"El principio de la sabiduría es el temor a Jehová".
Proverbios 1:7, RVR 1960.
Cuando algo me entraba en la cabeza, me costaba dejar de pensar en eso. Las vacaciones se acababan y pronto comenzaría la universidad. En sólo imaginar que estaría en un nuevo nivel académico, dentro de un salón lleno de alumnos de todas las edades y cualquier tipo de costumbres, con un nuevo sistema de aprendizaje, los nervios se apoderaban de mí.
La banda Generación Extrema iba a tocar en Ofrenda Agradable, la cual era un evento que se realizaba cada año en la ciudad de Esmeralda, donde reunía a las mejores bandas de música Cristiana de nuestra región. Y ahí estaban, mis chicos, orgulleciendo nuestra iglesia.
Sí, Generación Extrema era una banda joven, nacida de la congregación que pastoreaba mi padre; chicos con mucho talento, y hoy estaban allí arriba, en esa tarima deleitándonos con sus hermosos temas, en uno de los eventos más importantes de nuestro país. Me sentía muy feliz que ellos estaban siendo utilizados por Dios, sabía que grandes propósitos tenían.
El evento era en una plaza de la ciudad de Esmeralda, a la intemperie, y ahí estaba yo, en la zona VIP junto a Eliezer, que con su enorme teléfono transmitía en vivo la participación de la banda por Instagram.
Los chicos cantaban y sacudían toda la plaza. Sus canciones eran geniales y yo disfrutaba cada una de ellas, y así pude olvidar un poco el tema de la universidad. Sin embargo, en vez en cuando mi mente se desviaba, pero traté de enfocarme en el concierto.
Luego de cuatro canciones, Eliezer terminó la transmisión por Instagram y Generación Extrema le dio el pase a la banda siguiente, que también tuvo canciones buenas, pero no tan geniales como mis queridos chicos.
El concierto duró dos horas, y al pasar la última banda, la gente comenzó a retirarse de la plaza. El silencio y el ruido de las personas disipaban la sensación de haber estado en un lugar donde el sonido de la música abundó durante las últimas dos horas, y cada vez la noche hacía que mis parpados estuviesen más pesados.
– Ha sido una de los mejores conciertos que ha organizado Ofrenda Agradable – Me dijo Eliezer, con una sonrisa que reflejaba lo aún emocionado que estaba.
– Por supuesto, me ha encantado – Le respondí –, sobretodo el hecho de que los chicos tuvieron su participación – En serio, con todo esto pude relajar mi mente.
– Totalmente de acuerdo – Luego miró entre el grupúsculo que aún no se habían marchado –. Ven – Puso su mano en mi espalda –, hay que ir a buscar a los chicos.
– Está bien – Contesté y caminé junto con él.
Nos dirigimos cerca de la tarima; todavía había muchas personas que no se habían ido de la plaza y que obstruían el camino. Mientras andábamos, de lejos vi la cabeza Cristian, la cual salió por una puerta que estaba al lado del escenario; y más adelante salieron los otros.
– ¡Allá están! – Le avisé a Eliezer y nos dirigimos hacia allá.
Me acerqué a ellos y abracé a Cristian con muchas fuerzas.
– ¡Felicitaciones! – Dije con mi típica voz de niña alegre – Estuvieron muy geniales, en serio, se la lucieron, y me siento orgullosa que ustedes sean mis amigos.
– Je, je... gracias Liseth, nos alegra que hayan podido venir a vernos – Contestó Cristian esbozando una sonrisa.
– Sí nena, eres la fanática número uno de nuestra banda – Me dijo Elizabeth, con su habitual carisma.
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El Dolor que me llevó a tu Camino
Teen FictionAlegre, sabia y querida, esas eran tres palabras que definían a Liseth, una jovencita de dieciséis años con el sueño de convertirse en una gran Psicólogo para ayudar a muchas personas. Siendo hija de pastores, quería servirle a Dios y llenars...