Capítulo 16: Con otra mirada.

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Mis manos sudaban, y mi corazón latía tan fuerte, que su sonido podía igualarse con el portazo que di segundos atrás, luego de ingresar en mi apartamento. Apoyé mi cuerpo sobre la puerta, recuperando la cordura que por unos minutos había perdido.

¿Qué mierda había hecho?

Técnicamente, Rubén me había invitado a una salida, por no decir cita, suena demasiado… serio. Ahora bien, hasta ahí la cosa estaba bien. Pero esperaos… ¿Bien? ¡¿Bien?! ¡¿En serio?! ¡Las cosas no andaban para nada bien! ¿Desde cuándo Rubén actuaba así? Siempre actuó raro pero… nunca de esa forma, nunca… con otra mirada.

Okey… Tal vez, él sienta una ligera atracción hacia mí. También, tal vez, él sienta que no tiene la confianza suficiente como para mostrarme determinadas partes de su vida. Pero… ¡Las dos cosas juntas no tienen ni el más mínimo sentido! ¡¿Cómo pretende acercarse a mí cuando en realidad es lo que menos está haciendo?!

Ahora en cuanto a mí. De verdad… ¡¿Qué cojones estaba pensando?! “Tal vez no quiero que se cancele.” ¡¿Era en serio?! ¿Desde cuándo YO quiero algo con Rubén? Porque… Si mi memoria no me traiciona, nunca quise algo más que una bonita e inocente amistad, ¡Bonita e inocente! Además, yo ya tenía todo demasiado claro, por el único motivo por el cual había hecho semejante viaje hasta aquí, era para enfocarme nada menos que en mi vida y en mi trabajo. No vine para ligar con gente y mucho menos para meterme en líos que me desconcentraran de mi verdadero objetivo (si es así como se lo podría llamar) ¿¡Por qué ahora todo cambiaba tan… Repentinamente!?

Hay dos opciones para que esto no se convierta en un paso más, o para que por lo menos yo, no lo sintiera como tal. Por más que lo intentara, una especie de no sé qué me invadía por dentro. Ni siquiera era  como una sensación de enamoramiento, ni siquiera como un rechazo. Era duda. No sabía si tenía ganas de que la relación con Rubén fuera más allá (o más acá, dependiendo si las cosas salían bien o mal). Se sentía tan bien una amistad de esas características, que modificar las cosas por unas repentinas… intenciones, me hacían dudar demasiado. Pero, la verdad… ¿Tenía que sentirme así solo por el hecho de que una cita estuviera en el medio? Quiero decir, tal vez Rubén solo lo había dicho por decir. Hay que ser sinceros, ya habíamos salido alguna vez si se trataba de salir solos. ¿Qué hay con el Palacio de Cristal? ¡Exacto! Todo salió perfecto en ese momento. Nada de complejos o de incomodidades, éramos solo dos personas forjando algo parecido a una amistad. ¿Por qué las cosas tenían que ser diferentes?

-¿Y a ti qué te ha pasado? –La voz un poco gangosa de Natalia me sacó de mis difíciles conclusiones, que demasiado paralizada me habían dejado hacía unos segundos. Enfoqué la vista en ella, ya que el living se encontraba completamente oscuro, siendo solo iluminado por la penetrante luz blanca que salía del baño, de donde Natalia había salido minutos atrás, mientras que cepillaba sonoramente sus dientes. Ella se encontraba con una toalla blanca colocada al estilo turbante alrededor de su mojado cabello y con otra que sostenía firmemente alrededor de su cuerpo, luego de haber salido de la ducha. La miré y no pude evitar sonreír, verla en ese estado, con sus cejas levantadas esperando a una respuesta era una escena demasiado peculiar.-

-Hola Nat. –Ladeé una sonrisita, a la vez que suspiraba profundamente, intentando dejar salir la preocupación que me abrumaba. Al parecer, ella logró darse cuenta de mi estado, por lo que dio dos pasos para encontrase más cerca de mí.-

-¿Qué pasa? –Se notaba una medida preocupación en su voz, a pesar de estar un tanto distorsionada, producto de la pasta dental hecha espuma que aún conservaba en su boca.-

La miré, sin siquiera saber si decirle. Toda esta situación fue causada por el simple hecho de que había cedido a la insistencia de Natalia, la cual me había impulsado a probarle (o mejor dicho, a auto-probarme) que aún era la de antes. ¡Y qué mejor idea que hacerlo con Rubén! ¿No? ¡No entiendo como dejé que esto pasara! Aunque ya la había cagado, no podía confesarle que me parecía una mala idea el hecho de salir con Rubén, sino, todo sería en vano. Debía de pretender que era mi intención que esto pasase y que no dudaba ni un poquito en lo que había ocasionado.

Como café por la mañana (Fan Fic Rubius)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora