Capítulo 24: Yo no ceno sin zumo.

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Mi respiración se había normalizado. Es más, como reemplazo, había entrado en mi un estado de calma calamitoso, demasiado placentero como para abandonarlo. No sé si aquello había llegado porque el natural transcurso de las horas me había calmado, o si se debía a las suaves caricias que Rubén proporcionaba en el dorso de mi brazo, mientras que veíamos un capítulo aleatorio de Two And A Half Men, de esos en donde aparecía Charlie Sheen, cuando ese programa era bueno.

La verdad, que me inclino por la segunda opción.

La habitación se encontraba a oscuras, solo iluminado por la imagen de la tv. Rubén y yo estábamos apelmazaditos en el sofá de colores, observando la pantalla. Pero claro, yo no podía prestarle atención ¡Simplemente, no podía! El hecho de tenerlo a mi lado, demasiado cerca y de que él acariciara de arriba a abajo mi brazo, haciéndome que me sintiera "relajada" (porque, seamos sinceros, ¡El corazón me iba a mil si me ponía a pensarlo mucho!) no ayudaba para nada. Natalia estaba a la otra punta del sillón, tapada con una mantita de felpa y totalmente consciente de lo que pasaba a unos centímetros de ella, pero lo suficientemente astuta como para no interrumpirlo.

Ya eran eso de las 10, y el estómago comenzaba a gruñirnos a todos, creo yo. Rubius cambiaba de posición sus piernas una y otra vez, mostrando un poco de impaciencia, esperando  a que alguien dijera algo. A estas alturas, la televisión era lo que menos importaba.

-Que hambre, socio. -Natalia, a sabiendas que las aguas habían dejado de ser lo que eran hacía instantes, se dedicó a hablar, mientras que volteaba su cabeza hacia nosotros como si le pesara doscientos kilos.- ¿Y si pedimos algo?

Fruncí el ceño.

-¿Y qué cosa? -Dije con flojera, sabiendo que el delivery se tardaría años en llegar. Miré de reojo a Rubén, el cual ya empezaba a enderezarse al escuchar algo relacionado a la cena.-

-¿Pizza? ¿Comida china? ¿Pizza y comida china?

-Vamos a comer a la madrugada si esperamos a que venga el delivery hasta aquí. -Dije un poco pesimista. A veces, era una putada vivir tan lejos de todo.-

 -Bueno, ¿Tienes que hacer algo importante? -Natalia subió las cejas.-

Me quedé callada, porque no tenía como contradecir aquello.

Touché.

Natalia me hizo una de sus caritas, mientrras que se levantaba para tomar el teléfono.

-¿Te quedas? -Miré a Rubén a los ojos, removiéndome un poco en el lugar.-

-Claro. -Me sonrió sin enseñar los dientes, de forma tierna y tranquila.- ¿Ya estás mejor?

-Si, si claro. Gracias por quedarte -le sonreí.- En serio lo necesitaba.-

-¡Pero cómo no me iba a quedar! ¡Si con tan solo mirarte me daban ganas de llorar! -lo observé fulminante para luego fundirme en risas.- Además... nosotros aún tenemos que hablar. No te hagas. - Me apuntó con su flaco y largo dedo índice.-

-Yaa, que no lo he olvidado. -le cogí con fuerza el dedo, para luego bajarlo de enfrente de mi cara.-

-Ey, ¿Vosotros que queréis? ¿Carne o pollo? -Nat se dirigió a nosotros, con el teléfono reposado en su oreja.-

-¡Yo carne! -Rubius le gritó a Nat.-

-¡Yo pollo! ¡Y que te envíen esa salsita que te gusta! -Pegué un grito agudo, mientras que Natalia me hacía una señal con la mano, dándome a entender que ya lo había oído.-

-Dos de pollo y uno de carne. -Nat se volvió al teléfono.- ¡No! Uno de carne, ¡Solo uno!... ¡Car-ne!... Ajá... Claro, exacto... Si, por favor. Bueno, gracias... Hasta luego. -Resopló luego de lanzar unos insultos en voz baja. Se escuchó como cortaba el teléfono.- Ay, chinos...

Como café por la mañana (Fan Fic Rubius)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora