presente es el tuyo hija.

—Hace un par de semanas mi cliente solicitó mi ayuda para dar oficialmente con su separación.

Ocupo el asiento al lado de mi padre y de su amigo abogado, Sam se mantiene de pie observándonos y Royce, Royce no aparta sus ojos de mí logrando de alguna manera intimidarme.

Una charla de unos veinte minutos finaliza y su abogado tiende una carpeta con hojas impresas de algunos acuerdos a los que hoy les pondremos fin. Dejo que mi padre los lea, los revise y debata con los abogados.

Alguno de ellos deja un bolígrafo sobre la misma carpeta y es él quien firma primero. ¿Quiere acabar con todo ya? ¿O no quiere seguir presente en este incómodo momento?

—Su turno, señorita Smith —desvío mi mirada al abogado que está a mi lado y luego agarro el bolígrafo que Royce usó segundos antes.

Dudosamente la acerco al papel y cuando está lo suficiente cerca me quedo sin hacer nada, pensando que si firmo todo habrá acabado.

—Vamos hija —anima mi padre imaginando que está haciéndome un gran favor.

Suspiro y termino firmando. Siento una presión tan grande en el pecho que me obliga a inhalar varias veces. Ya no seré más Rojas, ya no pertenezco de ese modo a su familia aun cuando alguien nos unirá, para siempre.

Mi padre se entiende con los abogados y con Royce, conversan por varios minutos y no soy consciente cuando se ponen de pie para retirarse.

—Sam acompaña a Geoffrey a la puerta —pide mi padre.

—No quise interferir en su decisión ya que eres tú la que sabe lo que quieres y es mejor para tihabla mi madre que se mantuvo en total silencio durante todo el proceso—. Recuerdo que cuando viajaste con él me llamaste contándome lo enredada que estabas, y te dije que debías escuchar tu corazón.

Alcanzo una copia de los papeles que han quedado sobre la mesa y la observo.

—Lo amo mamá, no sé cómo pude en tan poco tiempo pero lo hago.

—¿Entonces qué esperas? no lo dejes ir.

El Arte del Destino (Prince Royce)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora