Capítulo XIX

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— Buenas tardes, señorita Hartland.

— Profesor Dumbledore —la muchacha se sentó frente al escritorio del director de Hogwarts.

— Un placer tenerla aquí, ¿dulce? —invito sacando una charola de pequeños dulces...

— ¿Son dulces muggles?

— Claramente —sonrió Albus, quien tomó uno y se lo llevaba a la boca— De cajeta, un muy buen dulce para los días de invierno, ¿no cree, joven Hartland?

Ella asintió sin mucho que decir, tomo  un puñado de dulces y los guardo en sus bolsillos.

— Ha engordado un poco, _______ —ella rió bajito—. La última vez parecía estar hecha de hueso y un forro de piel moribunda.

— Gracias profesor, tuve que comer mucho para llegar a esto y aún así me falta mucho que subir —dijo ______, el ambiente estaba animado.

— Pero parece ser que no ha podido dormir estos días, ¿me equivocó? —el profesor de inclinó con los ojos escondidos en esos lentes de media luna.

— No se equivoca, señor —murmuró bajito—. Por cierto, las clases de oclumancia van a la perfección.

— Pero apenas si lleva tres días de clases —el mismísimo Albus se encontraba sorprendido.

Ella se encogió de hombros.

— Es lo suficiente para mí.

— Usted es toda una Rowena Ravenclaw —sentenció Dumbledore, pero sus ojos habían cambiado a unos tonos más oscuros.

— Se lo que me va a preguntar, profesor. Y sí, lo ví, vi la muerte de Cedric Diggory el día en que caía desmayada. Pensé que solo era un sueño, pero me di cuenta que...

— Tu don se había desarrollado y te regalo el último suspiro del joven Diggory. —Completo el profesor quien se levanto enseguida y le dió la espalda a ______, se veía que reflexionaba—. Lo curioso aquí, jovencita Hartland, es que usted no es como su madre, excelente bruja por cierto, pero no tanto como para controlar sus dones como usted lo hace, ¿no es así?

— Es, sencillo, es... es como si estuviera con un interruptor que pudiera usar cuando quiera, es extraño, solo...

— Lo pide y se le otorga la visión —volvió a complementar los pensamientos de Hartland—. La hace todavía mas valiosa.

— ¿Para Lord Voldemort?

— Para Lord Voldemort —confirmó Dumbledore—. El no tardará en darse cuenta de tu don, tiene de donde conseguir toda la información necesaria, _______ debes cuidarte más que nada en estos momentos. Lamentó informarle, que su padre y yo hemos concordado en dejarte en algún lugar seguro y que nadie conozca mucho...

— ¿De que habla? —dijo sorprendía ______, su mente viaja al mil por hora, ¿no regresaría a casa? ¿tan peligroso era estar con su familia?

— Mi hermano Aberforth Dumbledore a accedido en cuidarte estas vacaciones en el pueblo donde vive.

— ¿Donde es eso?

— Hogsmeade.

Estaría cerca del castillo pero lejos de su familia, ella miro hacia la ventana pensativa, si ella no se protegía estaría al merced del señor Tenebroso para darle una mayor ventaja a su victoria, tratando de evitar no sentir miedo en sus venas y no tener la sensación de que alguien la miraba a la nuca siguiéndola.

— E-esta bien —susurro _______.

Lamentaba que este verano tuviera que ser uno de los más tristes, seguido del siguiente año. Ella sabía que la guerra se acercaba más pronto de lo que el agua resbalaba entre sus dedos.

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