Capítulo Veintitrés: Estrategias fúnebres

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            Los entierros no eran mi primera opción para pasármela bien un martes a la mañana, te lo aseguro. Sin embargo, ahí me encontraba aquel dos de enero en el que fue tu funeral; intentando no derrumbarme frente a tus tíos y mi acompañante.

Todos mis amigos se habían ofrecido a ir conmigo al funeral. Sin embargo, solo había una persona que sabía que debía llevar; y, para mi mala suerte, tenía denegada la salida del Reino Mágico.

Después de pedir todos los permisos necesarios (que conseguí solo por ser la Elegida, y porque podía tener a esta persona a cargo con la condición de que le pusiera una pulsera anti hechizos, tatuajes mágicos y poderes especiales), fui hasta su casa, le puse la pulsera y no esperé una respuesta antes de agarrarla y llevarla hasta el obelisco del Reino Mágico.

—Ni que fuésemos amigas como para que me llevaras a pasear. ¿Tengo que recordarte que tengo denegada la salida del Reino Mágico? —preguntó ella tan borde como su enemiga me había advertido.

—Completé formularios y firmé papeles por dos horas, no me hagas arrepentirme —le advertí.

—De todos modos, ¿por qué haces esto por mí? Intenté matarte un par de veces, arruiné tantas de tus operaciones que ya ni las cuento y hasta te robé a tu novio; ¿por qué me llevas a su funeral? —Sus rizos castaños ondeaban en el viento con tanta gracia como los de una modelo de aquellas revistas que Gemma amaba, y noté la extraña belleza que viste en ella. Jane era la perfecta combinación entre bondad y peligro. Me recordaba a Lady Macbeth, pensamiento que me hizo reír. A ella le hubiera ido bien la persuasión, Jack.

—Porque fuiste la última persona con un vínculo emocional con él. Llegaron más lejos que yo, y no puedo dejar que te pierdas un último encuentro con aquel chico que tanto quisiste. —Ella me miró de una manera que Melinda había prometido que no era posible: agradecimiento.

Lo que siguió es algo que Melinda pagó para que uno de los informantes de Pluma Anónima que justo se encontraba en la zona le diera una copia de ese momento en fotografía: Jane Wells me abrazó.

No robó ninguna de mis pertenencias, no pegó ningún cartel de mi espalda y no, no me apuñaló o desmayó. Solo me dio un apretón suave y rápido entre sus brazos, y me pregunté qué llevó a Jane a atacarme las veces anteriores. Probablemente cayó bajo tu persuasión, probablemente se enamoró de vos, probablemente solo quería pelear contra Melinda. No podía decirlo con seguridad, pero la segunda opción parecía ser la más acertada.

Abrí las puertas de la A.D.E.M.P. y esperé a la adivinanza, pero las puertas tenían otros planes.

—Elegida, feliz 2017. Este año las puertas serán abiertas con un nuevo sistema: deberás completar tres refranes correctamente y decir cuál sería el refrán correcto para una situación o una respuesta. Comencemos. ¿Quién te dio vela...? —Un recuerdo rápido inundó mi mente. Gemma discutía con Nick sobre alguna idiotez y yo quise intervenir para dar mi punto de vista. Ahí fue cuando Gem me preguntó quién me había dado vela...

—En este entierro —contesté.

—A quien madruga... —Fácil.

—Dios lo ayuda.

—Al mal tiempo...

—Buena cara. ¿Cuál es la situación?

—Alguien te cuenta un rumor o algo que ya sabías o era obvio. —Esperaba que valieran refranes argentinos, porque no mucha gente respondería como yo lo hice:

PÉRDIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora