XXIII. One day at a time.

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Mis brazos estirados y mis piernas también, sobre la alfombra del salón.

No puedo detener las lágrimas que caen copiosas por mis mejillas. Si cierro los ojos puedo ver a Gee, si escucho con atención, me parece oír su risa, si lo pienso con fuerza, siento su tacto en mi piel...

Me quemo.

Un año...

Un año en el que volví a mi antiguo colegio, un año en el que cambie número de teléfono, cerré todas las redes sociales, cambie de vida, vivo con mi padre ahora y aunque costo, mis amigos dejaron de querer hablarme de Gerard, Mickey o Bob.

Sobre todo de Gerard.

Un año desde que deje a Gerard tirado en el hospital.

Un año en el que no haya pasado un maldito día sin que me arrepienta o me recrimine el haber sido tan maldito... tan cobarde.

- Frankie, hijo... basta- Escucho a Cheech lanzar las llaves al cenicero de vidrio que hay en la entrada, se que está harto de mi actitud- estas demasiado deprimido y estas a solo dos días de graduarte. Deberías estar de fiesta, salir con los chicos... ya ni la guitarra tocas.

- Déjalo en paz- Lu sale de La Cocina.

Me levanto y los veo compartir un abrazo apretado. Lu saldrá de viaje de negocios por todo el mes.

- Ven a despedirte guagua- corro hacia los brazos de Lu y lo apretó fuerte.

Durante un año ha sido mi paño de lágrimas y se ha transformado en mi mejor amigo. Él y papá son inseparables y un gran equipo y desde que vivo con ellos, somos una familia de tres muy feliz... excepto por mi.

Sin Gerard no hay razones para sonreír.

Lo último que supe es que iba a entrar a la universidad y que no me odiaba... tanto.

Mickey si... Mickey no entendió y le dijo a los chicos que tampoco haría el esfuerzo por entender. Que lo mejor era que me borrará del mapa.

"Y que no se le ocurra volver al hijo de puta cobarde ese"

Veo a Lu salir con la maleta y le digo adiós con la mano. Papá sale con él y los espió desde la ventana. A veces, fantaseo con que Gerard y yo jamás nos separamos y que así como se ven mis padres, me veo yo también...

Él y yo...

Ha sido difícil, a menudo el aire me falta, me siento morir. Si soy sincero, pensé que era lo mejor que podría hacer, pero estando hoy aquí, un año después de que todo pasará, me doy cuenta que fui un idiota, que para mí, no existe vida sin Gee.

Camino por la casa. Es grande y esta ubicada justo frente a la playa. A veces bajo y me pierdo entre el sonido de las olas.

Papá es productor musical y Lu es un empresario exitoso. Hace joyas que son cotizadisimas a nivel mundial.

No me falta techo, ni comida, ni ropa y tampoco me falta amor y calor familiar... pero me falta Gee. Me falta el motor de mi vida.

Visitó a Linda una vez al mes y ha mejorado bastante. Está feliz por mi y por qué por fin pueda tener una familia normal... está feliz de que todo se haya arreglado.

¿todo se arreglo?

Entro al estudio de grabación que papá  tiene en la planta baja de casa, como un sótano solo para tocar música. Hay guitarras colgadas por doquier y algunos premios en las paredes.

My personal hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora