Capítulo 21

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Una vez que se va, entro al baño, espero a que el jacuzzy esté lleno y después me acomodo dispuesta a relajarme en el mismo. Disfruto de la tibia agua con espuma por unos minutos hasta que alcanzo el celular para marcarle a mi madre.

—Mamá, no sé qué pensar ya. Hace días que te llamo y no contestas.

Juego con la espuma entre mi mano

—Cuando escuches esto por favor llámame. Necesito contarte las cosas que me han pasado, requiero de tus consejos tan sabios. Te adoro.

Sonrío al finalizar mi mensaje de voz. Tengo una muy buena relación con ella aunque desde que sucedió todo esto han cambiado un poco las cosas, ella es tan diferente a Smith, la considero víctima de mi padre también.

En cuestión de minutos ya he terminado de ducharme. Me enrollo en la bata de baño, cubro el cabello con una toalla para evitar mojar la habitación y salgo.

No acostumbro a beber vino, salvo en ocasiones pero al ver esa botella sobre el mini-bar, alcanzo una copa, sirvo lo suficiente y doy el primer sorbo.

¿Si no hubiesen tocado la puerta qué hubiese pasado? ¿Tendría el valor para decirle que no en un momento como ese? Son preguntas que van a quedar sin respuestas, definitivamente.

El celular suena, sonrío al ver que mi madre me ha devuelto la llamada.

—¿Si?

—Patricia, hija —se escucha feliz de estar conversando conmigo—. Antes de que me reclames te informo que he estado de lleno en lo de la boda pero no porque yo quiera sino por tu padre. También el teléfono tenía fallas y estaba en revisión.

—Tranquila que no te voy a reclamar.

—¿Qué opinas sobre la boda después que han pasado varios días?

—Ya ni sé, me da igual —me encojo de hombros.

—Hija —suspira—, te conozco lo suficiente, por ese tono de voz sé que ocurre algo ¿qué es?

—¿Acaso hoy es el día en que todos me piden que les cuente lo que pasa conmigo?

—Stop... ¿Por qué dices eso?

—¡Royce me ha pedido lo mismo!

—¿Por qué te ha pedido eso?

—Porque tu hija es una idiota que no sabe qué siente realmente cuando està con él. Siento algo mamá, pero ese algo podría acabar mañana u hoy mismo.

—¿Estás enamorada?

—¡No! no es amor pero tampoco sé definir qué es. Volvió una de sus chicas, una ex.

—Cielo —ríe y volteo los ojos—, lo has dicho, pasado...

—No me digas cielo —gruño.

—Ok. Pero si sientes cosas por él búscalo, háblale y no lo trates diferente. Sabes a lo que me refiero, conozco tam bien tu orgullo.

—Mi vida parece una novela de terror, fanfic, comedia, fantasía... todo es muy confuso —doy otro sorbo al vino.

—Has lo que te diga tu corazón. Te llamo luego, y hazme caso.

Cuelga dejándome con la incógnita de qué hacer. "Lo que diga tu corazón" y mi corazón me dice que debo ir a ese concierto. Saco un sneakers beige, una jersey amplia de un beige más oscuro y un short blanco. Dejo mi cabello suelto, debo aprovechar que luce decente hoy después del baño y sin efecto del secador.

Una vez lista pido un taxi de la línea del hotel, le indico la dirección y en cuestión de minutos estaciona frente a la multitud que corre al interior del estadio. Le pago al señor y bajo del auto.

—Entrada, por favor —pide un chico que está en la gran puerta y con cara de ogro.

—¿Entrada, yo? —río sarcástica—. ¿No sabes quién soy? —niega mostrando indiferencia—, la futura esposa del chico que está por dar el concierto.

—¡Y yo su hermano! —ríe con sarcasmo también—. Lo siento señorita pero no puede entrar. Ya la prometida del chico entró minutos antes, así que no venga con cuentos de fanática desesperada, con permiso.

—¡Escúcheme! —exclamo pero me ignora.

Llego a taquilla con la intención de comprar y pidiendo que no estén agotadas pero por suerte consigo área general. Sé que el concierto inició gracias a los gritos eufóricos y la voz que escucho segundos después en todo el estadio. El ogro me deja entrar luego de ver la entrada, ubico la parte general y recibo empujones hasta que el concierto tan anhelado por las mexicanas termina. Uno del equipo pasa y por suerte me reconoce, así que después de contarle lo sucedido me ayuda con los de seguridad para que me dejen pasar con él hacia donde están los demás.

Me guía hasta el camerino de Royce, le sonrío en agradecimiento y continúa su trabajo dejándome en el pasillo sola. Debato la idea de si entrar o no, ¿si lo hago qué excusa le diré?

Inhalo y exhalo antes de girar la manilla, dar un paso y encontrar esa incómoda pero para ellos satisfactoria escena. Se está besando con su cielo, tal cual nosotros lo hemos hecho antes.

Retrocedo tropezando con una chica que tenía una bandeja con botellas de agua en manos, exacto, tenía porque la termina en el piso.

El Arte del Destino (Prince Royce)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora