Capítulo 12

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"Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo"

Eclesiastés 4:9, RVR 1960.

El domingo fuimos a la iglesia como de costumbre. Nada nuevo, a excepción que la señora Yesica había asistido junto con Joshua y Axel. Mi hermanito no pudo evitar correr hacia ellos dos. Pero yo traté de no dirigirle la palabra. Estaba un poco molesta, creo que exageraba, aunque cada vez que recordaba cómo me habían rechazado, me enojaba más.

Me senté lejos de ellos y traté de disimular mi malhumor. Casi no presté atención al servicio, ni a nada, sólo estaba sentada dejando que mis pensamientos me consumieran.

Luego del servicio, Cristal y Abril se acercaron a mí.

– Y bien, ¿estás lista? – Me preguntó Cristal.

– ¿Lista para qué? – Dije extrañada.

– ¿Liseth? ¿Estás aquí? – Contestó Abril con sarcasmo, y luego chasqueo los dedos – ¡Despierta!

– Sí Liseth, no me digas que has olvidado que este viernes partimos a San Lorenzo.

Las miré perpleja. Con todo esto se me había olvidado eso. El congreso juvenil de la iglesia La Roca Fuertese celebraría este sábado, y el viernes teníamos que ir saliendo de Esmeralda.

Yo fui elegida por Cristal para participar en la exhibición de las coreografías que haría el ministerio Luz que brilla.

– ¡Ah sí! Ya lo recuerdo – Dije –. Pues claro, estaré preparando mi equipaje.

– Pues eso espero – Me contestó Cristal –. Habrá muchos representantes de todas las iglesias del país, aproximadamente unos treintaiún jóvenes que se encontrarán en las coreografías, así que tenemos que acoplarnos a todos.

Asentí con la cabeza, y me retiré. Vi de lejos a Sofía, siempre tan marginada, y con su cara de pocos amigos. Esperaba a su mamá y luego se marchaba. También vi a Joshua, pero le saqué el cuerpo, no quería hablar con él. Me acerqué a Eliezer y Elizabeth y me quedé hablando con ellos hasta que el tiempo pasara y me fuera con mis padres.

En la tarde hacía mi tarea mientras hablaba por Skype con Perla. Hablar con ella me tranquilizaba y ya se me había pasado un poco el berrinche.

– No vas a creer lo que tengo que decirte – Me comentaba ella muy emocionada.

– Déjame pensar... ¿tiene que ver con Javier? – Deducía.

– ¡Liseth! ¡Ja, ja, ja, já! ¡¿Por qué eres así?! ¡Ja, ja, já!

– No vayas a empezar a reírte.

– Lo siento, ja, ja, ja... no puedo evitarlo, ja, ja...

– Mírame, inhala – Respiré profundo, ella hacía lo mismo –, exhala – Boté el aire con tranquilidad. Parecía mucho más tranquila.

– Okey, je, je... aquí voy. ¡Javier se sentó a mi lado hoy en la iglesia!

– ¡¿En serio?!

– ¡Sí! – Me dijo con mucha emoción, como si hubiera ganado la lotería.

– Qué bueno hermanita. Seguro ese chico ya está babeando por ti – Le dije.

– No estés tan segura – Bajó la intensidad un poco –. Creo que quiere mi amistad solamente.

– ¿Y por qué dices eso? – Pregunté.

El Dolor que me llevó a tu CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora