Capítulo 57

335 16 3
                                    

Me pongo de pie rápidamente y salgo de la casa justo cuando él está por subir al auto.

—¡Royce!

Se da la vuelta mirándome con el ceño fruncido.

—Adiós —dice segundos después y niego.

—No te vayas —relamo mis labios sintiendo mis lágrimas caer en los mismos, una tras otra.

—¡Vaya, hermanita! —chilla Sam y aplaude mientras da saltos.

—Pero si...

—Llámame orgullosa —interrumpo y me acerco a él—, estúpida, o como prefieras decirme pero no puedo dejarte ir. ¿Vamos al jardín? tenemos que hablar.

Luce sorprendido. Apaga el motor del auto y entra conmigo a casa. Mis padres están a un lado mirándome con una sonrisa, orgullosos de lo que he hecho.

—No puedo dejarte ir porque te amo. Lo hago realmente y no sé cómo en tan poco tiempo creció este sentimiento pero...

—También te amo, y tampoco sé cómo pude en tan sólo algunos meses.

No digo nada más cuando su pulgar roza mi mejilla y se desliza a mis labios.

—Discúlpame si alguna vez hice algo que te disgustó —dice en susurros.

—Discúlpame tú por mentirte —cierro los ojos llenándome de más valor para decir lo próximo—: Pero la verdad tampoco podía dejarte ir sin decirte que, que este bebé es tuyo. Que eres su padre y que no he estado con nadie más.

Luce atónito durante varios segundos y río cuando me abraza.

—Gracias, gracias y gracias —deja tres besos en mi rostro y sonrío cuando él lo hace—. No sé cómo llegué a pensar que habías estado con alguien más. Qué tonto fui.

—Te lo hice creer.

De a poco se va acercando hasta estar lo suficiente como para unir nuestros labios. Correspondo de inmediato rodeando su cuello con mis brazos e imaginando todo lo que pasará a partir de ahora.

—Hija —mi madre calla al vernos y carraspea al notar que ha interrumpido el beso—, el taxi que te llevará al aeropuerto ha llegado.

—No es necesario —añade Royce y lo miro—. Volveremos juntos.

—Iré a avisar entonces.

Vuelve a dejarnos solos en el jardín y juego con mis dedos sin saber qué decir.

—Ibas a volver.

—Sí, pensaba ir a mi apartamento y comenzar de cero.

—Pero ahora irás a casa, iremos a casa.

Me despido de mis padres y Sam me ayuda con las maletas. Puedo decir que está mucho más contenta que yo porque hemos vuelto. 

—¿Qué harás con esto? —pregunta Royce sosteniendo la copia que me pertenece de la separación y la agarro.

—Papá, esto ya no será necesario así que... —rompo la misma por la mitad y lo hago nuevamente para luego echarlo a un lado—, deberán anular la separación.

(...)

Royce paga la cantidad necesaria para que nos asignen nuevos pasajes para regresar juntos en el mismo vuelo y mientras esperamos que llegue la hora me como una barra de chocolate que encontré en el bolso.

—Revisarán el equipaje —aviso y me adelanto al chequeo. Volteo al notar que no me sigue y se mantiene de pie en el mismo sitio—. ¡Ya camina!

El Arte del Destino (Prince Royce)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora