Por primera vez, la vida le había brindado una oportunidad de estar con la persona que había estado esperando por los más tortuosos años de su joven vida, y él no pretendía dejar pasar ésa oportunidad…
Al llegar, estacionó su auto en el aparcamiento que marcaba el D2 en él. Salió del coche y se dirigió a subir las escaleras del edificio correspondiente. Ya dentro, decidió trasladar sus pies hacia su habitación para luego tirarse en el colchón y quedarse ahí toda la noche sin pegar el ojo.
Al parecer, nadie podía pegar el ojo en la noche de hoy.
Giró la perilla y se adentró a su espacio más íntimo, su habitación. Un lugar no tan grande, pero acogedor para el moreno. Estaba perfectamente amueblada, sin sobrepasarse de objetos. En una esquina se encontraba la enorme cama de Zayn, la cual lucía desarreglada y sin hacer. En la otra esquina, la derecha, se encontraban varias cajas, unas abiertas y otras aún selladas de la mudanza del moreno a Norwich -resultaba que Zayn no había llegado exactamente hacia Norwich desde Italia, sin embargo, estuvo una temporada en Londres y luego pasó a Norwich con el asunto del negocio y los estudios que su tío de padre les exigía completar. Y así, también aprovechaba su tiempo libre para visitar a su abuela, Rose.- Las paredes, estaban pintadas en un color crema hueso y, en ellas, se encontraban una inmensa cantidad de pósters y cuadros con nadie más que Liam Payne.
Cantidad de pósters merodeando por toda la habitación podrían hacer sentir a cualquier persona acosada. Pero, para Zayn, era como estar en el mismo cielo. Lo más curioso de todo era que era éste mismo el que tomó todas y cada una de las fotografías con su móvil: Liam comiendo, Liam escribiendo en clases, Liam hablando con un bronceado de pelo rizado y un castaño, Liam en el lavadero higienizando sus manos, Liam caminando por los pasillos libremente, Liam en la foto copiadora. Todo era Liam, Liam y más Liam. Tanto que cualquier persona lo definiría como obsesión, mientras que esto era amor para los ojos del morocho italiano que se encontraba mirando hacia el techo y, de vez en cuando, giraba sus orbes hacia uno de los pósters.
Si ______ no quería ser nada para él, entonces, para Liam tampoco, eso lo tenía claro y lo podría en práctica mañana mismo, haciendo algo de lo que quizás se arrepentiría, pero, como dicen por ahí: “si es por amor todo se vale, todo se puede, todo se perdona” y era justo la frase de la que el moreno se aferraba.
Zayn paró su extremidad superior de la cama y quitó sus tenis con tal de sentirse más liberado, como si de esa forma las ideas fluyeran más frecuentes en su memoria. Luego, tomó su celular que se encontraba en sus bolsillos delanteros y tecleó rápidamente un número de teléfono.
-¿Luke?...Necesito que me hagas un favor, primo…
[Narra Liam]
Me levanté exasperado pero a la vez cansado. Los ojos me ardían como nunca debido a que no había podido conciliar el sueño en toda la noche. Caminé hacia el baño y la sensación de tener una estaca en el pecho se hizo más fuerte. Se sentía algo extraño, como si me clavaran una espina en el corazón.
Abrí la regadera y mojé mi cara tomando pequeñas charcas de agua y echándolas en toda mi cara. La sensación continuaba.
-Mierda…-mascullé para mis adentros y salí dispuesto a ir al instituto.
Apenas era martes, así que, los estudiantes solo caminaban como zombies hacia sus salones de clase. Revisé el horario de clases de _____ y, efectivamente, tenía que asistir a clase de historia. Suspiré pesadamente mientras emprendía mi camino al casillero 365. Ya allí, lo abrí y saqué algunos libros.
-Hola- dijo una voz masculina, pero a la vez con tono de mujer. Cerré la taquilla y allí estaba _____ sonriendo débilmente.