Capítulo 3: Cuando un error puede convertirse en acierto.

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-Disculpadme si me entrometo pero, ¿Vives aquí? –El hombre dejó que viera su cara. Nina observó la blancura de su piel, parecía que no se había expuesto al sol en años. Sus ojos la miraban atentos esperando una respuesta.-

-Si, bueno. Desde ayer –Ella le sonrió limitadamente, sin decir mucho.-

-Así que se podría decir que eres mi vecina –Él movía su cabeza como asintiendo, mientras la miraba con un gesto de “aceptación” – Otra pregunta, ¿Qué hacéis sentada aquí? Quiero decir, porqué estar aquí si podrías estar cómodamente dentro de tu apartamento. –Nina suspiró-

-Ah, si, eso. –Ella soltó una pequeña carcajada- Parece ser que tu nueva vecina es un poco gilipollas y ha olvidado las llaves. Así que tengo que esperar a mi compañera a que llegue. –Le causaba un poco de vergüenza demostrar lo gilipollas que era. No quería que su nuevo vecino la mirara como una tonta-

-Meh, son cosas que pasan –Dijo el joven mientras abría la puerta de su apartamento- ¿Quieres pasar? Tal vez un sofá será más cómodo que el pasillo. –Sonrió amigablemente, parecía muy amable, una suerte que le haya tocado un vecino así. Nina de todas formas, quedó estupefacta ante la pregunta. Tal vez él lo dijo por compromiso, pero si se negaba podía ser que lo tomara como un rechazo. Tardó un poco en contestar, se quedó clavada viéndole a los ojos-

-Está bien, te lo agradezco –Nina sonrió agachando un poco su cabeza, dijo intentando sonar educada.-

-Ven muyaya, pasa a mi humilde hogar. –Abrió la puerta, incitándola a ingresar.-

-Mu qué? –Nina soltó una risa, tal vez es un modismo español y ella ni enterada.-

-Muchacha. No le tomes importancia, digo muchas gilipolleces ¿Sabes? –Él mostró la hilera de dientes en una sonrisa, ella solo rió-

Ingresaron a su apartamento, que era igual al de ella, solo que un poco más ordenado (y con un poco, me refiera a MUCHO más ordenado, ya que no habían cajas por doquier). Él la guió hasta la cocina y se apoyó en la encimera de madera.

-¿Quiéres algo para tomar? ¿Un café?¿Choco Krispis? Amo los choco Krispis, por cierto. –el joven comenzó a abrir unos cajones.-

-Agua estaría bien. –Nina estaba nerviosa, se notaba demasiado. Prácticamente ni emitía una palabra de más, solo hablaba lo necesario. Él cogió la caja de cereales Choco Krispis y abrió la nevera, sacó la leche y una botella con agua. Acto seguido, sirvió la leche y los cereales en un tazón y colocó el agua en un vaso, para luego entregárselo a su vecina. Después cogió el tazón y se metió una cucharada de su leche a la boca-

-No eres de aquí ¿No? –Él se expresó aún masticando. Nina negó con la cabeza- Mmm, lo sabía. Tienes un acento peculiar –dijo remarcando la “r” final de la palabra, causando la risa de ella. Ese chico era gracioso, demasiado. Creo que nadie podría pasar cinco minutos con él sin reíse-

-No, llegué hace unos días. De todas formas, el acento español se me ha pegado un poco, ¡Solo un poco! Pero creo que un español como tú reconocería que no soy de aquí en un instante. –La escena era chistosa, él escuchándola mientras metía cucharadas en su boca y masticaba, provocando que el “crunch, crunch, crunch” de los cereales resonara en el ambiente. Nina, estaba apoyada sobre la encimera blanca tratando de desenvolverse.-

-No soy español. Bueno si, o no. Tal vez un poco. –Se rió de él mismo al darse cuenta que daba demasiadas vueltas para expresarse- Nací en España, pero prácticamente me crié en Noruega. Mitad noruego, mitad español. Una delicia de persona –Al decir la última frase, colocó una mueca extraña que hizo partir de risa a Nina, luego él  sonrió al ver que logró desinhibirla un poco.- Y ¿A qué te dedicas? Si no es molestia que pregunte claro –Soltó el vecino dejando el tazón de cereales ya acabado debajo del agua del grifo-

Como café por la mañana (Fan Fic Rubius)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora