cientotreinta

34 8 2
                                    

130...

130. Es lo que marca la balanza, no se si sentirme algo feliz (de no estar en los 200) o llorar por haberme permitido llegar hasta aquí.

130. Vuelve a repetir mi mente una y otra vez. Aún me sorprende ¿Cómo llegué tan lejos?  ¿Cómo permití que pasara? Porque si hay algo que no puedo negar, es que yo lo permití . Claro que no deseé cada kilo que subí, pero sabía sus consecuencias y no me esforcé en detenerlo. 

No entiendo como pude confundir la “aceptación”  con la “resignación”. 

No es lo mismo que hace tiempo haya aceptado que sin importar cuanto consiga bajar, nunca seré lo que se llama "delgada" (porque jamás lo he sido,  al menos no una "modelo", mas bien solía tener un peso, normal creo, promedio). Pero en cambio, resignarme, seguir sumando kilos como si fueran puntos en un video juego. Ese nunca fue mi plan.

Me pregunto en que momento sucedió. Cuando el aceptar que tenía sobrepeso se convirtió en hundirme en mis problemas y multiplicarlos, en vez de intentar arreglarlo. Cuando dejé de luchar y no me di cuenta. Se que hubo períodos nulos, pero el plan era "estancarme" en el mismo peso, no seguir descendiendo en la carrera por no subir de peso. Sé que no era la mejor opción, pero era mejor que continuar subiendo. Sólo que lo hice de todas formas y no me di cuenta. 

Es como si me hubiera plantado firme en la cima de una montaña (en un lugar peligroso). Y me dormí, accidentalmente, aunque pareciera imposible dormirse en tales condiciones. Y sin darme cuenta caí, esa cima se derrumbó y ya no esta intacta, yo no estoy intacta. Ahora veo que estoy en una piedra frágil que pende de un abismo a punto de caer. Tal vez pueda encontrar una salida, pero esta piedra es  muy débil, no se cuanto tiempo más me aguante sin empujarme al fondo. Y sin embargo si espero demasiado será en vano, la piedra caerá de todas formas y me hundirá junto con ella, pero si corro sin mirar hacia donde también podría caer, y ya no mejoraría. 

Hace tiempo vengo dejando el tema de mi sobrepeso en un "después". “Mas tarde me encargo, mañana empiezo la dieta”.  Y sin darme cuenta ese “mas tarde” se convirtió en un año, en dos. Se convirtió en kilos, mas kilos ganados que perdidos. Se transformó en problemas respiratorios, dificultades para caminar, estrías (rojas, de las que no se borran). Pasó de unos kilos de mas a un sobrepeso (medianamente controlable), hasta un punto en el que ahora ya es perjudicial para mi salud. Ese “después” se transformo en mis 130 kilos, actuales.

Y si continúo permitiéndolo, si sólo me siento a llorar y a lamentarme por la situación, por mí. Si sólo me conformo con quejarme y lamentarme sin mirar, como un especie de espectador. Como un narrador testigo en un libro, o aún peor, un lector que sufre en carne viva cada momento y sin importar cuanto lo intente no puede cambiar el final de la historia. Entonces sería como darme por vencida, sería lo peor que podría hacer. Esta es mi historia, y puedo cambiarla, puedo intervenir e intentar mejorar las cosas. Se que no todo es tan fácil (no es cuestión de chasquear los dedos de repente  y estar flaca) . Requiere tiempo paciencia y perseverancia, incluso resignación. Debo estar preparada de antemano para saber que las cosas pueden, y probablemente van a salir mal, y que aún así debo seguir adelante.
Y esto empieza hoy, no se deja para “después”.

Porque si sigo esperando para después tal vez entonces tenga que luchar contra un reposo obligatorio y no será lo mismo que ahora (que con dificultad aún puedo movilizarme). Está decidido, y no es un juego o una frase de esas que se dicen por decir. Hoy llegue a mi límite, hoy empieza el día en el que voy a cambiar.

Trastornos alimenticiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora