Capítulo 17

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"El que anda con sabio, sabio será; Mas el que se junta con necio será quebrantado"

Proverbios 13:20, RVR 1960.    

Hoy iba a ser la exposición de inteligencia emocional en el auditorio de LUDCEM. Le pedí a Eliezer que me prestara su laptop, ya que esta tenía un software más avanzado para hacer diapositivas la cual le daban efectos espectaculares. También tomó prestado el auto de Elizabeth y me llevó a la universidad.

Papá dijo que estaría presente en la exposición, sólo que llegaría un poco más tarde porque tenía que visitar a unos miembros de la iglesia que lo llamaban.

Otra cosa curiosa fue que al parecer me tenía una sorpresita, algo que sabía que me iba a encantar, sólo que me lo diría luego de que terminase las exposiciones.

No sé qué cosa me quería regalar mi padre, aunque admitía que me conocía más de lo que yo creía. A la final, no quise preguntarle nada sino que me aguanté hasta que terminase la actividad para que me dijera.

Esta exposición iba a ser especial, uno de las calificaciones más importantes del semestre, porque evaluarían nuestras perspectivas como futuros profesionales. Y para darle más drama, en el auditorio estarían el rector de la facultad.

Afuera de la casa me esperaba Eliezer en el auto. Salí y me dirigí a él para montarme. Me senté en el asiento de copiloto.

– Y bien... ¿cómo te sientes? – Me preguntó Eliezer.

– Un poco nerviosa – Reconocí –, pero he estudiado lo suficiente como para aprobar.

– Así se habla. Siento que somos los más aplicados de toda LUDCEM.

– Ja, ja, já... bueno, si hablamos de ñoñerías, nadie te gana a ti – Bromeé.

– Tenías que arruinar el momento – Dijo picado. Yo me reí.

Eliezer arrancó y comenzó a tomar el camino que lo llevaría hasta la universidad.

– Oye, Eli, tengo que agradecerte por todo esto – Le comenté.

– ¿Agradecerme? Sabes que no hay problema si necesitas mi ayuda.

– No, lo digo en serio. No lo digo sólo porque me ayudaste hacer las diapositivas en tu programa, y me acompañarás hoy en la exposición, también te agradezco por ser mi amigo, porque me siento feliz de ser amiga de uno de los chicos más geniales de mi iglesia y de mi universidad.

– ¿Geniales? Eh... Liseth, ¿qué mosco te picó? – Dijo, frunciendo el ceño y mostrando incredulidad.

– Ja, ja, já... tonto, te estoy alagando – Dije –. Me he dado cuenta que a pesar de todo, eres un chico muy servicial; estás comprometido con lo que haces, y te digo otra cosa: Todo esto me lo dijo Verónica, y eso significa que aunque no lo creas, hay personas que admiran tu trabajo.

– Pues – Se sonrojó –. Soy un tigre – Soltó por un momento el volante e hizo un pequeño rugido levantando sus dedos.

– ¿Tigre? – Me reí a carcajadas – Eres un tierno gatito. Un gatito con anteojos.

– Ja, ja – Se rió sin gracia –. Bueno, gracias por tus palabras, en verdad no me importa que la gente note mi trabajo, porque yo hago lo que me gusta, y también lo hago para colaborar la obra de Dios, y para mí, eso es suficiente.

El Dolor que me llevó a tu CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora