Capítulo 43

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Termino de maquillarme y seguido me pongo los aretes. Apago el móvil y lo dejo sobre la mesa de noche para luego bajar, ya me han felicitado lo suficiente a través de mensajes y llamadas, por tal me desconectaré lo que resta del día del móvil.

Todos abajo están reunidos, no sé de dónde mi madre ha sacado a tantos invitados pero lo cierto es que no conozco a todos, así que asumo que se tomó el atrevimiento de invitar a varios de sus amigos. Al verme se acercan a felicitarme y sonrío para no ser mal educada, mientras sólo pienso ¿quiénes son?

—¡Amiga! —Alexa corre hacia mi y me abraza sin dejar de sonreír—. Qué gusto verte hoy en tu cumpleaños. Estás muy guapa.

—Gracias —respondo incómoda.

—De nada, preciosa. Por cierto, he conocido a Geoffrey y está guapísimo. Tienes a un galán como esposo.

—Si, es muy guapo —asiento sin dejar de jugar con el anillo que está en mi anular.

—¿Estás comiendo mucho, no? te veo más rellena.

—No me digas eso —intento fingir sin dejar de pensar en el bebé—. La dieta no me está funcionando entonces, excelente —junto los labios.

—Creo que debes cambiarla —ríe—, y hacer más cardio. Ahora con permiso, iré al jardín.

—Esa amiga tuya es muy pegajosa e insoportable —Royce llega momento después cuando Alexa se ha ido.

—Lo sé, la conozco muy bien y sé cuáles son sus intenciones a veces.

—¿Estás celosa? —entrecierra los ojos y hago una mueca.

—Me ha dicho que eres guapo, y también que estoy más rellena.

—Me lo ha dicho cuando nos presentaron.

—Es una lanzada —bufo—. Me siento incómoda aquí. Están celebrando mi cumpleaños y siento que estoy lejos de todos, siempre he detestado este tipo de reuniones.

—Vamos a tu auto, te mostraré algo.

—¿Qué? —sonrío—. Suena tan lindo eso de mi auto.

Lo sigo hasta llegar a donde están los demás autos, subimos al mío y enciende una de las luces. Observo el interior del mismo; inhalo el olor a nuevo y paso los dedos lentamente por sobre el protector que cubre el volante y los asientos.

—Ten, esto es para ti.

Dudo unos segundos antes de agarrar la cajita blanca que me ofrece. Una vez que sonríe decido abrirla y lo miro cuando descubro qué es.

—Está muy bonita, gracias —detallo la cadena de oro que luce un precioso dije en forma de corazón y con un vacío dentro, donde se supone va otro corazón.

Nos besamos una vez más hasta que mi madre toca la ventanilla del auto para decirme que debo estar junto a los invitados.

03 de octubre

Royce

—¡Se nos hará tarde! —escucho a Patricia gritar desde el sofá.

—Estaba buscando mi móvil, ya estoy listo. ¿Vamos?

—¿Qué tanto hacías en el baño? y dime la verdad. Las únicas que podemos tardar somos nosotras —bromea mientras recoge su bolso y otras cosas.

—No hacía nada.

—Bueno, vámonos ya o perderé la cita.

La verdad sí hice mucho en el baño y fue pensar; acompañaré a Patricia a una de las tantas citas médicas y veré al bebé por primera vez. No sé cómo sentirme al respecto, ella asegura que ese hijo no es mío e incluso cuestioné a Sam y lo negó muchas veces. ¿Con quién pudo estar Patricia? ¿por qué?

Cuando llegamos a la clínica habla en recepción y luego subimos al piso cinco donde para nuestra suerte somos los primeros con el obstetra. Estoy nervioso, no sé porqué y como si fuera poco ella no deja de utilizar su móvil.

Cuando el doctor nos hace entrar al consultorio puedo sentir mis manos húmedas.

—Buen día señorita Smith, ¿cómo va ese embarazo? —le sonríe.

—Muy bien doc, o eso creo. Siento que en los últimos dos días las náuseas han disminuido y eso se siente excelente.

—Bien —apunta algo en una hoja y me mira sobre sus lentes—. ¿Lo conozco?

—Es mi esposo.

—No vino con la misma persona de la cita anterior.

¿Por qué ha dicho eso? ¿Acaso ella vendría con otro chico? Dios, todo es difícil. Quiero a Patricia, realmente lo hago pero siento que estoy asumiendo un rol que no me corresponde, y es estar aquí junto a ella y su bebé.

Cuando termina el proceso de preguntas nos guía a otra parte del consultorio donde Patricia se cambia por una bata de color azul, se acomoda ante él y es incómodo cuando sé qué está haciendo el doctor con ella.

—¿Qué tal todo doctor?

—Todo va perfecto Smith, su tamaño concuerda con el tiempo que tienes y si sigue así será un embarazo perfecto.

—¿Y por qué no veo esa mancha en la pantalla? —Patricia muerde su labio, está nerviosa o ansiosa.

El señor remueve por un rato el aparato allí abajo y después sonríe.

—No será un bebé que adore las fotos, al parecer no quiere ser visto el día de hoy por su madre —cuando dice eso me duele que no me haya incluido visto que estoy presente.

Explica algunos otros detalles bajo la atención de su paciente y media hora después le dice que puede cambiarse. Las ganas de preguntarle al señor con quién ha venido la vez pasada son cada vez más grandes pero me controlo porque no quiero quedar como un celoso ante ellos.

—Listo —finalmente sale del cambiador y se acerca sonriendo.

—Aquí tiene las indicaciones de los medicamentos que debe tomar y la próxima cita, nos vemos.

—Muchas gracias.

Salimos del consultorio y sigue esa incomodidad en mi pecho que no parece querer irse hasta saber con quién más ha estado ella.

El Arte del Destino (Prince Royce)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora