XII. Fiesta (parte 2)

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Desgraciadamente, no soy el único que quiere llegar al campeón, así que luego de intentarlo con todas mis fuerzas, me rindo. Soy enano y la gente ya no tiene respeto.

De pronto veo que cerca del gran pero gran grupo que se ha congregado alrededor de Gee, hay una puerta y puedo ver unos lockers desde mi posición.

Si pensármelo mucho atravieso esa puerta y puedo notar que es el camerino. Recorro el lugar y veo que hay un casillero con el apellido de mi hombre. Sí, mio. Lo he decidido, si él no quiere escucharme por las buenas, tendrá que escucharme por las malas.

Empujó la puerta para ver si está abierta y me sorprendo al ver que cede al mínimo toque. La abro con cuidado y veo que dentro está el buzo de gimnasia, una mochila. Su loción, un cepillo de pelos y de dientes, desodorante y toallas, pero lo que más llama mi atención, es la puerta del locker.

En ella tiene fotos pegadas. Hay una fotografía antigua de los abuelos, abrazados y sonriendo a la cámara en sus tiempos de juventud, La foto está en sepia. Debajo de esta hay una de Gerard y Mickey, cuando pequeños. Luego hay otra de Gerard saliendo del agua, es realmente buena. Y luego hay 4 fotos mías. Son fotos que he subido a instagram. En una salgo sentado en la band de los padres de Ray. Matt y Ray se ven de fondo, Jam fue la que tomó La foto, recuerdo ese día como si hubiese sido ayer, aunque pasó un año ya.  Estoy encendiendo un cigarro, se ve mi perfil y tengo puesto lentes oscuros. Fue cuando fuimos de paseo. En la otra salgo de frente, también la tomo Jam y salgo con una cerveza en la mano y una mueca graciosa en mi cara. En la otra también salgo de frente, tiene filtro de blanco y negro y estoy sin polera. Se ven mis tatuajes, la llama que tengo sobre la tetilla izquierda y abajo el "Jamia". Maldita Jam y sus apuestas. La última fue una que me tomo Ray el día de mi cumpleaños, el año pasado. Estoy sentado en los escalones del salón de mi escuela en california. Mis jeans rotos y mis lentes negros, una pose de chico malo y se ve la manga de tatuajes que tengo en el brazo izquierdo.

Al parecer tengo un acosador por novio, pero esto no puede parecerme más tierno de lo que es. Creo que necesitamos fotos juntos.

De pronto escucho pasos y risas y como puedo, me meto en el casillero de al lado, que está abierto y cierro con dificultad la puerta. Sabía que algún día me iba a servir ser tan pequeño.

- Pepinillo! Lo lograste!- escucho a Jared hablar entusiasmado.

- Pensé que no lograrías nada, porque estabas hasta antes de salir, llorando como una magdalena por el pitufo ese.

Gracias Bert. Infinitas gracias por echarle sal a la herida.

- No lo nombres- la voz de Gee me llega dolida y me duele también- quiero ducharme y vestirme, así que si no es mucha molestia, los veo en los dormitorios.

Escucho bufidos y algunas bromas absurdas sobre que todos se conocían en lugares donde no llega el sol, pero al final escucho la puerta cerrarse con fuerza.

De pronto siento sollozos lentos y dolorosos y no puedo seguir escondido, así que salgo topándome con la espalda de Gee. Sus hombros tiemblan descontrolados y está tan ensimismado que no nota que estoy detrás de él. Lo envuelvo en mis brazos y de inmediato se pone rígido.

- Hey Gee...- se suelta abruptamente y se gira para mirarme. Está impresionado. Boquea como pez fuera del agua, me apunta y niega y vuelve a boquear. Intento suprimir mi risa, porque no creo que aporte a nada. Después de un rato lo veo fruncir el ceño y cruzarse de brazos.

- Vete- dice y me da la espalda. Me acerco y beso entre los omoplatos, lo siento estremecer- Frank, vete. No quiero verte, ni hablarte. Solo... vete.

My personal hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora