20.

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Pude dormir, fácilmente, hasta que ya era tarde. Y me alegré como nunca de que en la casa no se sintiera ninguna presencia.

A pesar de todo lo que dormí, me seguí sintiendo cansado por mucho tiempo después de que desperté, no quise abrir los ojos. Solo esperé a que el tiempo pasara hasta que mi tranquilidad se viera perturbada por la entrada de mi madre o Gabriel, incluso mi padre de forma inesperada, y estaba contando con que eso sería pronto.

En mi celular había bastantes mensajes de Erick que no estaba con muchas ganas de leer, solo uno de Chris, algunos de Yoandri preguntando por la tarea para el lunes.

Estuve a punto de volver a caer dormido cuando escuché ruidos, y si, eso significaba que ya era hora de volver a la triste realidad. Esperando ver a Gabriel intentando que le hablara, me senté en la cama con desgano. Pero no era Gabriel quien hacía tales ruidos.

Era Christopher, irrumpiendo por la ventana, en la cuál tenía problemas para entrar.

-Seguro te preguntarás que hago, y te daré la respuesta en cuanto entre.

Durante los siguientes quince minutos, todo fueron quejas y quejas de su parte sobre lo pequeña que era mi ventana. Pero finalmente logró entrar y quedó tendido en el suelo con respiración agitada.

—Esa ventana es muy pequeña —dijo para sí mismo—. Gabriel me advirtió que no hablarías, aunque estoy seguro de que la curiosidad te ganará y harás una pregunta a continuación.

—¿Qué haces aquí? —pregunté. Mi voz sonó demasiado ronca, como si no la hubiera usado hace tiempo cuando solo fueron unas horas.

-No podías asistir a la cita así que traje la cita hasta ti.

—¿Disculpa?

—Disculpado —dijo con una sonrisa burlona. Se levantó y se acercó a mi para quitar las sábanas que tenía encima mío—, ahora tienes que salir conmigo... Pasaremos todo el día juntos.

—Son las seis de la tarde.

—Bueno, encendemos la luz y pretendemos que es de día, cuando sea no sé, ¿media noche? suponemos que ha anochecido.

—Es la idea más...

—¡Increíble! Lo sé. Sal ya de esa cama, vamos, vamos —me apresuró.

Sin decir nada más, me levanté para rodear mi cama y llegar hasta el lugar de mi habitación por la que él había entrado, donde ya tenía todo dentro de su mochila.
Me pidió que esperara, lo hice mientras lo observé sacar todo el contenido de la mochila.

—Eso es demasiado saludable para ti, ¿algo anda mal?

—No, pero ya comimos a mi manera las últimas veces, ésta vez será a la tuya. No me puedo quejar, me gustan las fresas.

—Dudo que disfrutes de una ensalada y agua, Chris.

—Lo que disfruto es tu compañía, no importa la comida.

—Palabras con gran peso viniendo de ti.

—Intento ganar puntos contigo —se excusó sonriendo. Sonreí de vuelta.

Comimos en silencio por unos minutos hasta que Christopher comenzó a hacer comentarios de que le faltaba sabor o ser pizza, me preguntó miles de veces como podía ser que comiera eso y me gustara; me hizo reír su actitud infantil, en especial porque había sido su idea, cosa que ya estaba lamentando a más no poder, por lo que decidí ofrecerle una soda. Después de todo, Gabriel siempre tenía sodas sin importar nada. Agradeció unas cuantas veces que le llevara la soda hasta que me dejó bajar por ella.

Carry You. [JoChris] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora