Capítulo 7: Estampándose la cara contra el asfalto. Parte 1

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-Bueno… ¿Y? Nina, sé que has estado evitando contarme como te fue con Rubén. ¿Ocurrió algo salvaje? ¿Sexo? ¿Algo? –Natalia estaba demasiado obsesionada con ese tema, y lo peor era que nada había pasado y nada pasará. La observé con mi ceño fruncido, mientras servía la tarta que habíamos preparado en la mesa.-

-No. –Intenté omitir todas las preguntas de Natalia- Y la pasamos muy bien, deberías de haber ido. El Palacio De Cristal es muy hermoso. –Le hablé y mordisqueé un pedazo de la tarta, un poco quemada, pero comestible.-

-¡Joder! Nina, si hay alguna razón por la cual no fui, fue por ti. ¡Tienes que abrir los ojos, mujer! Tienes a un chico lo bastante guapo e interesante ante ti. ¡Aprovéchalo! – Natalia me hablaba de forma enojada, como si estuviera haciendo algo mal.-

-Espera… Entonces ¿Dices que no estabas tan mal y podrías haber ido? 

-Bueno, pues… No estaba tan mal como decía que estaba. Teóricamente estaba mal físicamente pero como podría haber estado en ese momento, se podría interpretar que me sentía no tan mal a comparación de… -Si hay algo que tenía claro era que cuando Natalia comenzaba a divagar y a mezclar las cosas de esa forma, significaba que intentaba mentir sobre algo demasiado obvio. Tantas vueltas me hacían cabrear y la interrumpí estresada-

-¡Natalia! ¡Ya basta! Me mareas. No hace falta que me mientas, ¡Se nota a kilómetros que lo hiciste a propósito! –Pellizqué el puente de mi nariz con impaciencia, ¡Esta chica me haría crecer canas verdes algún día!- De todas formas, no tiene sentido porqué lo hiciste. Rubén y yo no somos compatibles ¿Si? No existe un yo y él en esta vida. ¡Basta de gilipolleces! –Resoplé con desazón mientras intentaba calmarme, a final de cuentas ella no tenía la culpa. Nat solo quería volver a la vida mi antigua yo… Esa yo divertida que hacía bastante estaba desaparecida, o escondida.-

-Lo siento Nina. No te cabrees ¿Si? Yo solo… Solo quiero verte feliz. Y sé que encontrar a alguien aquí para ti sería como ganar la lotería. –Suspiró exhalando todo el aire de sus pulmones y observándome como si fuera un pequeño perrito perdido.- Siento si te moleste. –Dejó una pequeña pausa antes de hablar otra vez.- Pero… -Sonrió pícaramente, solo ese tipo de sonrisas que Natalia podía esbozar- Rubén es un buen partido. –La miré con mi ceja levantada.- ¡¿Qué?! ¡Solo como dato! –Levantó sus manos en forma de inocencia pura. ¡Hay Natalia, nunca aprenderás!-

Levantamos la mesa y Natalia se dirigió a tomarse un baño. Por mi parte… Mi papel de “turista” se había acabado, debía comenzar a buscar trabajo para sostenerme. Abrí mi portátil y comencé a buscar distintos lugares para conseguir empleo. Investigación, algunas llamadas y ¡Listo! Tres entrevistas en el día. Mañana empezaría mi búsqueda alrededor de la ciudad de Madrid y a comparación de mucha gente, me sentía ¿Emocionada? Si, emocionada. Tenía muchas ganas de hacer algo por mí misma, de poner en práctica todo lo que aprendí durante estos años. Tenía ganas de cumplir mis más ansiados sueños. Lo sé, lo sé. Esto de “la fantasía del éxito” se me estaba subiendo a la cabeza. Ya podía imaginarme dirigiendo una película a lo largo del mundo, siendo reconocida con premios y cosas así. Pero no, tiempo al tiempo. Si hay algo peor que ilusionarse, es desilusionarse. La desilusión era como si te arrojaran de un avión sin paracaídas, estás sobre algo sólido y de repente te encuentras flotando en medio del vacío, sin nada de que sostenerte.

Un pitillo muy intenso se hacía presente en la habitación, a medida que abría mis ojos aumentaba la intensidad. Me vi en mi habitación, entre las enmarañadas sábanas de algodón. Logré captar de donde salía tal molesto ruido: Mi móvil. Lo tomé torpemente entre mis manos y apagué la molesta alarma. 7:30 de la mañana, ¡Joder! Como costaba volver a la rutina.

Soñolientamente, logré levantarme y vestirme. Unos jeans, borceguíes y una camisa blanca: simple, limpio y casual. Cepillé mis dientes y lavé mi cara, até mi cabello en una coleta de caballo para que no estorbara. Luego me dirigí a la cocina, para preparar mi café madrugador, que si no fuera por él… Caería dormida en una hora. Al tomarlo, sentía como ese líquido que estaba entre lo dulce y lo amargo, calentaba mi cuerpo de pies a cabeza. Natalia seguramente dormía, menuda suerte.

Bueno, pues aquí estoy. Un día lunes a las 7:55 de la mañana, saliendo no solo a buscar trabajo, sino que a buscarme a mí misma. Saqué una pequeña libreta con los personajes de Pokémon en la tapa. ¡Mirarla me hacía recordar cuando tenía 8 años! Cuando la vi en el mercadito chino del señor Yin Cheng, no pude resistirme a comprarla. La abrí y comencé a leer lo que había escrito:

Experto en publicidad. Requisitos: Proactividad, eficacia y optimización del tiempo, trabajo en equipo, actitud resolutiva. Sueldo al mes, manejo óptimo de programas de edición, inglés obligatorio.”

¡Pan comido! Inglés… Lo tengo. Programas de edición… ¡Más que listo! El resto… Sentido común.

Me dirigí en el bus hacia la dirección indicada. Mientras las ruedas del transporte público se movían, pensaba en mi presentación. ¿Debía lucir normal? ¿O algo extraña para demostrar personalidad? ¿Demostrativa o reservada? ¿Yo misma o alguien más? Comencé a dudar de mí, a dudar en lo que sabía y en lo que creía. Mi cabeza se volvió un mar de pensamientos que con un simple “BASTA” originado por mi consciencia se calmó todo. Sería lo que yo era y si no les gustaba… ¡QUE OS FOLLEN!

Bajé del autobús, observando fascinada la instalación donde tenía una entrevista de trabajo. Un edificio moderno, cubierto por vidrios tan limpios que podrías hasta chocar con ellos sin darte cuenta. Subí hasta el piso determinado y toqué en la oficina número “A”. Luego de unos segundos, abrieron de forma rápida la puerta blanca. Un hombre, de unos cuarenta años se apareció. Tenía su gesto fruncido, pero al verme, fue intercambiado por uno de total interés. Se notaba que era un ricachón. Camisa blanca, con los botones del pecho desprendidos y el logo de “Giorgio Armani” en un lado. De su cuello colgaba una gruesa cadena de plata y en su brazo izquierdo se podía observar un llamativo y fino reloj de oro.

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Well, Hello!

Sé que ya ha sido demasiado demasadiamente corto, ¡Perdónenme! Pero es que la etapa que viene ahora es un poco diferente. Bueno, no diferente, pero no habrá presencia de Rubén, ni de Natalia, ni de nadie, solo Nina. Las cosas se pondrán díficiles para ella, ya que tendrá que lidiar con diferentes situaciones que la pondrán a prueba. Es importante para mí que en el próximo capítulo me den su opinión, ya que será algo diferente y necesito saber cómo captan esta idea para ver si puedo encuadrar algunas otras cosas en la novela.

Un beso!!!!!

Como café por la mañana (Fan Fic Rubius)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora