Capítulo 20

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Cadenas (Parte 3)

"El hijo sabio recibe el consejo del padre; Mas el burlador no escucha las reprensiones"

Proverbios 13:1, RVR 1960.

Joshua Carvajal:


Poco a poco abrí mis párpados, lo borroso comenzaba a tomar forma, y mi conciencia regresaba a mí. ¿Dónde estaba? Me encontraba arropado, en una cama que no era la mía, en una habitación desconocida. Mi frente estaba totalmente vendada, y con un poco de dolor.

Me levanté. Cuando di el primer pasó el mundo dio vueltas, así que me volví a sentar. Retomé fuerzas y volví a ponerme de pie y me dirigí a la puerta. La abrí despacio, y el sonido del mar llegó a mis oídos. ¿Qué lugar era este?

Caminé mirando todo el sitio, hasta llegar a lo que parecía ser el vestíbulo de la casa, ahí se encontraba un señor, un poco anciano, en una mecedora tomando café y leyendo el periódico. Me acerqué y él me vio, luego sonrió.

– Vaya, eres un dormilón – Dijo. Tenía la cara arrugada y el cabello blanco, y una sonrisa acompañado de un bigote gris.

Aún veía un poco borroso, y no lo reconocía, ¿Quién era él?

– Había salido un poco tarde de la iglesia, decidí caminar a casa y a mitad de camino, te vi tirado en un terreno, con una herida en tu frente. Habías perdido mucha sangre. Gracias a Dios, te traje lo más rápido posible y saqué mi equipo de primeros auxilios. Me doy cuenta que ese curso que hice en mi juventud algún día lo tenía que usar. ¿Eres hijo de Ana Carvajal, cierto?

Lo miré; aún no tenía mucho equilibrio y tomé asiento en un diván que se encontraba allí.

– Relájate, has pasado por un momento complicado – Seguía hablándome.

– Lo siento, realmente estoy confundido – Dije al fin y toqué mi frente con gestos de dolor –. Y sí, ella es mi mamá; o al menos eso creí – Volví a recordar esa horrible escena donde mi madre se alejó de mí en el parque junto con el señor G.

– Debes estar cansado, puedes...

– ¿Cómo sabe quién soy? – Le interrumpí.

– Yo conozco a tu familia – Confesó –. Tu abuela, la señora Blanca Obregón hace muchos años atrás llegó a la iglesia, pidiendo una colaboración para comer. Nos contó todo lo que le había pasado, sus tíos quisieron abusar de ella y tuvo que escapar de aquella casa. Luego fue la concubina de un sujeto diez año mayor que ella, la cual nació tu mamá. En su adolescencia se escapó de su casa para salir de un entorno lleno de peleas y sufrimiento causado por tus abuelos. La señora Obregón nos pidió ayuda, porque se había separado de su pareja, y había quedado sin nada para comer.

»El pastor de nuestra iglesia decidió ayudarla, pero tu abuela al tener lo que quería, se fue de la iglesia. A pesar de que no sabías nada, tu mamá y la señora Obregón aún se comunicaban. Un día decidimos visitarla a su nuevo hogar para seguir predicándole la palabra de Dios, y ella le contaba al pastor todo lo que su hija le decía, fue ahí donde supimos de ti. Le dijimos a tu abuela que si se arrepentía de su maldad y le entregaba su corazón a Jesús, su vida sería diferente, pero ella se negaba, decía que si en verdad existiera un Dios, ella no hubiera sufrido tanto en esta vida, y no hubiera tanto desastre en el mundo.

»Intentamos convencer a tu abuela, pero se negó, hasta un momento que decidimos no molestarla más. Pasaron los años y el pastor tuvo la inquietud de ir a casa de tu madre, ya que la señora Obregón se negaba, quizás tu mamá cambiaba de parecer. Llegamos un día, tú estabas en la escuela, mientras la señora Carvajal nos recibió, y estuvimos un rato. Cuando se dio cuenta que éramos parte de una iglesia y le íbamos a hablar de Dios, también nos rechazó, y nos pidió que nos marchásemos de su casa.

El Dolor que me llevó a tu CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora