Capítulo Quince: Recordando visiones

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            Cómo extrañaba la normalidad de mi vida en la Academia. No estaba al borde de la muerte, no tenía a un loco pisándome los talones, no estaba por morir. Cenar con Chris me recordó todo eso, todo a lo que quería volver. Ahí podía ser yo misma; esa Alette que no está cien por ciento segura de sus actos, que es demasiado impulsiva y que no piensa sus palabras antes de decirlas.

—Te ves increíble —me halagó Chris, sonriente.

—A vos increíble te queda corto —contesté, agarrando su mano y entrelazando sus dedos con los míos.

—No me avisaste que venías, tuve que enterarme por Gem —me recriminó.

—No quería interrumpir tus vacaciones, parecías muy emocionado por venir a París y no quería sacarte eso.

Chris depositó un suave beso en mi mejilla antes de que nos sentaran en nuestra mesa. Chris tiró levemente de las mangas de mi tapado, arrastrándolo y entregándoselo al mozo, para posteriormente correr mi silla y acomodarme en ella.

—Gracias. —Él hizo una seña para que le restara importancia y se sentó frente a mí.

—¿Qué tal la aventura por ahora? —me preguntó, al parecer genuinamente interesado.

—Agotadora, pero bien. ¿Te conté sobre nuestro robo al Louvre? —Chris negó y le conté la historia.

—No te creo, ¿¡Julio Verne era un elegido!? —Sí, eso fue lo primero en lo que cayó Chris. Algo que deberían de saber de él: tiene una fascinación sobrehumana con Julio Verne. Ama con toda su vida a ese hombre. Me arriesgaría a decir que es su autor favorito, pero él siempre decía que lo era Pegaso Oscuro por el tema del anonimato; le encantaba hacer teorías, aunque ya planeaba presentarlo con Caden cuando tuviera la oportunidad.

—Lo era, y por su aventura se perdió el nacimiento de Michel. —Los ojos de Chris me miraron en pánico y reí, feliz.

—Estas muy feliz teniendo en cuenta que estás por morir —comentó él, sonriéndome. Mi respuesta fue automática, directa. Hasta yo me sorprendí por ella.

—Vos me hacés feliz, Chris. —Le sonreí y bajé la mirada, algo avergonzada.

—¿Qué otros elegidos famosos hubo? Además de los de la clase de Elegidos a través de la historia, que veo que está algo incompleta.

—Eso o solo cursamos un trimestre de ella hasta ahora, Davis —le respondí. Él me sacó la lengua y lo miré divertida.

Nos pasamos gran parte del resto de la velada contando anécdotas divertidas de nuestras familias debido a una familia a la que vimos saliendo del restaurante. Le conté de la vez que Lottie aprendió a andar en bicicleta, de cuando Adrien se cayó del caballo en su primera clase de equitación y de cuando mis hermanos llegaron al Reino Mágico. Chris, a cambio, me contó historias de su familia. De cuando su hermana Rory lo hizo ver Enredados (que se terminó convirtiendo en su película favorita, y que quedamos en ver cuando volviera al Reino Mágico ¿Qué? Una "cita" con Chris era una buena motivación por la que no morir mañana), cuando su mamá le leía Veinte mil leguas de viaje submarino, cuando su papá le enseñó a jugar al soccer.

Chris sacó su billetera y le hice una seña negativa, a lo que él me miró nada convencido.

—Es una cena de negocios, la paga el Reino Mágico —le conté para convencerlo. Él negó y no dio el brazo a torcer hasta diez minutos después, cuando le aseguré que lo dejaba pagar la próxima vez.

PÉRDIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora