Capítulo 10

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"Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud"

Proverbios 5:18 RVR 1960.  


El rey Salomón, pedir esa sabiduría para dirigir al pueblo de Israel. Dios concedió ese deseo de ser sabio, de querer hacer el bien. Esa hermosa sabiduría para hablarle a alguien, para poder comprender el lenguaje corporal de una persona que grita: ¡Auxilio! ¡Auxilio!

Mi mente navegaba entre lo escéptico que pueden ser las cosas, y en este extraño sentir. No lo entendía, quisiera que un ángel del cielo bajará y me dijera: "He venido de parte de Dios para decirte que Él quiere cumplir una petición. ¿Qué pedirás?" Y así poder exclamar: ¡Sabiduría! Sí, porque eso era lo que quería, sabiduría para entender las cosas, para entender los sentimientos, para entender los secretos.

Era domingo. Joshua no fue para la iglesia, quizá estaba agotado por la larga jornada en el club Márquez. Casi no le presté atención a las palabras de mi papá, sólo escuchaba los aplausos de los congregantes antes sus declaraciones de fe.

El servicio terminó y fuimos a comer en un restaurante chino, casi no comí, estaba sosegada, tratando de entender lo inentendible. Llegamos a casa y me encerré en mi habitación para tratar de hacer algunos informes para metodología de estudio.

La noche fue cayendo, no tenía muchas ganas de hacer nada, sólo una cosa me sacó de mi ensimismamiento y me hizo sentir un poco mejor, y fue escuchar mi teléfono, Perla me llamaba.

– ¡Hola hermanita! – Dijo al contestar.

– Hola Perla – Contesté endeblemente.

– ¿Qué onda? ¿Qué tal todo? – Preguntó.

– Estaba estudiando, tú sabes, hay que cumplir con los deberes universitarios – Esa forma de hablar no era común en mí. Perla frunció ligeramente el ceño, extrañada. Tenía que desahogarme con alguien, ¿y quién más que con mi mejor amiga? Suspiré –. Está bien, tengo que confesarte algo hermana, no me siento bien.

– Sí, lo estoy notando – Contestó –. ¿Qué espera? Desahógate, aquí estoy – Esbozó una sonrisa.

– Ja, ja... eres tan linda – Estaba acostada, me levanté y me senté con las piernas cruzadas –. Vale, te contaré. La actividad en el Club Márquez estuvo muy linda, muchos jóvenes fueron tocados por la presencia de Dios, y al final terminó con un mini concierto. Comimos, y nos fuimos a nuestras habitaciones en el hotel. Aquella madrugada sentía algo extraño, salí de la habitación y me conseguí con Joshua, la cual no podía dormir porque tenía pesadillas. Hablamos en la azotea, no me quiso contar su problema, pero de algo estoy segura, hay algo que le perturba. Me dice que quizás él no sea esa persona que yo creo que es, y en cierta forma me asusta, porque lo veo y me parece un buen chico, pero hay algo más. Siento que no puedo con esto.

– Qué extraño – Replicó –. Bueno, hace días leí una frase que decía: "Todos tenemos un secreto inconfesable". Quizás ha sido un trauma muy fuerte en su niñez; o quizás sólo está siendo melodramático para crear expectativas.

– No lo sé, parece ser serio – Dije.

– Parece... – Perla se quedó pensativa por unos minutos y luego chasqueó sus dedos – al menos que... – sonrió suavemente – al menos que esté enamorado.

– ¿Qué? – Fruncí el ceño, extrañada.

–¡Claro! – Lo dijo con más convicción – Mira, en YouTube hay un canal llamado Jóvenes Comprometidos, donde un chico, Misael Dugarte sube videos hablando sobre los problemas sentimentales de los jóvenes y adolescentes, sobre todo en el campo cristiano. Se ha vuelto un Youtubersmuy popular en estos temas, y en uno de sus videos hablaba sobre algunas inseguridades de los chicos. Cuando un chico siente algo por una chica y no lo dice por miedo y timidez, comienza a mostrar actitudes de frustración.

El Dolor que me llevó a tu CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora