Mi eterno enemigo

II: Una guerra sin fin [EDITADO]

No quiero recordar, pero es algo inevitable, siempre recuerdo la época de nuestra guerra, una estúpida guerra.

En ese tiempo algo dentro de mi crecía más y más.

Impotencia

Mi jefe siempre me metía en la cabeza que tú me estabas arruinando, que te burlabas de mí, que me mirabas con desprecio. Yo era el HÉROE y tú el VILLANO. No podía permitir que alguien como tu amenaza a mi gente, a mi jefe, a mi nación, a mí, no podía permitirlo, yo era la nación mas poderosa, YO tenia que ser el primero en todo.

Me ganaste en una ocasión, mi jefe no dejaba de reclamarme y regañarme, me sentía tan mal, no pensé más en las consecuencias. La vez en que me amenazaste con los misiles en Cuba, hacia que mi sangre hirviera de coraje. Por el coraje hice que instalaran misiles en Turquía, me sentía el mejor de todos—ja, estúpido URSS, nunca podrás conmigo 

Cada vez la brecha que se formó entre nosotros era más grande. Era una lucha de poder, si tú me atacabas, yo repondría contratacándote; era una pelea la cual nos estaba dañando.

A veces me pregunto, ¿Qué hubiera pasado si esta guerra se hubiera ido a más?
Nunca lo sabremos, tal vez el destino quiso que no llegáramos a más, tal vez nos tenía algo preparado para los dos.

Después de muchos años, me di cuenta que la rivalidad que teníamos eran los últimos de mis problemas; al inicio me enamoré a primera vista, los nuevos sentimientos que provocaste, lamentablemente los dos estábamos tan influenciados por nuestros jefes, que ese leve interés no floreció. 

Cuando empezamos a vivir en un mundo de paz, nuestros encuentros seguían siendo para nada lindos. De alguno u otra manera, empezamos un amor enfermizo, donde los dos nos dañábamos, donde nos destruíamos; verte con alguien hacia que perdiera los estribo, necesitaba que fueras mío y solo mío. Fueron unos momentos turbios en nuestras vidas, me arrepiento, la cague de muchas maneras y no es que quiera justificarme, pero también era como yo. 

El pasado ya no se puede cambiar, lo podemos seguir hasta llegar al futuro.

Aunque, ¿Que hubiera ocurrido si nuestros caminos no se hubieran cruzado?

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Se masajeo la frente, le dolía la cabeza de seguir pensando en aquellas cosas, en pensar en él. Las últimas semanas no habían sido las mejor para él, su jefe estaba casi todo el día detrás de él, tenia tantas cosas que hacer, como mantener su imagen de siempre, mantener ese algo con su enemigo, con su eterno enemigo.

Porque sí, Rusia y el tenían un algo, lo que todos desconocían y todo porque no podían estar juntos, aunque la verdad es que América deseaba un futuro en donde los dos pudieran vivir felices, sin que nadie les recrimine; una cosa era ser naciones y otra cosa es su vida fuera del trabajo.

El americano no se había percatado de la mirada a distancia de su ex tutor, para Inglaterra ya era preocupante su estado, ya era la segunda vez que el americano se mantenía callado y distante.

-América no es así, tengo que saber que es lo que le sucede-murmuro mientras miraba al susodicho.

— ¿Con quién hablas Inglaterra? con tus amigos imaginarios— Francia, quien se encontraba al constado del rubio con cejas gruesas.

— Mejor cállate cara de rana, que todo lo que sale de tu boca es pura mierda.

Francia puso una mano en su pecho, fingiendo que las palabras de Inglaterra le habían dolido— Oh mon amour, lastimas mi débil corazón.

Inglaterra rodo los ojos con fastidio—Idiota.

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Rusia de ves en cuando miraba a su rubio favorito, se le hacia raro su comportamiento, usualmente se la vivía gritan y proclamándose el héroe del universo. "¿Debería hablar con él?" pensó mientras seguía viendo al rubio.