Mi infancia / Mi adolescencia

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Una vez la doctora le enseñó a mi mamá una lista (de esas donde tienen por peso, altura y edad lo que uno debe pesar) y resulta que me excedía unos cuantos kilos. Me mandaron con un nutricionista, a hacer dieta y ejercicio (aunque yo consideraba que ya era lo suficiente hiperactiva).

Después sé que la doctora le explicó a mi mamá que mi exceso de peso se acumulaba en grasas, las cuales influían en mis hormonas y por lo tanto eso podía provocar que yo me vuelva "señorita" (aunque yo en esa época no tenia ni idea que significaba) antes de lo esperado.

Y muchas personas que conozco suelen decir que uno tiende a quedar (aproximadamente) con el físico que tenia cuando tiene su primer periodo. Yo aun no se si creer mucho en eso o no, supongo que todo es cuestión de como suministramos nuestra forma de comer. 

La doctora tenia razón, mi periodo vino a los once, el mismo tiempo mas o menos en que comencé a "desarrollarme". Y aunque en ese momento bajé de peso, sin importar cuanto esfuerzo puse, nada evitó que al día de hoy haya cruzado esa horrible barrera de los cien kilos.

Mientras recuerdo mi infancia y mi adolescencia, pienso en lo extraño que es como nuestro carácter cambia y se forja con el tiempo. Puedo asegurar que si exactamente el mismo evento (o uno muy similar) nos ocurriera en distintas etapas de nuestra vida, por ejemplo primero a los 15 y después a los 30, nuestra reacción no sería la misma.

¿A qué me refiero? Hoy venia caminando por la vereda, "caminando", con lo cual me refiero al paso al que puedo hacerlo (no a una caminata normal), con mi bolsa verde de tela en la mano, fui al súper y a la verdulería pero hoy no compré mucho. Cuando de repente, irrumpiendo en mi tranquilidad pasan dos chicos en un auto y me gritan algo así como: "Gorda...” y que se yo que seguía, no recuerdo pero estoy segura de que debe ser algo tan odioso que ni vale la pena mencionar.

Y sé que en otros tiempos todavía les estaría pegando, o mínimo insultando a los dos. Pero ahora, afortunadamente, he madurado. Y sé que la opinión ajena no decide quienes somos, y el único poder que tiene es el que uno le otorga. 

A veces pienso que ojalá lo hubiera entendido antes. Aunque en realidad sé, dentro mío, que de no haber pasado por todo lo que pasé no tendría hoy la convicción que me define. 

Las cosas  en mi adolescencia no se desarrollaron con el mismo pensamiento. Me tocó pasarla siendo la "niña" susceptible, a quien siempre le afectaba todo. Y para ser sinceros ¿Quién me puede culpar?
Vivimos en una sociedad regida por los estereotipos (No, cierto disculpen mi gran error. ¡Qué torpe soy!, quise decir: "vivíamos" ¿verdad? Porque en la sociedad actual con tantas campañas, y todo eso. Es obvio que los estereotipos están olvidados, ¿o no...?) Regresando al hecho importante, mi adolescencia fue un lugar muy oscuro (al cual es necesario regresar para aprender de mis errores). 

Si, tenia unas cuantas amigas. No era completamente antisocial. Mi primer problema fueron las modelos. Ya saben esos ideales imposibles de belleza que torturan a toda mujer débil y frágil. Y la verdad no las culpo, tienen buen físico (altura, figura, contextura física) incluso hasta el color de cabello ojos y piel, todo parece ser perfecto, y no pueden culparnos por querer parecernos a ellos.

En realidad de culpar, culpar no se puede. Porque para empezar es parte de nuestra sociedad idealizar ciertas cuestiones, y excederlas casi al inalcanzable punto de la perfección (y no porque sea algo social digo que este bien). Solo aclaro que es difícil resistirse a un pensamiento colectivo para poder crear un juicio propio de las cosas. 

Y en el caso de una adolescente, ignorar esa figura clásica que nos imponen es casi imposible y hay que tener demasiada fuerza de voluntad, fuerza que yo no tuve. Pero a la fuerza tuve que aprender que un ideal ajeno no debería definir quien soy, o quien quieres ser. 

Recuerdo la tortura que era ver a chicas como Julieta Reyes (una ex compañera) que tenían, y cabe aclarar que aun tiene, una gran figura y se atreven a decir que están fuera de forma.

Pueden imaginar mi expresión, ¿Una noventa sesenta noventa fuera de forma? ¿Otra broma?¿Alguien? ¿Nadie? ¡Ok, esta bien! 

Sin embargo, yo si sabia lo que era sentirse fuera de forma, sé lo que es estar fuera de forma. Y no por unos rollitos, o unos kilitos. Si no porque tu cuerpo no soporta el exceso de peso.

Me refiero a ir tienda, tras tienda de ropa y descubrir que no te entra ni una sola de las prendas de las que venden. Hablo de sentir la injusticia de ese maldito talle único, y la impotencia de que tu madre deba prestarte su ropa de cuando estaba embarazada, siendo que tienes solo 16 años, siendo que por un momento intentaste no rendirte en esa "búsqueda de estar a la moda". De eso es de lo que hablo, de una verdadera lucha.

Aun recuerdo entre sentimientos confusos a mi querida madrina, Marina. Recuerdo que era capaz de insultar a quien sea necesario, con tal de conseguirme un talle, o lograr que yo no me sienta mal.

En primer lugar, sé que lo que mi madrina y yo hacíamos no estaba, esta bien, la vendedora no tiene la culpa de que no me entre la ropa, pero en todo caso yo tampoco tenia la culpa de que las corporaciones nos exijan esa figura imposible de lograr. Todos tenemos cuerpos distintos y deberíamos tener derecho a vestirnos tal como queremos. En segundo lugar, hay algo de lo que uno si se puede enorgullecer, y es el valor que mi madrina demostraba (y cabe demostrar que todavía demuestra), para defenderme ante todo, y de todo. 

Con el tiempo, afortunadamente, una aprende, madura. Aprende lugares donde comprar la ropa adecuada, aprende a no compararse. Madura y entiende, que no es ni nunca será la actriz, o modelo que tanto le gusta( Y no por una cuestión de maldad, sino de realidad). Aprende a aceptarse tal como es, entiende que es nada mas que una persona normal, y que tiene el físico que puede. (Y no por esto afirmo que el hecho de que este excedida esta bien, sé que peso mas de lo que puedo soportar). Me refiero al hecho de que se que de bajar mi contextura no sería el de una modelo, y eso esta bien. Porque madurar es cuando aprendes a priorizar tu salud por encima de la "belleza". 

A veces pienso que ojalá lo hubiera entendido antes, y evitado tantos inconvenientes. Ruego porque la mayoría de los adolescentes puedan comprenderlo antes que sea demasiado tarde. Y por momentos creo que lo único que nos otorga tal claridad es la experiencia, los errores cometidos. Y que tal vez lamentablemente sea una etapa inevitable que todos debemos pasar, con la esperanza de que sirva para entender. Con el animo de que lo entendamos antes que sea demasiado tarde. 

Y en mi caso, no lo recuerdo con vergüenza, ni con tristeza. Es un ejemplo, tal vez no de mis mejores etapas, pero me recuerda el cambio, me enseña como avanzaron mis pensamientos. 

Y me ensaña como avanzo nuestra sociedad. Porque ya no existen los ideales de belleza

¿Verdad?

Son cosas que sin importar la sociedad, la cultura, o la época van a seguir estando.
Siguen siendo promocionados masivamente (todo parte de un asqueroso acto corporativo comercial).
Es necesario una gran voluntad de hierro para no dejarse llevar, y no te culpo si no la tienes, después de todo, ni yo la tenia.

Trastornos alimenticiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora