XIII. Y todo se va a la mierda...

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Boqueo buscando aire.

No puedo creerlo.

Lo está besando.

Besando.

BESANDO!!!!!

¡Mierda!

Gerard tiene los ojos entrecerrados y en cuanto me ve, se abren gigantes y niega.

Me giro y salgo corriendo por la puerta. No me quedo a escuchar explicaciones, no intento detenerme frente a los desesperados gritos de Mikey, Jared, Bert y Bob, no paro ante nada.

Estoy seguro que cuando vi la escena, escuche fuerte y claro como mi corazón se quebraba.

No soy idiota, sé que Gerard no la quiere, no le gusta... es solo que...

¡diablos!

Sigo corriendo, como si de una maratón se tratase.

No me mal entiendan, es solo que el hecho de que a Gerard al parecer no le molesto la situación, el hecho de que no la alejara de inmediato... el simple y sencillo hecho de que en sus ojos había culpa al momento de mirarme... todo eso me ha destruido más que el beso en si.

Llego corriendo a casa y azotó la puerta con brusquedad.

- Mamá!- las lágrimas caen copiosas desde mis mejillas, no quiero ver a Gerard, no quiero hablar con él... quiero tranquilizarme, necesito a mi madre- Linda!- recorro el primer piso buscando alguna señal de mi madre y cuando encuentro en La Cocina algunos platos quebrados, me recuerdo a mí mismo cuál es mi vida.

Retrocedo con cuidado y cuando estoy dispuesto a largarme , unas manos de largas uñas me toman los hombros y apretan con fuerza.

- Hola Cheech...- mierda, maldicion, mierda, puta, me cagó en Dios.

- ¿Linda?- pregunto ansioso y comienzo a retroceder nuevamente a La Cocina, pisando los trozos de loza, buscando escapar. Ella ríe y niega, a la vez que camina hacia mi, haciendo resonar sus tacones en el piso, como una alarma de una bomba a punto de estallar. No viste nada más que ropa interior de encaje y unos tacones gigantes. Me abraza fuerte, pero de inmediato se aparta de mí y me ve sombría.

- ¿Dónde estabas Cheech?- no respondo, con Linda en su locura, cualquier respuesta es la equivocada- ¿por qué hueles así Cheech?... ¿POR QUÉ HUELES A SEXO?

La primera bofetada me impacta con fuerza y cierro mis ojos por el dolor. De pronto una patada en mi entrepierna y diablos, nunca podré tener hijos... no es que pudiera pero... se entiende. Duele como la mierda y mis ojos comienzan a lagrimear. Me doblo de dolor y comienzo a hiperventilar.

- Siempre te pido una cosa, ¿por qué nunca lo haces? ¿crees que esto me gusta? ¿crees que me gusta saber que... ESTAS TODO EL TIEMPO DURMIENDO CON ZORRAS? Se acabó Cheech, se acabó. Está vez, vas a recordarme cuando siquiera pienses acostarte con otra.-

Me patea el costado, justo donde golpeó la vez anterior. Aún estoy resentido, mi cuerpo entero lo está, así que comienzo a quejarme con fuerza.

De pronto, entierra sus dedos en mi cabello y comienza a arrastrarme hacia la sala, tirando de él. Empiezo a llorar con fuerza, llevando mis manos a las suyas en un intento vano de que me suelte.

- Nos casamos ante Dios Cheech... ¿esto es por qué no querías hijos? ¿es por eso que siempre dices que es un error?... un error De Dios.

Sus palabras duelen más que los golpes y aunque me repito en mi mente que no es mi madre la que habla, también se que les arruine la vida a ambos.

My personal hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora