Trastornos alimenticios

Espejo

Espejo. La mayor pregunta que hace la gente es ¿Cuál es tu problema con los espejos?, sobre todo mi hermana, Juani. Como si fuera sencillo. 

¿Que problema podría tener con un espejo? Para ella es muy sencillo, claro, porque no es yo. 
Hace tiempo que los evito, intento tardar lo menos posible frente a él y desviar la mirada, no verme. Espejo, claro que para otros es sencillo ¿Que podría haber de malo en un  espejo? Quizás lo que mas me molesta de los espejos es que son tan vívidos, que no puedo decir que se equivocan.

“¡El espejo no se equivoca, te equivocas vos!” Me repite Juani a diario. Ella insiste en que lo peligroso no es el espejo en sí. Sino nosotros, nuestra mente. «¡Vemos el reflejo que "queremos" ver!». Desearía que fuera cierto, pero sigo sin ver a una modelo del otro lado. Queremos lo lo que nuestra mente se sugestiona, lo que creemos correcto.

Se que es cierto, de lo contrario no existiría tanta gente sufriendo la contracara de esta enfermedad.  A veces creo que es irónico, ellas me ven a mi del otro lado como su reflejo, mientras que a mi me gustaría, aunque sea por instante verme reflejada como una de ellas. Se que esta mal, querer saltar de enfermedad a enfermedad, pero sería lindo una vez notar que baje algo, porque esto ya no sirve de motivación. 

Es solo tu imaginación. A veces lo analizo.

¿Qué ocurriría si fuera como un espejo de las casas esas de terror? ¿Qué pasaría si el reflejo que veo es solo una ilusión? En ocasiones creo que soy solo una niña pequeña hecha bollito a un costado. Pataleando y exigiendo, gritando asustada que la aparten de eso que ve reflejado ahí, porque eso no es ella. Luego recuerdo que es solo una fantasía. Lamentablemente el espejo no es la única prueba de mi estado físico y con eliminarlo no gano nada, seguiré siendo así.

El problema no sea en si el espejo, si no su utilidad. Al ver mi reflejo es como si estuviera frente a un flashback de mi vida. Observando, analizando segundo a segundo las circunstancias que me llevaron hasta aquí. Saber que pude haber hecho algo para detenerlo, evitarlo. Saber que es tarde, o parece tarde. Nada puede borrar a esa persona que veo del otro lado del espejo. Duele pensar que no queda ni la sombra de lo que fui o pude haber sido. ¿Como llegue hasta aquí? La pregunta rebota en mi cabeza una y otra vez.

Me sorprende que mi reflejo aún quepa en el espejo (es tan triste que lo digo sin una gota de gracia).

Espejo. Es la prueba mas cruel inventada por la humanidad para la humanidad. Es peor que una foto (cosa que también detesto). Aquí no  hay arreglo, no hay fotoshop, no puedo echarle la culpa a la luz o a la pose en la que estoy, no puedo. Soy solo yo, observándome cada segundo cada movimiento. Solo yo, es tan triste decir que no me agrada lo que veo.

Por momentos siento que la furia e indignación me harán golpear el espejo hasta que se rompa en mil pedazos. Hasta que queden trozos tan pequeños que ya no pueda verme en él. Por momentos creo que ya lo hice, ya lo rompí, y accidentalmente pequeños trozos de vidrio entraron en mi vista. Inconsciente mente levanto mi vista rápido hacia donde estaba el espejo para encontrar que sigue allí, en una pieza entera. Pero mis ojos siguen molestando, me doy cuenta que no hay vidrio en ellos, pero si hay una sustancia, una sustancia cristalina que  cae de mis ojos sin detenerse. Intento calmarme, pero resulta en vano, es demasiado, demasiada la angustia que siento en mi garganta, demasiada ira, demasiada indignación. Quisiera que mi voluntad y sentido de autoestima también fueran tantos en este momento, pero hay batallas que ni ellos pueden ganar. La batalla conmigo misma, con mi reflejo, es una de ellas.
Puedo ver a esa pequeña niña cubriéndose el rostro mientras llora, se encuentra abatida y su grito de auxilio es inútil, nadie puede ayudarla, no ahora. Limpio mis lagrimas en silencio que siguen saliendo.

¡Felicidades señor espejo soy otra mas de sus víctimas!