15.

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Desde el encuentro en el cine pasó un mes. Treinta y un días desde los que puedo decir que perdí a mis amigos.

Esa tarde, al salir yo huyendo de ahí, ellos siguieron con sus planes con salir a pasar la tarde con Giselle. No me pareció incorrecto, pues ese suponía ser el plan que ella tenía para los chicos y, si a mi no me habían incluido una vez, no me afectaba. En el tiempo que pasaron juntos encajaron todos a la perfección, todos se llegaron a sentir identificados con las palabras que Giselle tenía para decir que no pudieron dejar de frecuentarla tiempo después.

A las siguientes salidas tampoco me afectó, seguía hablando con ella por mensajes, la veía de vez en cuando y a los chicos todo siguió su curso en la escuela, independientemente de lo mismo que pasó en el cine. Hablaron mucho de su graduación y grandes eventos por venir, parecía que solo esperaban una buena razón para poder reunirse con mi rizada amiga. No me importó, yo los prefería a cada uno por su lado, nunca mezclando.

No fue hasta mi cumpleaños que me pegó de golpe.

El día de mi cumpleaños era mi día favorito, incluso sobre la Navidad, porque era el día donde las personas cercanas a mi tomaban un momento de su día para felicitarme. Mamá despertaba temprano para despertarme con un abrazo, Gabriel me trataba bien aunque fuese en el desayuno, papá marcaba para hacerme saber que iría el fin de semana en compañía de mis hermanos; dentro de casa era todo lo que quería y no me gustaba pedir más, no pedía más que ellos estuvieran conscientes de que era mi día.

Con mis amigos era algo que también los hacía ser amables de vez en cuando. Erick siempre llevaba un pastelillo a la escuela para darmelo en el almuerzo, no importaba si lo compraba de última hora en una tienda camino a la escuela, el pastelillo siempre estaba ahí. Richard, Zabdiel y Christopher siempre comían de mi pequeño pastel y no paraban de felicitarme, aunque fuese con intención de ser molestos. Al final del día íbamos a una pizzería, donde comíamos hasta reventar y buscábamos algo divertido para hacer.

Por parte de Giselle, se tomaba la molestia de llegar a mi casa en la noche después de sus clases extras, solo para llevarme un pequeño pastel con velas encendidas hasta mi puerta, acompañado de unas estampitas para completar un álbum que compramos juntos años atrás. Cada año yo colocaba una estampa nueva por mi cumpleaños, día de San Valentín, Navidad, Halloween, y 9 de octubre, nuestra fecha secreta, y ella esperaba lo mismo. Para nosotros no había nada más significativo que eso, porque era algo que compartíamos.

Sobra decir que ese año solo tuve lo normal en casa, el pastelillo de Erick y un regalo por parte de Yoandri.

Comí mi pastelillo completo porque ninguno, además de Erick, estuvo en el almuerzo ese día. Y, por primera vez en cuatro años, no coloqué una estampa en un día importante.

—¿Crees que ya se olvidaron completamente de nosotros? —preguntó Erick a la hora del almuerzo.

—Yo pienso que es temporal, están emocionados porque ella pasa por el mismo estrés de último año —dijo Yoandri, quién ahora pasaba más tiempo conmigo y con Erick.

—Maldita sea, espero que no sea algo de último grado. Porque parece que a Joel no le bastará con dejarme sólo en mi último año, no, ¡será desde el penúltimo!

—No exageres, no planeo deshacerme de ti pronto —le dije a Erick, haciéndolo sonreír.

—Yo digo que vayamos hoy a casa de Christopher, llamemos a Zabdiel y Richard y tengamos nuestro viernes social de vuelta.

—Es lunes, Erick.

—Cállate, Yoandri, arruinas mi plan.

—Si, si, seguramente yo soy quien lo arruina —murmuró divertido al levantarse—. Deberían hablar con sus amigos, aún no les hacen nada que podamos decir malo.

—¿Disculpa? Se olvidaron del cumpleaños de Joel, eso es lo bastante malo como para desterrarlos de aquí si no fuera porque los queremos un poco.

—Quizás no lo hicieron con intención, Zabdiel mandó un audio.

—Si, cinco días después.

—No importa —dije interviniendo en la conversación—, solo están fascinados por Giselle. En cuanto les baje un poco eso, volverán.

—Como si la chica fuera la gran cosa.

Yo sabía que probablemente no era la gran cosa, y no había nada que los retuviera con ella más que ellos quisieran, pero no quería hacerme a la idea de que, efectivamente, nos estaban ignorando.

Ni siquiera pasaban los almuerzos con nosotros, y aún así no quería considerar que estaba perdiendo amistades.

|•••|

Por la tarde en mi casa, ignorando el plan de Erick de ir a casa de Christopher y llamar a los demás, estaba pasando el tiempo viendo una serie de súper héroes en televisión que, si bien no me gustaba, era tolerable. Me quedé confundido cuando llamaron a la puerta, nunca teníamos visitas.

Me confundió más aún ver a Nath en la puerta tomando a su mamá de la mano.

—¡Gracias a Dios que si estás! Buenas tardes.

—B-buenas tardes...

—Sabes que no me gusta abusar de tu amabilidad, pequeño, pero necesito urgentemente una niñera para Nath. No sé donde diablos está Christopher, y no me interesa, lo único que quiero es donde poder dejar a mi bebé, ¿podrías cuidarla?

—¿Y-yo? Eh, digo, si, seguro. No habría problema de mi parte, ¿qué tal de la tuya, Nath?

—¡Yo me quedó! —gritó la niña afirmando a su mamá, quien soltó un suspiro de alivio ante la respuesta.

—Muchas gracias, Joel. No sabes cuanto lo aprecio. Volveré por ella en tres horas, ya comió, yo le daré de cenar cuando llegue, tiene un poco de tarea pero la puede hacer sola y...

—No se preocupe, señora, cualquier cosa que Nath necesite estoy para eso. Puede irse tranquila.

No la detuvo de agradecer unas cuantas veces más mientras se detuvo a despedirse de su hija con mucho cariño y diciéndole que debía comportarse. Nunca fue sorpresa para nadie el favoritismo de la mamá de Christopher por Nath, hasta él lo notaba y quería pasarlo por alto.

—¿Y bien? —preguntó Nath una vez que entró a mi casa.

—¿Y bien qué?

—¿Qué haremos esta tarde? ¿Ver televisión? ¿Jugar? ¿Tienes algún perro? ¿Gato? Tu casa es grande, ¿podemos jugar escondidas?

—Hey, hey, hey, para ahí, primero tienes tarea.

—Solo es una investigación y no tengo celular o computadora para... —le extendí rápidamente mi móvil, después de todo, no tenía contraseña—. Oh, gracias, señor responsable.

—Si terminas tu investigación rápido podría considerar llevarte al parque o jugar algo.

—¿Sólo tú y yo?

—Déjame ver eso.

Caminé atravesando la sala hasta una pequeña puerta a final del pasillo, donde estaba la habitación en la planta baja que ocupaba mi hermano menor. Sin tocar, así como el tampoco lo hacía conmigo, abrí la puerta. Como era de esperarse, Gabriel estaba recostado en su cama viendo el celular.

—¿Qué quieres?

—Nada —dije simple—. ¡Creo que seremos tres en el parque!

—No iré al parque.

—Si irás.

—No quiero.

—Debes salir, estás muy pálido. ¿Sabes lo que es la luz solar?

—¿Te puedes ir?

—¡Seremos cuatro en el parque! —anunció Nathalie a mitad del pasillo.

—Estoy seguro de que tienes diez años y recibes una buena educación para saber contar. Seremos tú, Gabriel y yo...

—¡Y Chris! Le mandé un audio mientras hablabas con tu hermano, ¡dijo que si!

¿Qué había hecho qué?

Carry You. [JoChris] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora