22.

840 97 30
                                    

Sonreí cuando Christopher se sentó sin pensarlo a mi lado en el almuerzo al día siguiente.

¿Qué puedo decir? Di un gran paso para lo que fuese que había entre nosotros, fui la persona más valiente del mundo en esos cortos segundos que lo besé.

Y volví a ser yo mismo cuando salí corriendo a mi clase sin decir nada más, porque claro que era algo que yo haría.

Lo evité un poco, sí, y él lo supo todo el día, ya por la noche me mandó mensajes diciendo que lo entendió, más no quiso incomodarme al querer pasar el día pegado a mi. Agradecí mucho el gesto, por fin comprendió lo mucho que yo necesitaba de mi espacio.

—Creo que tenemos un tema pendiente —susurró antes de comenzar a comer. 

—Si... Yo no creo que pueda volver a mirarte después de eso —murmuré con la mirada fija en mi comida.

—Hey, no fue nada malo —dijo acercándose un poco a mi—, es algo que sin duda me gustaría repetir.

Apreté los labios en cuanto sentí mi cara arder por la vergüenza, ¿en qué demonios pensé al besarlo? En muchas cosas, puedo decir. En arreglar la situación con él, en lo mucho que quería hacerlo y en demostrar algo, y eso era que tenía iniciativa.

—¿Me explican por qué Joel parece un tomate? —preguntó Erick sentándose frente a nosotros.

Claro que no podía faltar Erick.

—Recordó algo, supongo —respondió Chris simplemente.

Mi amigo nos miró inquieto, esperando descifrar algo que estaba seguro y nunca iba a pensar. Él no podía llegar a considerar esa posibilidad de la nada, ¿cierto?

—¡Lo besaste!

Necesitaba saber cómo era que parecía leer la mente o verlo todo, no era posible.

—Claro que no.

—Sé de tu miedo a acercarte a las personas, contacto físico y otras tonterías, ¡pero esto es algo obvio!

—No lo es —intervino Chris. Lo miré por un segundo, noté como él también se había sonrojado.

—Tranquilos, yo no diré nada. Nada de nada, es más, ¡yo ya me iba! Ahí están Richard y Zabdiel.

Tomó su bandeja con su almuerzo, lo seguí con la mirada cuando se levantó y caminó a pasos torpes hasta nuestros otros dos amigos y los alejó inventándose una boba excusa. Me las iba a pagar.

—Hoy seremos solo tú y yo, ¿no?

Asentí levemente, no tenía idea de qué decir. Antes de poder disfrutar de un almuerzo incómodo al lado de Christopher, Yoandri apareció frente a mi caminando en dirección a su mesa. No quería hacerlo con tanta desesperación, pero no estaba listo para hablar un poco con Chris, así que le pedí con señas que se sentara conmigo. Se negó tanto como pudo, y para mi buena suerte, accedió a mis insistencias.

—Hey, Joel, tanto tiempo —saludó Yoandri casualmente al sentarse a mi lado—. Christopher.

—¿Qué se supone que haces aquí?

El fastidio era evidente en la voz de Christopher, y la creciente idea de Yoandri de molestarlo también.

—Lo mismo que todos hacen en la cafetería: comer.

—Sabes a lo que me refiero.

—Oh, claro que lo sé, pero no te debo explicaciones —sonrió falsamente Yoandri y apartó su vista de Chris—. En fin, Joel, ¿tienes los problemas de física?

Carry You. [JoChris] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora