3.

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Joel.

—Y odio a Samuel por haber terminado conmigo, es decir, ¡sé que va un mes! Pero lo extraño, en cierta forma siento que lo necesito mucho.

Fruncí el ceño ante lo que Giselle me estaba contando, estaba comenzando a enredarme entre tantas historias que ya no estaba comprendiendo ni la mitad de cada una.

Nunca tuve problema alguno con escucharla, así sus crisis fueran mínimas y sin sentido, éramos amigos, muy buenos amigos; si ella necesitaba de mi yo no tenía problema para estar con ella. Y ni decir al contrario, pues yo nunca le contaba cosas muy personales que me estuvieran afectando, y ella estaba para dar ánimos así no supiera que era lo que me pasaba. Sí había días en los que no soportaba su presencia por ser tan desesperada en ciertos aspectos, lo compensaba el gran corazón que tenía y nunca iba a dejar de tener.

Debo admitir que sus líos amorosos no eran de mis historias favoritas para escuchar, ya que yo no tenía ni idea de lo que era estar con una persona como para poder dar mi punto objetivo de vista, a veces me basaba en las películas románticas de los ochenta para poder darle un consejo. Sabía que no lo iba a seguir porque ella estaba consciente de que yo no tenía una noción de nada, pero de igual forma lo agradecía.

—¿Acaso lo viste? —pregunté recostándome en mi cama.

Mi habitación parecía ser nuestro mejor lugar para soltar quejas y quejas, siempre que ella necesitaba hacerlo me llamaba y automáticamente subía, de la misma forma si yo la llamaba.
Esa vez fue una visita rápida, le mencioné que saldría a casa de Chris, mas no sabía la hora y estaba esperando por su mensaje. Giselle no lo conocía personalmente, pero esperaba que pronto pudiera hacerlo porque ambos formaban parte importante en mi vida.

—¡Si! —dijo frustrada dando vueltas de lado a lado, haciendo movimientos con sus manos—. Iba en el bus, como todos los días, estaba lleno, como todos los días, él se subió, ¡como todos los días! Yo iba del lado de la ventana, y el asiento del pasillo era el único disponible, ¿tienes idea de lo que hizo?

—Ehhh, ¿no?

—¡Se fue de pie! Prefirió ir de la forma que más odia en el autobús ¡que sentarse conmigo! ¡Me odia más de lo que odia ir de pie!

—Giselle, no te odia —dije rodando los ojos—. Creo que por fin comprendió que te hizo daño, supongo que está bien que tome distancia.

—Pero...

—Además —agregué antes de que pudiera decir algo—, creí que estabas en el problema con los chicos de tu escuela.

—¿Cuál? ¿El de Daniel?

—No sé su nombre. El chico con el que estás pero no estás porque tiene novia, ella empezó a sospechar, están por terminar, blah, blah, blah.

—Oh... Cierto, pero eso no es importante. ¡Sammy lo es!

Necesitaba algo más que paciencia para poder soportar más de esos enredos, absurdos para mi, de Giselle antes de que terminara también alterado por ellos.

Mi celular sonó, indicando una notificación de mensaje de texto, lo cuál era raro porque ¿quién usa actualmente los mensajes de texto? Ni siquiera mi papá lo hacía. Me sorprendió ver que era de Christopher, no imaginaba que él supiera usar algo más en su teléfono que Whatsapp, Instagram y Snapchat.

—¿Es tu amigo? —preguntó Giselle.

—Si, está esperando en su casa.

—¡Puedo llevarte si gustas!

Me negué amablemente, ella era un año mayor que yo y tenía su licencia, también un auto... Pero no me confiaba mucho de que otras personas al volante, a penas pensaba que mis padres eran aptos para ello.

Carry You. [JoChris] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora