XXVII. You can run away with me. (Final)

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- De nuevo- escucho a Gee gritar en la sala de ensayos. No sabe que estoy afuera, vine a espiar su canción.

- Vete a la mierda! Tu solo cantas! Yo tengo los dedos hechos mierda!!!!- el grito del Way menor no se hace esperar y estallo en carcajadas cuando abre la puerta y Gerard se queda de piedra en cuanto me ve.

Corro a sus brazos y pego un saltito, como es mi costumbre, enrollando mis piernas en su cadera.

Lo beso lento en los labios, saboreando el café que ha quedado impregnado en ellos.

Un mes.

Ha pasado un mes desde que "volvimos" y en tres días será la "guerra de bandas" y Gerard esta neurótico, sacando de sus cabales no solo a Mikey, sino que a todos.

- Eres un divo, estas arruinando tu relación con tu hermano y tus amigos amor, ya basta. Vas a ganar así solo te pares en el escenario y cantes: "estrellita ¿Dónde estás? Quiero verte titilar...

- Sobre el cielo y sobre el mar...- me interrumpe y besa mis labios, dando vueltas conmigo en brazos- no entiendes... esto es importante para mí.

Solo asiento, pero no le restó importancia al hecho de que tiene ojeras horriblemente notorias bajo sus ojos y que está más delgado que hace un mes.

Me preocupa.

- ¿vamos a cenar con mis papás?- me sonríe y asiente. Me baja y busca su mochila.

- ¿viniste en tu auto?- niego y me sonríe, tendiéndome un casco de su motocicleta nueva.- vamos a dar un paseo.

Salimos casi corriendo de la facultad, afuera llueve a cantaros, pero a nosotros no nos importa.

Se gira rápido y choco con su pecho, levanta mi mentón y me besa profundo, haciéndome delirar.

- Te amo tanto...- me besa de nuevo y aunque nos estamos mojando como dos tontos, es el beso más placentero de mi vida.

Nos montamos en su motocicleta y le da contacto. Me aferro con fuerza a su cintura y entierro mi cara entre sus omoplatos. El casco impide que su olor llegue a mí.

Acelera porque sabe que me gusta y como en las películas, me suelto y estiro mis brazos, mientras vamos por la carretera.

Grito a todo lo que me da la garganta y lo escucho reír.

Paramos fuera de mi edificio y me baja por la cintura, como si fuese pequeño, aunque no crecí mucho que digamos.

Gerard se lleva de maravilla con mis padres, siempre están conversando y hablando de todo.

Papá  dice que sería excelente cantante, nunca lo ha dicho de mi, así que supongo es real.

Lu y él siempre discuten de política, empresas y más de alguna vez lo ha ayudado, recuerden que mi novio es un genio en potencia.

Entramos de la mano saludando al conserje, quien sonríe al vernos. Es curioso, como nadie en el edificio nos mira de mala manera, muy por el contrario, siempre se muestran en exceso amables y a veces me parece sospechoso.

En el ascensor, nos hacemos mimos y cariños, nada muy subido de tono, porque Alfred- el conserje- es mayor y pueden darle un paro mientras mira las cámaras.

Por el pasillo se escucha Elvis a todo lo que dan las bocinas del estéreo.

- Me encantan los gustos de tus padres- le sonrió mientras niego al ver su mueca y abro la puerta. Al instante se asoma papá y sonríe grande al ver a Gerard. A veces pienso que lo quieren más que a mi.- Hola Cheech, ¿cómo estás?- Gerard saluda a papá, quien no duda en estrecharlo en un abrazo muy "de hombres".

My personal hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora