Capitulo 18

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Hello, yo otra vez con un nuevo capítulo, bueno, pues desde hace días quería publicar nuevo capítulo, pero no sé puedo y el lunes ya quería terminar el capítulo, pero tampoco se pudo, ya saben , la universidad y mi muy mala suerte, es por eso que no subí el capítulo el lunes, tuve un pésimo día, pero ya pasó, así que disfruten este capitulaso.

🔹 🔹 🔹

Narración

—Señor Rusia, ¿A dónde cree que va?no puedo permitir que se valla a si nada más, tiene mucho trabajo que hacer, así que mejor deme ese boleto  de avión, no tiene nada que hacer en ese país— le decía una persona  de una estatua promedio, algo regordeta y con una calvicie avanzada, ala representación de la nación Rusa, para los ojos de Rusia, esa persona ya estaba en una tumba y eso era por que:

Uno: no lo dejaba salir de  su despacho, bloqueando la puerta con su cuerpo.

Dos y más importante: no lo dejaba ir con su rubio preferido.


La representación de la nación Rusa lo miro de mala manera, ese sujeto ya estaba muerto—apartate —ordeno Rusia.

Aquel sujeto tembló del miedo, pero le tenía más miedo al jefe de Rusia—¡No puedo! si no deja esa idea de ir a América, entonces yo...yo...le diré a su jefe que irá a escondidas a ver a ese mocoso capitalista — ese sujeto se había atrevido a insultar a alguien presiado para Rusia y claro que este no se iba a quedar de brazos cruzados.

Rusia sacó su tubería que estaba de bajo de su escritorio—creo que no has entendido— con pasos lentos se dirigió a aquella persona.

—te quitas por las buenas o te quitas por las malas, que prefieres—

—¡no me mobere! Ya le dije que...— el hombre ya no puedo continuar, ya que Rusia lo había sujetado del saco.

Unos gritos se escuchó por todo el lugar,  muchas personas encontraban en aquel lugar,  se asustaron por el repentino grito de sufrimiento, pero nadie pregunto cuando Rusia salía del lugar donde se escuchaban los gritos agonizantes.

—Bueno...creo que es hora de irme—

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Rusia

—Ese hombre se puso insoportable, creo que no caminara  por un mes, se lo merece por no dejarme ir— estaba feliz, había cumplido mi cometido y por fin podré ir con aquella personita amada.

Camine por las calles frías de Moscú, apenas había nevado, odio el frío, lo odio realmente, pero a la vez lo agradezco, porque me hace recordar a América, su claidez, la calidez que quiero sentir.

Mientras caminaba, antes de llegar a mi casa, encontré una tienda de antigüedades, entre por pura curiosidad. Una cosa me llamo la atencion, era un broche con la forma de un girasol, no pude no imaginarme a America con ese broche, ¿se vería tan lindo? ¿Le gustará?

No lo pensé mas y lo compre, seria un regalo exelente para mí visita inesperada. 

• • •

Apesar de que e vivido aquí por mucho tiempo, nunca e podido acostumbrarme a este intenso frío, lo único que me hace resistir, son mis dos hermanas, ellas son muy peculiares, pero aún así las quería, apesar de que llegó un momento en que mi hermana mayor me evitaba, me sentía muy mala en esos momento, claro que tenía que mantenerme fuerte...mi hermana menor nunca me dejó solo, aunque una vez se fue, pero regreso, las amo a las dos, son mi familia.

—¡Hermano mayor!—

—¡Bielorrusia!— mi pequeña hermana corrió directamente hacia mi, tacleandome—¿Donde estabas?— acaricie cuidadosamente su cabello.

—estaba en el trabajo— me levanté del suelo y ayude a mi hermana a levantarse, los dos entramos a la casa, mi otra hermana estaba en la sala con una tasa de chocolate y unos panecillos — ya llegaste Rusia, ¿quieres chocolate?— me decía mientras se lecantaba del sillon.

—no, gracias, estoy cansado, me iré a mi cuarto— deje a mis dos hermanas sola en la sala de estar, yo iría a mi cuarto a hacer mis maletas.

Pasaron unos minutos y todos estaba listo — «Ahora como me salgo de aquí sin que me vea Bielorrusia»— hablé para mí mismo, tenía que salir de la casa, sin que Bielorrusia me viera.

En la noche, después de la cena, me fui a mi cuarto diciendo que estaba muy, pero muy cansado, lo que mi hermana mayor me ayudó a que Bielorrusia no me molestara, fue fácil, ahora seguiría la siguiente parte de mi plan para salir sin que nadie me viera. 

•  •  •

La luna era hermosa, apesar de quelas nubes la estaban tapando, era hermoso...un sonido le llamo la atención, el sonido de la bocina de un coche — el taxi ya llegó, espero verte pronto ... América— decía mientras volvía a ver la hermosa luna blanca que adornaba los cielos.



Pasaron las horas, casi 11 horas, esas horas fueron eternas para mí, solo el avión se detiene para recargar gasolina por el vuelo, pero ya quería llegar, quería estar con el, quería verlo y abrazarlo.

Narrador

11 horas de infierno, hasta que llegaron a los Estados Unidos, camino por todo el aeropuerto, compro unos bocadillos, mucha gente pasaba por el aeropuerto y eso le estaba estresando un poco al Ruso, así que mejor se dirigió a la salida en busca de un taxi, ya estaba ansioso por ver a su amado rubio.

Cuando por fin había encontrado un taxi desocupado, el Ruso se acercó a este, pero velozmento una persona le cerró el paso —lo siento amigo, pero este taxi será para mis amigos y yo— decía arrogante el joven que estaba obstrullendo el paso de Rusia.

—no, creo que tú estás equivocado, este taxi lo ví  YO— decía enfatizando el "Yo"—  primero, así que muévete— apartó bruscamente a ese joven, se metió rápidamente en el auto para no seguir escuchando a ese sujeto.

—lleveme a esta dirección— Rusia le pasó un papel donde estaba anotado la dirección del americano.

Rusia


Por fin estaba enfrente de  la casa de América —espero que estés en casa— dije para mi mismo.

Toque el timbre de la puerta, ‹‹ding dong››  sonó el timbre, ‹‹ ding dong›› sonó otra vez, ya me está desesperando, nadie abría, espero unos 3 minutos y volví a tocas ‹‹ding dong›› hiba a tocar de nuevo pero la brusquedad en que abrieron la puerta me asusto.

—¡Que quiere a esta hora! — no era lo que esperaba —Inglaterra— dije secamente, que hacía ese cejón ahí.

—Rusia— me conteste la misma manera.

Lo miré, el me miró, si nuestros ojos fueran armas, ya nos abríamos matado.

—ve? ¿Ocurre algo Inglaterra?— la voz de Italia se hizo presentes — ¡ Rusia!— dijo exaltado el italiano.

—¿Italia? ¿Qué haces tú aquí?— le pregunté pero solo e respondió con un "ve".

—¿que pasa chicos?— y de pronto salió de la casa América, que era lo único que quería ver  —¿Rusia?— esos ojos color azul cielo brillaban con intensidad—América— dije alegremente, quería brazarlo, pero había cosas estorbando.

—¿Que haces aquí?—

—de visita, nadamás—

Mi eterno enemigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora