[Narrador Omnisciente]
Ambos jóvenes perdieron la noción del tiempo, no se percataron cuándo se posó la luna llena en el cielo, ni cuándo se encendieron los faroles de luz de la enorme terraza, sólo que ambos habían caído exhaustos al húmedo césped del jardín delantero, luego de haber aseado hasta la última esquina de los azulejos de toda la casa.
La sensación de las gotitas de agua salpicadas en la tarde, los hacía sentir algo de frío, aunque, no necesitaban ningún tipo de brazada por la estación en la que se encontraban.
El verano en Norwich solía ser caluroso, algo justo luego de pasar frío durante todo el año, pero aún así, en las noches, el viento lograba llevar escalofríos al cuerpo de los jóvenes, los cuales no hacían más que estar en silencio, observando la luna, perdidos en sus propios pensamientos, luego de haber tenido un grandioso pero largo y agotador día.
El chico pensaba, mayormente, en el campeonato de billar que tenía que llevar a cabo la poseedora de su cuerpo, _____. El equipo al que pertenecía Liam era el segundo lugar en la Norwich Academy, ya que estaba siendo liderado por los norwichters, los mismos que lideraban la asociación de fútbol de la academia. Los llamados “populares”.
El castaño y sus amigos siempre habían deseado superarlos y llegar al puesto número uno para representar a la academia en cuanto a billar se trata. Sin embargo, para eso debían ganarles un reto cuatrimestral, para el cual Liam se había estado preparando durante toda una temporada, siendo el más destacado entre sus amigos. Claro, nunca se imaginó que en estos momentos estaría liando con problemas de falda y tacones, ni con una morenaza de clase alta que cada vez ocupaba más espacio en sus pensamientos.
Por el otro lado, la morena trataba de no pensar en todos los cambios que han pasado en su vida en tan solo una semana, pero le era imposible tratar de olvidarlo aunque sea por un par de horas, relajarse y pasar un buen rato con Liam, con el que ahora se estaba llevando de maravilla, en lo que cabe el sentido de la palabra.
De repente se vio sin novio, sin amigas, sin su nana. Estaba sola en el mundo desde el cambio. Pensaba en que tenía que acostumbrarse, pero era un proceso muy duradero. Al menos ya no le parecía tan extraño verse a un espejo y ver que era otra persona. Que ya no tenía su hermosa cabellera negra, ni los ojos del mismo color de la noche, ni su cuerpo, que aunque no le gustara todo de ella, se sentía más que bien consigo misma. Era espantoso para ella tener que verse en un cuerpo peludo y duro como el de todo hombre. Aunque Liam era realmente guapo.
El castaño dirigió su mirada hacia la morena por unos instantes, descubriendo facciones que hasta el día de hoy no sabía que poseía. Por alguna razón, a éste le resultaba menos incómodo estar al lado de él mismo, literalmente. De repente, llegó a su cabeza que tenía que pararse a hablar con la señora Olivetti Bianchi, la cual lo esperaba en su despacho y decidió comunicárselo a la morena.
-____...-
-¿sí?-posó su mirada en sus ojos marrones.
-Tengo que ir a hablar con tu madre, deséame suerte.
Rió- Suerte, Liam.
-¿Algo que me quieras aconsejar?
La morena suspiró. Su madre era muy difícil, siempre hacía de las suyas, por eso, le daba lo mismo seguir sus órdenes o no, porque igualmente le parecerían mal hechas las cosas.
-No.- dijo.- solo suerte con su obsesión por su trabajo.
-Bien.-dicho esto se paró, sacudió su pantalón, y se dirigió a la habitación de la señora Olivetti.
Ya parado frente a la puerta, se tomó un respiro y se preparó para lo que sea que viniera. Decidió mantener la calma en todo momento para no meter en más problemas a _____.
Tocó la puerta.
-Pasa.-se escuchó del otro lado. Obedeció.
Wow, era una habitación realmente enorme.
Y él que pensaba que la de _____ era grande, pero aquella no tenía comparación. El techo era alto, como tres veces la altura de Liam, dos de las paredes eran de un color blanco hueso, mientras que las otras dos, eran naranjas. Los estantes eran todos de madera oscura, y todos combinaban entre sí, algunos repletos de colecciones de libros de toda variedad, y otros con cuadros de reconocimientos y títulos universitarios. Había un gran escritorio rellenado con una computadora encima, y muchos papeles y libretas. Aquello parecía más bien una oficina que una habitación. Liam ni siquiera podía ver dónde se encontraba la cama. Si es que la había.
-¿Te piensas sentar o qué?-habló desde el otro lado del escritorio. Leyendo unos papeles dejando notar su acento con influencia internacional. Algo de lo que Liam no se había percatado en aquel primer encuentro.
[Narra Liam]
-Má…-
-No digas nada, _____. No quiero escuchar tus excusas.- me interrumpió dejando de lado los papeles y despojándose de sus gafas de lectura.- Sabía que esto algún día pasaría. Tu tía Magdalena me lo advirtió, me dijo que si no te prestaba atención te convertirías en...esto- puso cara de asco, mientras me señalaba- Eres una degenerada, es una lástima que seas hija única, que yo solo tenga esta opción. Me repugna saber que desperdicié esos nueve meses de trabajo para… esto. No te mereces nada. – alzó la voz. ¿De qué mierda hablaba esta mujer? ¿Es que acaso _____ nunca había hecho algo así? –Me he enterado de que has terminado con George, lo único bueno que tenías en la vida, ¡él sí podía dártelo todo!, A saber con cuántos protervos te estás revolcando por ahí, como toda una promiscua de clase baja. –me estaba ardiendo la sangre. En ese momento estuve muy agradecido de que _____ no esté aquí. Escuchando las barbaridades que le dice su madre, ¿Sería así de dura siempre? Y ¿qué demonios tenían esta gente con las clases sociales? Algún tipo de mala obsesión, seguro. – Y yo que te doy todo lo que tienes, y tú me pagas así, ¡Eres una beocia, _____! Y todo lo que haces es astroso. Me da vergüenza decir que soy tu progenitora.
-Pero si solo fue una fiesta…
Soltó un gritito histérico- ¿¡Una fiesta!? ¿¡Solo fue una fiesta!? Pero ¿Quién te estás creyendo? Si vas a salir a regalarte por ahí, hazlo. Pero en mi hogar no quiero esa clase de reunión. No quiero escuchar a nadie hablar sobre las “fiestas” que organizas en mi casa de nuevo. ¡No entiendes que eso solo sería como hundir mi carrera!
Así que eso era, _____ tenía demasiada razón cuándo me habló de la obsesión por el trabajo de su madre.
-“La hija de la prestigiosa abogada Russell Olivetti se prostituye en las calles de Norwich” ¿¡ES ESO LO QUE QUIERES BUSCAR, dañarme la carrera!? ¿ESO? Pues lamento decirte que no te vas a salir con la tuya. Así que puedes irte despidiendo de tus compañeritas, que desde que te gradúes, te irás a Milán con Magdalena.
¿QUÉ? NO…
-¿Me estas jodiendo, no? ¡Tienes que estar jodiendo! ¡No quiero!-reaccioné impulsivamente.
Sentí un fuerte escozor en la mejilla izquierda, la muy puta me había golpeado.
-No te pregunté si querías o no…te vas porque lo digo.
No. Esto no podía ser. No me iría a Milán y dejaría mi vida aquí. Ni mucho menos dejaría a _____ sola, con toda la presión. Algo tenía que hacer. Algo donde no incluya seguir las órdenes de la exagerada Señora Olivetti.
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ASDFGHJK El capítulo está largo así que no hay quejas xd
PREGUNTAAA: ¿CUÁNTOS MÁS YA ODIAN A LA SR OLIVETTI? /O/
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Gracias, nos leemos ;)
-Grisette x