V. Salvador

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Miro a Linda con terror y ella me devuelve la mirada con furia.

- ¿Dónde estabas cariño?- su tono es amenazante y al segundo siento como me roza una lámpara, que estalla en la puerta.- estabas, seguro, con alguna de tus zorras ¿cierto? Tu hijo está dormido arriba Cheech, ¡TÚ HIJO! Porque no lo hice yo sola- otra lámpara y comienzo a caminar rápidamente a las escaleras, pero su mano me toma una pierna y me hace caer los 3 escalones que había subido. Me muerdo el labio, porque el dolor es fuerte. No se de dónde saca fuerza, pero me arrastra hasta la sala. Se posiciona sobre mí y siento la primera cachetada. Mierda, trae puestos anillos.- eres un hijo de perra, un maldito hijo de perra. Ojalá nunca te hubiera conocido, ojalá no existiera Frank, es un error De Dios, un error- no hago el intento de detener las lágrimas, el pecho me duele y los ojos me escuecen.

- Mamá, por favor...- me patea en las costillas y me doblo sobre mí mismo, cubriéndome la cabeza. Una ola de patadas hacia mi llega, mientras ella recita el credo.

- ... creo en jesucristo su único hijo, nuestro señor- me golpea el costado con algo duro.- creo en el Espíritu Santo, en la santa iglesia católica- otro golpe- en la comunión De los Santos- golpe de nuevo y muerdo mis labios para no gritar de dolor- en el perdón de los pecados, en la resurrección de la carne y en la vida eterna- me golpea la cabeza y siento un ruido sordo y el dolor que me recorre de pies a cabeza- amen.

Se detiene, su respiración es errática y suelta el palo con el que me ha golpeado y no tengo perra idea de dónde ha salido.

- Espero aprendas tu leccion Cheech- y sin decir una palabra más, se da la vuelta y desaparece escaleras arriba, tarareando una canción de iglesia.

Me quedo ahí y cuando escucho su puerta cerrarse, lloro. Lloro por está vida que llevo, por la incertidumbre que me produce el no saber cuándo ocurrirá de nuevo. Lloro porque nadie puede ayudarme, porque no tengo a nadie. Lloro de rabia porque papá nos dejó, lloro porque estoy malditamente solo. Lloro porque duele.

De pronto siento golpes secos en la puerta. Uno tras otro, pausados. Como puedo me levanto, pensando que quizás es la tia Marie viniendo a rescatarme. Abro un poco la puerta y veo a Gerard con mi chaqueta en su mano. Su cara tranquila pasa a una de total preocupación en cuanto me ve.

- Mierda Frank, ¿ ¡Que pasó!?- le sonrió como puedo. El dolor me ensordece y escuece y siento que en cualquier momento me desmayare.

- Mi madre- es todo lo que digo y no sé por qué se lo digo. Al segundo siento los brazos de Gerard tomándome por el costado. No suprimo el grito de dolor y él se asusta aún más.

- Mierda, mierda, mierda- me toma de la mano- ¿puedes andar?- asiento sin entender del todo su pregunta- perfecto. Camina- niego con la cabeza asustado- no crees que voy a dejarte aquí ¿cierto? Olvídalo Frank, te vas conmigo, tu madre puede joderse sola- y me tira y no opongo resistencia, porque estoy cansado, cansado de todo.

***

- Frank... Frankie... llegamos- no se en qué momento del viaje me dormí, solo recuerdo a Gerard pidiéndome expresamente que no lo hiciera, por el golpe en la cabeza.

- Gerard, no puedo quedarme aquí- mi voz es rasposa.

- Lo siento Frankie, eso no está en discusión – y baja de la camioneta, la rodea y me abre la puerta- ¿ Puedes caminar? Niego con la cabeza. El dolor de la pierna me está matando.- intentaré ser lo más caballero que pueda Frankie- y dicho esto me toma en brazos, como si yo no pesará nada, como si él no fuese increiblemente delgado, como si yo fuese la princesa a la que ha rescatado. Camina conmigo y como puede le hecha alarma a la camioneta.

My personal hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora