4 semanas

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Juana

Han pasado cuatro semanas, y las cosas no han sido exactamente una "fiesta"; pero digamos
que de a poco empiezan a mejorar.
Hay cosas que por más que quisiéramos que fueran distintas, no podemos cambiarlas. Lo único
en nuestras manos es anticiparnos al resultado e intentar hacer que el impacto sea menor. No
podemos evitar que nos duela, ni que pase pero tal vez, con mucho esfuerzo podemos reducir
los daños.

Es obvio que todo el daño que el cuerpo de Oriana ha recibido estos últimos años no
desaparecerá de la noche a la mañana. Pero podemos intentar que no se agrave y empezar a
curarla de a poco.
Es más que predecible e inevitable, que mamá no tenga una reacción positiva en cuanto al
estado actual en que se encuentra Oriana. Sabiendo que no es posible ocultarla toda la vida,
decidí hablar con ella antes, anticipar los hechos.
Por supuesto no fue sencillo, vi a ella y a papá enojados, tristes y confundidos. Culpándose a si
mismos de todo.
Hasta ahora noto el gran esfuerzo que mamá hace por no llorar cada que ve a Oriana. A decir
verdad es el mismo esfuerzo que hacemos todos, incluyendo a Oriana.
Podríamos sumirnos en la tristeza, odiarnos, reprocharnos entre sí y buscar un culpable... Pero
en este momento considero más eficaz ver hacia adelante.
El otro día lleve a Oriana a comprar ropa (ya que es evidente que necesita ropa nueva). Como
era de esperarse no fue sencillo. Es decir vivimos en una sociedad de "inclusión que acepta las
diferencias y los defectos y todo eso " pero cualquiera que sobrepase la contextura mediana
sabe lo difícil que es buscar talle.
Una vez mi tía dijo: "El obeso no se viste como quiere, se viste como puede".
En ese momento no la entendí porque era chica, hoy puedo saber que es verdad. En el caso de
los hombres por alguna razón sólo pueden encontrar las camisetas con rayas horizontales, en
variados colores, pero al fin y al cabo el mismo modelo.
En el caso de la mujer es igual de complicado, sé que se supone que intentan incluirnos a todos
pero creo que aún estamos lejos de eso. Y para mí desdicha no puedo esperar, Oriana necesita
la ropa ahora.
Lamentablemente sólo pudimos encontrar un par de prendas para embarazada. Las cuales, por
obvias razones, no subieron su autoestima.
"No volveré a comprar ropa hasta haber bajado de peso" fue lo único que me comunicó. Ella no
ha estado muy expresiva estas últimas semanas.
Para ser más honesta el problema es que ha estado expresiva, pero no comunicativa. Es decir
casi no habla, pero sus actitudes, sus miradas... lo dicen todo.
Puedo notar que me odia (no se si temporalmente o de manera efímera). Más puedo jurar que
esos cinco segundos donde primero mira su plato de comida y luego a mi que soy quien lo sirve,
si pudiera matarme lo haría. Al menos eso grita su mirada.
Veo ese mismo odio en su mirada cuando la regaño por querer comer de más, cuando la obligo
a caminar por la casa. Médicamente no está del todo recomendado que haga ejercicio. Su peso
es demasiado a comparación del que sus huesos pueden soportar. Sus piernas están muy
dañadas y no se sabe con exactitud cuanto pueda resistir su corazón. Por eso lo primero que
recomendaron es este tipo de alimentación y si no logra un cambio tendrá que ser internada, y
ya no podré hacer nada.
Me recomendaron poner un espejo en la casa, al parecer es necesario que se vea a si misma tal
y como es. También va a las sesiones con el doctor y escucha todos los diagnósticos (ya no le
oculto nada). Incluso tiene acompañamiento psicológico (aunque se había negado a un
principio). Aparentemente todo esto ayuda a que no caiga en la negación.
—Ella tiene que ser consciente de que lo que está en riesgo es su vida— me comunicó la
doctora. Y yo no pude negarme, ni intentar discutir algo que era cierto.
Sin embargo una parte de mi cree que ella sigue nublada y lo único que entiende es que le
quitamos la comida y nos odia por eso.
Y no la culpo (incluso yo lo estoy sufriendo) después de todo la comida es una adicción, es su
vicio.
Muchos son adictos al juego otros a las drogas; Para Oriana la comida es su droga y quitársela
no será sencillo, pero tampoco imposible.

Trastornos alimenticiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora