"Los ojos de Jehová están en todo lugar, Mirando a los malos y a los buenos"
Proverbios 15:3, RVR 1960.
Por la tarde tomé una siesta. Estaba agotada, y tenía que descansar para el congreso en San Lorenzo. También me sentí un poco más tranquila al saber que arreglé las cosas con Joshua. Al parecer todo iba bien, hasta que mi teléfono sonó.
Alcé mi cabeza, mi cabello estaba desordenado, y mis párpados pesados. Tomé el teléfono y contesté.
– ¿Hola? – Dije al descolgar.
– ¡Liseth! Soy Eliezer – Contestó, con voz agitada.
– ¡Eliezer! – Repliqué molesta – Me despertaste, sabes que me molesta que me llamen mientras duermo. Y si no has visto mi estado en WhatsApp, fui muy clara de que iba a descansar y no quiero que nadie, ni siquiera mi ñoño amigo me moleste.
– Oye, cálmate – Dijo –. Claro que vi tu estado, pero tenía que llamarte, esto es importante. O al menos eso creo – Gruñí.
– Bueno, ¿para qué me llamas?
– Se trata de Joshua – Inmediatamente me incorporé –. ¿Recuerdas el Pendrive que estaba en su cuarto? Pues mi teoría era cierta, ahí habían unos videos, y los tengo aquí en mi laptop.
– ¡¿Qué?! – Exclamé – ¿Es una broma? ¿Te robaste el Pendrive de Joshua?
– Claro Liseth, no vez que yo soy un tonto – Contestó con sarcasmo –. Pues claro que no. Cuando estuvimos en su habitación, me dio tiempo suficiente para copiar lo videos y guardarlos en mi laptop. Luego dejé el Pendrive en la mesita de noche. Y no te había dicho nada para que te concentraras en la fiesta, pero luego que recordé esos videos, los vi, y son un poco... pues, no sé cómo explicarlos, tienes que verlo por tu cuenta.
– ¿Y dónde estás? – Pregunté mientras me levantaba y me vestía rápidamente.
– En el Café de tus padres.
– Okey, espérame ahí, inmediatamente voy para allá.
– Por cierto, hace rato estaba con Verónica aquí, y fue muy lindo tener... – Colgué.
Me daba cosa con Eliezer, pero no tenía tiempo para escuchar sus novedades con la guitarrista de la banda juvenil de la iglesia, por ahora mi prioridad eran esos videos, y era obvio que mi curiosidad se activaba cada vez más.
Mi hermano estaba en la guardería, y mi padre visitando a unos hermanos en el hospital. Mamá estaba en el Café, junto a su empleado Emanuel. Yo corrí a tomar las llaves, salí de la casa y me dirigí hasta allá.
Al llegar, entré y miré todas las mesas hasta encontrar la de Eliezer. Me dirigí a él y tomé asiento.
– ¿Y bien? – Dije al sentarme.
– Se dice buenas tardes, maleducada – Contestó. Yo me ruboricé un poco.
– Ups, lo siento Eli, es que estoy muy ansiosa.
– Vale, vale, ya relájate – Abrió su Laptop y la encendió. Tuvimos que esperar unos minutos para que iniciara sesión.
– Bueno, mientras, yo le pediré una malteada a Emanuel.
– Que sean dos por favor – Dijo mientras miraba la pantalla de su laptop.
Fui a la barra y saludé a Emanuel y a mi madre. Lo extrañó fue que en la vitrina del mostrador estaba el tan prestigiado pastel de ciruelas de Joshua. Parece que mi mamá lo tomó para hacer comercio, y eso también significaba que Joshua había estado por estos lados.
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El Dolor que me llevó a tu Camino
Novela JuvenilAlegre, sabia y querida, esas eran tres palabras que definían a Liseth, una jovencita de dieciséis años con el sueño de convertirse en una gran Psicólogo para ayudar a muchas personas. Siendo hija de pastores, quería servirle a Dios y llenars...