Capítulo 10: Comenzando una inevitable rutina.

504 21 5
                                    

-Es que en serio que no puedo creer que te haya ocurrido eso. –Natalia me observaba con su mandíbula completamente suelta y sus ojos azules abiertos a tope. Se encontraba totalmente sorprendida mientras que cenábamos el sushi que ella había traído a casa.-

-Lo sé, de no imaginar. La gente está muy loca aquí. –Revoloteé los ojos, mientras cogía con dificultad la pieza de sushi con los palitos. Natalia subió una ceja y lanzó una carcajada.-

-La verdad es que tienes mala suerte. No como yo… -Sonrió y cogió su bolso, metió la mano dentro de él y comenzó a revolverlo, buscando algo.- ¡Mira! –Sacó inmediatamente un pequeño papel blanco.- ¡Me dio su número! –Inmediatamente supe que estaba hablando de su nuevo “compañero de trabajo”. Reí sin vergüenza alguna, a Natalia le fascinaba flirtear con todos, casi nunca llegaba a nada con ellos, pero se divertía.-

-¿Cómo se llama?  -Pregunté curiosa. Hombre, que tengo derecho a saber con quién anda mi amiga.-

-Franco –Una sonrisa se dibujó en su rostro.- Es hermoso, definitivamente. Cabello oscuro, ojos avellana y unos labios que… ¡Joder! ¡Qué bueno que está! ¡Una delicia! –Comenzamos a reír, la excitación que se cargaba Natalia era alevosa. Ella hizo una pequeña pausa y luego de mirar la caja con comida, me observó pícaramente.- Y hablando de chicos… A que no sabes ¿Quién nos invitó a cenar mañana? –Una expresión confundida se apoderó de mi rostro.- ¿No sabes? –Negué con la cabeza- ¿Ni una sospecha? –Volví a negar pero de forma más acentuada- ¿Segura?

-¡Nat! ¡Dime! –Me molestaba tanto que se abusara del factor suspenso. Ella solo escupió una tierna carcajada.-

-Bueno… -Comenzó a golpear la mesa, en forma de redobles de tambor. ¡Me estresaba que se tardara tanto!- ¡Rubén y Mangel! –Su sonrisa se hizo presente y yo hice lo mismo pero de forma menos exagerada.- Pensé que te ibas a emocionar un poco más.-Se tornó seria.- ¿No entiendes lo que significa? ¡Le interesas! –Subió sus manos, ya cansada de repetir lo mismo.-

-No, no, no. Estamos las dos invitadas, esto no es una cita. ¡Ya basta con eso! –Le entregué mi expresión enojada a Natalia, que instantáneamente cambió su actitud.-

-Bueno, ¿Iremos? –Una vergonzosa sonrisa desfilo por su boca.-

-Por supuesto Nat –Me sonrió y yo le sonreí de vuelta. No podía enojarme con ella aunque quisiera.-

Bien, ya había despertado y ya me había colocado la falda negra, una camisa blanca y mis pequeños tacones negros. No era mi estilo, pero se veía profesional. Peiné mi cabello y lo até en un rodete, para luego salir a tomar mi desayuno. Café y galletas fue lo que seleccioné. Con rapidez tomé mi bolso y salí hacia mi lugar de trabajo.

Caminaba con un particular ritmo entre todos los empleados que me rodeaban. Estos prácticamente corrían de un lado al otro con papeles en sus manos o simplemente hablando por teléfono. Arribé a la oficina de mi nuevo “jefe”, aquel joven que me había tomado como su secretaria el día anterior cuyo nombre era Antonio.

-Buenos Días, señorita García. –Él me miró con su sonrisa de galán y observó su reloj.- Has llegado… A tiempo. –Me guiño un ojo, luego de revisar la hora. Yo solo sonreí, intentando no ensanchar una ceja. ¿Tan poca fe me tenía?- Ven, este será tu lugar de trabajo. –Me mostró un escritorio de madera, en el cual un ordenador estaba posado. Caminé hacia él y dejé mi bolso. Logré darme cuenta que por lo menos tenía una ventana a mi lado que daba a la calle principal. Podía ver como millares de personas cruzaban de un lado al otro, entrando y saliendo de comercios, además de los automóviles que frenaban repentinamente, para luego volver a acelerar cuando la luz del semáforo se tornaba verde. Ya sé cómo voy a pasar mis tardes de aburrimiento…

Como café por la mañana (Fan Fic Rubius)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora