Permitido

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Oriana

Aún sigo pensando que es algo decepcionante esperar todo el fin de semana para llegar al
famoso "permitido" y encontrarme con que se trata de un vil engaño. Los permitidos que se me
dan ni si quiera merecen llamarse como tal, yo mejor les pondría prohibidos porque la verdad
son patéticos. Todo está hecho con harina integral o contenidos dietéticos y lo peor es que ni
siquiera me otorgan una porción más grande de la habitual. Según mi doctora se debe a parte
de este proceso de alimentación sana, el cual no solamente debo implementar según parece
sino aprender. Es decir ponerlo en mi mochila y llevarlo conmigo a todas partes. Yo que tanto
odiaba las dietas y los compromisos acabé por casarme con una, ¡el pequeño precio a cambio
de una mejor vida! Entiendo que todo mejora, entiendo que es vida o muerte pero días como
hoy daría mi alma por cualquier alimento frito o con chocolate. Y para mi desgracia según mi
nutricionista estoy a años luz de poder volver a consumirlos.
Una parte de mi quiere invitar a Juana a que me ayude a hacer trampa, para su defecto siempre
ha sido muy débil en estas cosas. Sin embargo cuando estoy a punto de hacerlo no puedo
decidir si es la esperanza en sus ojos o su eterno discurso de motivación que finalmente se está
filtrando por mis oídos, y decido darle una oportunidad a mi "permitido".

Por supuesto el resultado no me sorprende, no es algo que me emocione ni consiga bajar mi
ansiedad. Aún así se puede decir que hice algo bien hoy, no sucumbir a mis deseos de correr en
busca de una barra entera de chocolate, derretirlo, tirarlo encima de un flan o de una torta.
Tal vez si cierro los ojos y lo visualizo, pueda sentir el sabor de una rica y deliciosa comida en
lugar de esto que veo en mi plato.
¡Nadie dijo que seria fácil! ¿verdad? pero este día... digamos que fue una victoria para mí.

Trastornos alimenticiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora