9.

875 100 23
                                    

—¿Piensas comer todo eso? —pregunté asombrado al ver todo lo que Chris había ordenado.

—Si, contigo. No pienso enfermarme por comer tanto.

—No creo que te sea de ayuda, no como tanta chatarra en un día.

—Entonces, querido amigo —comenzó a decir rodeándome con su brazo para guiarme a un lugar donde sentarnos—, necesitas salir más conmigo para que veas lo que es comer mucha chatarra.

—Si... Prefería no hacerlo —murmuré tomando un poco de mi bebida.

—Lo harás de todas formas —afirmó abrazándome fuerte con su brazo.

Sonreí un poco ante su abrazo para no demostrar que estaba incómodo, por más que me agradara Christopher no podía evitar sentirme incómodo ante nuestras tan mínimas de afecto. La pequeña mesa en la que estábamos se encontraba llena de comida de Taco Bell, podía apostar que todo el menú estaba ahí sin exagerar y Chris estaba con toda disposición a probar de todo, mientras yo me sentía bien con una simple bebida.

Fue agradable pasar la tarde comiendo con él, siempre estaba con algo para decir y no dejaba que un solo momento en la conversación quedara vacío. Además de que siempre lo acompañaba de alguna broma, seguido por su contagiosa risa que me hacía imitar su acción. Hubo un momento en el que terminó riendo como loco por alguna tontería que yo no entendí, pero, como dije, su risa me hizo imposible no seguirle la corriente aunque no tuviera una simple idea de lo que causaba la risa.

—Entonces... —murmuró después de terminar el último bocado en la mesa— ¿qué puedes decirme de ti que los otros cuatro no sepan?

Lo medité por unos segundos, cosa que pareció desesperarle un poco.

—Hmmm, tengo miedo a los chihuahuas.

—Oh, vamos, eso no era lo que estaba buscando. Pero es válido.

—¿Esperabas que te dijera algún secreto oscuro?

—Si; al menos algo sobre tu familia.

—¿Un secreto oscuro de mi familia? ¡Ya! Nuestro sótano es una cámara de tortura para todos los que nos desagradan.

—Muy gracioso, pero en tu familia es imposible que sientan algo como el desagrado —dijo sonriendo.

—No conseguirás que te diga mucho, no hay nada que decir.

Tal vez sí había mucho, pero no lo iba a decir justo en el momento en el que comenzaba a sentirme bien. Estaba alejado, de alguna forma, de todos los problemas que acontecían en mi vida; estaban siendo opacados por los buenos momentos que estaba viviendo con mis amigos, con mis compañeros, con Christopher. Lo aparté de mis amigos porque él era algo totalmente diferente, o me hacía sentir diferente a todos los anteriormente mencionados.

No quería arruinar el momento, no lo valía.

—Se te ve bien mi chaqueta —me dijo después de un tiempo—. Incluso mejor que a mi, ¿cómo lo haces?

—Supongo que soy lindo, tú sabes, es mi don —bromeé parpadeando repetidas veces en mi intento de parecer lindo.

—Si, lo eres —murmuró con una sonrisa en un tono bajo que casi lo perdí—. Deberías usarla más seguido, ¿no crees?

—Si, Christopher, debería usar todo tu armario.

—Deberías, ¡totalmente de acuerdo con eso!

—¿No detectas mi sarcasmo?

—No, tus ojos me distraen.

—¿Qué tienen que ver mis ojos?

—Nada... Nada —dijo golpeando su cabeza levemente contra la mesa.

Carry You. [JoChris] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora