XXVI. Goodbye.

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El café está a tope, la gente espera por mesas, mi taza de té esta fría ya.

Suena una canción de Miley Cyrus... y tengo los ojos llenos de lágrimas. Gerard tiene una hora de retraso.

Miro nervioso por la ventana, ha comenzado a nevar...

Gerard no va a venir. Es un hecho...

La canción no ayuda para nada a mi estado de ánimo, levanto mi mano llamando la atención de la camarera y le hago un gesto para que me traiga la cuenta.

El mensaje para mí ha quedado claro y aunque me rompe el corazón en millones de pedazos, sé que debo respetar, que él nunca fue mío, porque de partida él es un persona y no un objeto que uno pueda poseer- gracias psicóloga- y porque si él estuviera dispuesto a vernos, habría llegado aquí a la hora estimada.

Paso de mandarle mensajes o llamarlo, considero que de haberse presentado algo que requiriera su atención, me lo habría informado... pero como no es así, no me queda más que deducir que esto se acabó. Aquí, ahora... o quizás nunca tuvo oportunidad de comenzar otra vez.

Muerdo mi labio en cuanto la canción termina y siento que pronto las lágrimas comenzaran a caer por mis mejillas.

Pago rápidamente la cuenta y no paso por alto la mirada de pena que me dedica la camarera... me arrepiento de haberle dejado una propina tan cuantiosa.

Comienza a sonar una canción de los Jonas Brothers. Hoy parece el día de trolear a Frank con canciones de chicos Disney.

Salgo con la última frase de la canción dando vueltas por mi cabeza. 

*I'm sorry

For breaking all the promises that I wasn't around to keep.

If only..

This time is the last time that I will ever beg you to stay.

But your already on your way. *





Me pongo la capucha y los guantes, el frio de mierda me congela, ojala congelara también mi corazón, quizás así me dolería menos saber que perdí todo lo bonito que podría tener mi vida.

Escucho el pitido del semáforo anunciando que queda poco tiempo para cruzar y me detengo. Quizás mi vida va como la mierda, pero ya aprendí... ya no quiero morir.

Apenas da verde, un auto pasa rápidamente, removiendo nieve y haciendo viento, congelándome.

- Hijo de puta!- le grito, aunque no tiene sentido, porque lleva los vidrios arriba y son polarizados.

Espero paciente mi turno para cruzar. Caminare al Fun Ghoul, aunque son 20 manzanas, me importa una mierda, todo, TODO me importa una real mierda. Tengo rabia, tengo pena, tengo decepción, tengo todo lo malo que se pueda tener en el corazón. Tengo rencor.

Jamás había tenido estos sentimientos hacia Gerard, pero ahora...

Seamos honestos, tanto le costaba decir: "No quiero Frank"? Que se vaya bien a la concha de su madre  y ojala se quede ahí!!!!

Pateo una lata y unos basureros y comienzo a correr,  corro hasta que mis pulmones ni siquiera pueden pedir aire, corro hasta que las piernas me duelen, corro hasta que siento que el corazón se me va a salir. Y una vez esto ocurre, simplemente lloro.

Siempre que se trata de Gerard... yo lloro. ¿Dónde quedo tu hombría Frank?

A la mitad del camino, decido que no iré. Si llego a pisar el centro de tatuado, Jamia enloquecerá y Mickey querrá asesinar a su hermano y no puedo cargar con un asesinato ahora. Ya cargo con un suicidio, suficiente para toda una vida, gracias.

My personal hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora