Capitulo 35: Gracias (Final)

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Inglaterra

Ya era más de medio día, una enfermera nos dijo que América ya había despertado y que ya no era horas de visitas, así que teníamos que ir y que nos preocuparamos, pues el saldría mañana del hospital. Eso me calml, lo que no me calmado es Canadá no había llegado, después de su llamada, intentamos llamarlo otra vez, pero no contesto de nuevo.

—Ya lo llame, pero yo no contesta—

—¡Ve! Al menos sabemos que esta bien, tal vez solo esta haciendo otras cosas —

—¡Ese niño me va a escuchar! —Mi pobre Canadá, el no era así, ahora sé a vuelto rebelde, ahora con que me va a salir, solo espero que no me salga como Francia.

—Creo que sera mejor irnos, mañana vendremos a ver al pequeño Al, voy a llamar a un taxi— 

Francia salio del hospital, solo habíamos quedado Italia y yo, solos, mire un poco a mi compañero, viendo bien,  era delgado, un poco más bajo que yo, cabello castaño, ¿De que color eran sus ojos ? siempre los tiene cerrados, eso es algo raro. 

—Ve, ¿Arthur?—

Su rulo, que pasara si lo toco, América y Canadá tiene uno, siempre dio curiosidad de tocarlo, digo, solo están ahí.

—¡Gya! ¡Arthur!—

De tanto pensar que no me había dado cuenta que tire del rulo del italiano.

—Eh? Ah !! ¡¡Lo siento, lo siento!!—

No puedo creer lo que había hecho, el pobre italiano tenía lagrimas en sus ojos, gimoteando un poco, después de una enfermera se hacer a nosotros, nos tomo de nuestras chaquetas y nos arrastro a la salida.

—¡Esto es un hospital, así que dejen de hacer desorden!—

Mi cara se puso roja de la vergüenza, aun no puedo creer que hice eso, ahora como podre ver a Italia a la cara.

—¿Qué les ocurre a los dos?— Francia nos vio, hizo una cara de diversión y se muy bien que porquerías se estaba imaginando, Italia aun tenia algunas lagrimas y su rostro estaba un poco sonroja, a excepción del mio que parecía un tomate.

—¡No es nada de lo que estas imaginando! Cara de rana—

—Bueno, será mejor que vayamos al hotel—

Esperamos a que el taxi llegue, la enfermera que nos había sacado nos estaba viendo desde la ventana, vigilando, Francia se voltea a verla y nos ve a nosotros con una sonrisa en sus labios, maldito cara de rana y su imaginación cochina. 

—Iggy ~ ya es hora de irnos—

—¡Deja de tocar mi cara, maldito pervertido!—

Nos subimos al taxi, Francia se había subido en la parte de adelante, mientras que Italia y yo nos subimos en la parte trasera, estaba nervioso, no había pasado ni mucho tiempo desde que había tocado su rulo.

Ahora estaba frustrado, yo estaba avergonzado, mientras que Italia estaba como si nada, hablando amigablemente con Francia, hasta con el conductor. 

Por fin habíamos llegado al hotel, por fin podía ser libre, Francia e Italia estaban hablando en todo el camino, en cambio yo  estuve callado en todo el camino mientras miraba la ventana. 

—¡Oh! Inglaterra— Francia me había tomado bruscamente de mi chaqueta, haciendo que casi cayera.

—¡Ten cuidado!—

—Lo siento ... pero mira —me señaló en la entrada— ahí esta Canadá—

 Me solté del francés, camine con pasos apresurados, ese niño me iba a oír, había desaparecido por todo un día entero, sin ir a visitar a su hermano y sin decirme en donde estaba.

Mi eterno enemigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora