Capítulo Tres: La visita imaginaria

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Como todos sabrán, París es mi ciudad natal. Dudo que Alette nunca lo mencionara, dado que hace unos meses le di aquella poción de... Va, que esto tal vez sí sería conveniente no decirlo. El punto es que no me sorprendería que se la haya pasado hablando de mí debido a que, como ya les comenté, yo sí tuve cartas en el asunto.

El punto es que llegar a París fue terrible. Los recuerdos se amontonaron en nuestro antiguo apartamento, sitio que había elegido Rednax para nuestra base debido a su posición clave cerca de tres posibles bases que Xander habría elegido. Por fortuna, yo no podía sentir nada. Ni nostalgia, ni tristeza, ni dolor. Nada. Sin embargo, el ambiente cálido del lugar sí me provocaba ápices de alegría.

—El resto de tu equipo llegará como dentro de media hora. Lo que sí estará aquí en diez minutos son los equipos de entrenamiento y la artillería. ¿No ampliarías el lugar? —me ordenó Rednax. Sí, sé que al leerlo parece una pregunta amistosa, pero créanme cuando les digo que no lo fue.

This space quite small for me is, three times bigger shall it be —recité, arreglando un poco el hechizo para un mejor resultado.

—¿Con rima y todo, Jack? —preguntó una voz desde la cocina.

En cuanto volteé, la figura de mi hermana apareció. Sus ojos centelleaban como siempre y su sonrisa revoloteaba con emoción en su cara.

—Me voy a investigar las distintas habitaciones, Jackson —dijo Rednax antes de abandonar el lugar. Aclaremos un punto: él no veía a mi hermana.

Siempre que algo me recordaba a mi familia, alguno de ellos aparecía de la nada. Producto de la imaginación de mi mente, claro está. Sin embargo, su compañía no me venía nada mal, y no iba a desaprovechar los cinco minutos que mi mente me ofrecía en mirarla ahí parada hasta que desapareciera.

—Gisèlle —exclamé antes de correr hasta ella y abrazarla.

—Jack —repitió ella mientras nos separábamos —. ¿Qué pasó últimamente que quieras hablar conmigo? —me preguntó ella, genuinamente interesada, como lo había estado todos los años anteriores. Nos sentamos en el sillón y empecé a hablar.

—La chica que me gusta no quiere verme ni en figurita. Ella no entiende que debo salvarte, Gis. —Mi hermana asintió y rodeó mi hombro con sus brazos.

—¿Cómo es ella, Jack? —cuestionó, apoyando mi cabeza en su hombro con sutileza.

—Es muy inteligente, y es súper linda. Es fuerte y poderosa y asombrosa. Logró vencer mi poción de enamoramiento, Gis. Se ve que yo no, porque no puedo parar de pensar en ella. —Mi hermana asintió y peinó mi pelo con la inconsistencia y la sutileza de toda la vida, aliviándome con cada caricia.

—¿No deberías dejarnos ir, Jack? Seguir adelante, ser feliz. ¿No quieres eso, Jack? —Y así, dejándome con el triple de dudas que tenía ya de por sí, mi hermana desapareció. Unos segundos después, tres toques en la puerta se escucharon por el apartamento.

—Artillería —se escuchó. Me levanté del sillón y, aún algo tocado por las palabras de mi hermana, abrí la puerta.

—Todo al tercer cuarto del lado izquierdo —ordené, molesto por la interrupción. Lo que hubiera dado por un minuto más con mi hermana...

—Sí, señor —respondieron todos los trabajadores mientras dejaban las armas en el búnker.

—El lugar no está nada mal, Jackson. Come algo antes de que te desmayes, chico. No me servís de nada muerto. ¿Ulertu?

Un dato interesante sobre Rednax: él amaba usar palabras vascas en sus oraciones. Era por eso que me había obligado a reclutar a Vanessa Aznar, una maga que encantaba en vasco. Me había venido de perlas un encuentro entre ella y la Elegida, en el que Gemma había venido de la mano de Carter por un pasillo. Las cámaras de seguridad, Elegida. Para la próxima.

Después de tres sándwiches y dos Pepsis, mi celular vibró en mi bolsillo. Lo saqué, confundido, y abrí el artículo urgente de Pluma Anónima, una famosa periodista del Reino Mágico, acerca de la Elegida.

—Eso sí que es interesante, Rednax —le dije al libro antes de empezar a leer.


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¡Hola, lectores! ¡Muy buenos días!

Para quienes no estuvieron pendientes de mi perfil, lamento el retraso. En un error de cálculo escribí todo el capítulo cuatro en vez del tres, motivo por el cual tuve que ponerme a escribir esto recién. ¡Como sea, espero que les gustara el capítulo! Sé que es corto, pero es porque el que sigue se pasa de contenido.

¿Pluma Anónima? Personaje recurrente en todas las demás historias, secundario siempre (o eso les haré creer...). Teniendo en cuenta que todos los libros tratan de problemas y su trabajo es reportarlos, ella siempre estará ahí.

Sabrán más de ella en el próximo capítulo, donde se explica muchísimo mejor su trabajo y su vida.

¡Creo que eso es todo por hoy! Gracias por leer. Si les gustó el capítulo, ¡no duden en votar y dejar sus comentarios!


¡Nos leemos en el próximo capítulo!


Pluma Anónima

Lo siento, no iba así.


.Mechitas.

PÉRDIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora