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Sólo quedaba un acontecimiento importante más en el calendario: la graduación.

No era un tema que pusiera mi mundo de cabeza, yo tendría la mía para disfrutar y estresarme el año entrante, no ahora. Tampoco es como que no me emocionara mucho el que mi novio se graduara, por ese lado estaba muy feliz y emocionado de verlo pronto recibiendo sus papeles, cerrando otro ciclo importante en su vida y agradecer estar en su lado. Lo que no me hacía ilusión era ir al nada interesante baile que la escuela estaba muriendo por dar.

El consejo estudiantil andaba de un lado al otro, como hormigas trabajadoras, sin parar hasta obtener todo tal cual querían. Los carteles estaban en cada pared disponible en los pasillos, los anuncios matutinos e intermedios no dejaban de alentar a los de último grado a comprar sus entradas e invitar a quienes quisieran, los profesores ya empezaban a molestar con las reglas a respetar, muchos ya tenían su plan para infiltrar alcohol, todo estaba preparado.

Las infinitas invitaciones al no dejaban de sorprendernos a todos conforme el día se acercaba. Ya había visto de todo: rosas, chocolates, carteles, peluches, globos, interrupciones en clase, gritos en los pasillos, cartas, poemas, almuerzos y, por más bizarro que esto pareciera, un caballo fue visto el viernes pasado. Todos en último grado parecieron fascinados con la idea de ir al baile.

Todos a excepción de Christopher.

Hablaba y hablaba de lo mucho que quería asistir, tenía planes incluso con Zabdiel y Richard de hacerle su última jugarreta a la profesora de química (su mayor pesadilla en todos sus años estudiando ahí), pues el famoso baile sería después de la entrega de diplomas, una semana después de finalizar las clases, la profesora ya no tendría autoridad sobre ellos como para amenazarlos.

Y aún así, yo moría de desesperación al ver que no me incluyó en sus planes.

No quería ir, pero quería que me llevara.

—Tomo tu silencio como un "si, Yoandri, puedes tomar todas las papas que quieras", muchas gracias.

Fruncí el ceño cuando su mano llegó sin problema alguno hasta mi comida, pero no le tomé importancia.

Pasaba el almuerzo con Yoandri desde que Christopher y los demás los tenían obligados a ayudar con la decoración del baile, pues al final si terminaron haciendo posible la fusión de las dos escuelas y prometía ser algo colosal y memorable. No era tan mala la compañía, aunque me sentí culpable de que ya no llegara a tener la misma comunicación con sus amigos y mis compañeros como antes.

Erick llegó dentro de poco a sentarse con nosotros, con el rostro notablemente sonrojado y una sonrisa nerviosa que intentó, inútilmente, esconder.

—Habla —exigí tomando agua.

—Una chica de último me invitó al baile —soltó en un instante.

Escupí mi agua en la cara de Yoandri.

—¡Amigo, que asco!

—¡¿Dices que te invitaron al baile?!

Mi reacción no fue acertada, lo acepto a este punto. Pero era una noticia impactante a la cuál no le daba crédito. Los de primero y segundo normalmente no estaban contemplados para ir a esos eventos, al ser algo de los futuros graduados, las entradas al lugar se vendían entre ellos. Seguro, un menor podía ser invitado por alguno de sus amigos o pareja mayores, cosa que era rara porque era como invitar a niños, o eso decían.

Lo que me sorprendió es que Erick, siendo un chico que para su suerte distinguía a alguien de su propio grado y era menor que yo, fuera invitado con anticipación por una chica con la cuál cruzó unas cuantas palabras; a diferencia de mi, que mi actual novio era uno de los más activos en la organización del baile.

Carry You. [JoChris] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora